#2 Roma

Capítulo 4

Capítulo 4

◇━━ Romy ━━◇

       El cuarto de Luna es un lugar hermoso, diferente, acogedor, totalmente parecido a ella. Tiene la misma posición que el mío, eso me da una idea de qué cosas puedo colocar, para que deje de ser solo un montón de cajas apiladas, una cama fea y ropa en el piso.

      —Me gusta este lugar —le digo cuando entra, me paso un refresco.

     —Gracias, lo fui acomodando poco a poco, Google es un gran decorador —me guiña, sonrío en respuesta y tomo una foto de su mesita.

     —Linda foto.

     —Gracias, fue en unas vacaciones de niña, íbamos a ser mamá y yo, pero mi papá se coló —sonrío levemente, colocándola de regreso en su sitio—. ¿Qué hay de ti? ¿Tienes fotos con tu familia que podamos usar en tu cuarto?

     Me quedo pensando en eso, traje conmigo las cuatro imágenes que veía en mi mesa de noche cada mañana, pero no estoy segura de querer seguir observándolas.

     —Creo que tengo una, de mis padres.

    —Emm... de acuerdo, mejor pensamos luego en eso, ven conmigo.

      La sigo fuera del cuarto, hay una escalera en una parte de techo falso que lleva a una azotea, increíble, qué buena ventaja del apartamento. Y la han aprovechado, tiene algunas plantas, flores y sillas de extensión. Ella se ubica en una y yo en la otra, conversamos por un rato largo, hasta hacerse de noche.

     —Tengo frío y hambre, deberíamos bajar —se pone de pie.

     —Luna.

    —¿Sí?

    —Yo... —lo medito un momento— disculpa la molestia, pero ¿podría quedarme un rato más en tu casa?

    —Claro —se acerca a mí— ¿pasa algo?

    —No, solo no quiero volver a casa aún —alza una ceja, espera que le diga más, rayos— mi madre regresa hoy, y aún no me gustaría verla.

    —Oh, ¿estaba de viaje o algo así?

    —Algo así, pero la última vez que la vi no estuvo muy bien, así que no quiero verla —respondo mientras bajamos.

    —Bueno, puedes quedarte a cenar, pero igual tendrás que enfrentarla Rom —sonríe levemente, asiento—, bueno ven, ¡quiero una pizza!

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      Salgo tarde de su casa, alrededor de las 11:00 de la noche. Cada escalón, de regreso a mi apartamento, es tortuoso, no sé de qué manera lucirá mi mamá, siquiera como lograré mirarla.

      Abro la puerta, todo está apagado, quizá me he salvado por el día de hoy. Camino directo a mi habitación, entro con cuidado y me trago un grito al ver a mi mamá sentada en mi cama.

         Luce mejor, ha recuperado peso, su rostro sigue teniendo la mirada triste y quebrada, pero se siente presente, no ida como la he conocido toda mi vida. Sus ojos se posan en mí y logro ver el rastro de sus lágrimas.

      —Mamá —susurro—, ¿qué haces aquí?

      Pensé tantas veces como tratarla cuando la volviera a ver, y realmente deseo con toda mi alma estar molesta con ella, pero muy en el fondo no puedo, solo con verla... ella... Ella es mi mamá, cómo podría odiarla, cómo podría dejar de amarla, no importa lo que haga.