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Cristian

No sabía de qué forma afrontar la situación. Solo sabía que era como dejarte morir lentamente sin llegar a sucumbir.

Dolía.

Era un dolor amargo arraigado en el pecho, mucho más intenso después de saber que ella, me quería.

Me quería.

Alexandra estaba enamorada de mi, de una forma limpia y pura, como yo siempre, en el fondo, lo deseé.

Y eso debería ser suficiente, debería satisfacerme de manera que no necesitase más de ella, de forma, que pudiese dejarla ir, y dejar de ser un maldito egoísta.

Apagué el sexto cigarrillo sobre el cenicero, justo a mi lado, el techo estaba lleno de humo y apestaba a tabaco, tenía una barba de una semana y mis ojos lagrimeaban porque sí.

No había comido desde entonces.

Killer parecía ausente respeto a Alexandra, no me decía nada, se habían acabado las súplicas por matarla, maltratarla, herirla, hacerle daño, etc... Y eso estaba bien. Pero tenía otro problema, mi corazón.

''Mi corazón''

¿Tenía yo de eso?

Tenía que irme a cinco horas en avión para darme cuenta de que sí.

Este no dejaba de latir por Alex, suplicándome que le hiciese una llamada, haciéndome mirar el móvil a cada instante por si acaso, ella se atrevía a decirme algo.

¿Cómo me iba a escribir si no tenía mi teléfono? Era idiota, pero la desesperación jugaba malas pasadas.

Mis conversaciones con mis padres se habían minimizado, mi madre, como siempre, insegura y preocupada por las locuras que fuese capaz de cometer, mi padre, también como siempre, comprensivo en mi situación, ofreciéndome su ayuda ante cualquier adversidad.

Pero en esto no podía ayudarme nadie, estaba ahogándome en un pantano de mierda y con total sinceridad, no deseaba salvarme, ni salir a flote.

Necesitaba quedarme sin aire, cerrar los ojos para siempre, agotar mi existencia y que ella, fuese libre de esta locura que se desató en mi mente el día en que la conocí.

Aunque, mis sentimientos siempre fueron puros al principio, todo se fue volviendo tóxico, mucho más, cuando empezó a vivir con nosotros.

Y todo  terminó así, con un adiós para siempre.

Adiós a mi hogar, adiós a mi familia, adiós a mi carrera, adiós a todo lo que había construido durante tantos años, adiós a ella.

''Un sacrificio demasiado noble para un monstruo como tú. No te pega nada.''

—Vete a joder a otra parte, Killer.

''Si hubiese posibilidad... pero, no puedo salir de tu mente''

Puse los ojos en blanco.

La puerta fue golpeada de forma insistente, con un poco más de fuerza podría ser tirada abajo, estaba en un apartamento de mala muerte por el que pagaba un alquiler ridículo.

Un cuadrado con un televisor que a penas funcionaba, un microondas, una nevera , una mesa y dos sillas, un sofá al fondo y una habitación de una cama individual con el baño justo al lado.

Era el peor barrio que había encontrado, lleno de drogas, prostitución y delincuencia.

Ideal para alguien como yo.

—¿Sí?—Pregunté, abriendo lentamente para observar a mi inesperada visita.

—¿Cristian Miller?— Dos hombres trajeados de forma elegante me observaban con cierta preocupación.

CRISTIANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora