Capítulo 6

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Capítulo 6

◇━━ Romy ━━◇

       A veces siento que una nube negra estuviese a mí alrededor constantemente, esperando un pequeño detonante para desparramarse sobre mí y ahogarme.

      Cuando eres adolescente, las personas suponen que las cosas que sientes, son solo emociones de la edad, minimizan lo que tienes en el alma, lo que en realidad te está destruyendo, y lo ponen como una pequeñez de mocosos sin experiencia, que no saben lo que es sufrir, porque no son adultos.

      Porque es muy fácil para el adulto denigrar al joven.

     Se sienten grandes y maduros, los únicos capaces de sentir y pensar cosas reales, los únicos que tienen verdaderas responsabilidades, y ahora saben todo en la vida.

       Solo crean modelos iguales, etiquetas, patrones y por eso cada vez hay más suicidio, más embarazos no deseados, más anorexia, más acoso, más chicos fumando, drogándose, siendo promiscuos, más sida. Porque nadie se detuvo a pensar que lo que ellos sienten es real, que sufrimos, lloramos y gritamos, sin nadie que nos mire, sin nadie que nos escuche, sin nadie que nos tome en serio, hasta que pasa algo malo y comienzan a buscar culpables, cuando la verdad es que todos han dejado su grano de arena en el caos emocional de los pobres jóvenes inexpertos, que llegan a este mundo con la piel expuesta a un jardín de cactus.

      No sé que está mal conmigo.

      Desearía poder contarle a alguien lo que pasan por mi mente, las agonías que siento y que detonan con cosas sencillas desde que soy una niña, sensaciones que me hacen querer cerrar los ojos y gritar hasta perder la voz.

     Debí haberme ido del club a mi dormitorio en el momento que salí. Pero el sonido del mar a distancia me atrajo demasiado, aunque vivo aquí en San diego desde hace más de un año, muy poco me acerco al mar, fue tortuoso volver a tenerlo tan cerca.

      Perdí la noción de tiempo una vez que me senté en ese muelle. Quizá nunca pueda explicar la sensación de dolor o nostalgia, es lo que más me duele y me molesta, no entender por qué me siento así con determinadas cosas, solo es como una mecha que se enciende de repente por más bien que esté, o por mejor que sea el momento, algo muy tonto logra arruinarme en cuestión de segundos.

      A veces, puedo pasar los mejores días, y siento pánico de llegar a casa porque posiblemente me sentiré terrible y me desplomaré a llorar bajo la ducha, lamentando el haber sonreído tanto durante el día.

       Me sentí abrumada y aliviada cuando Ezequiel llegó, ya que no controlo a mi cuerpo cuando estos episodios ocurren y me da miedo hacer una cosa estúpida, ya no me lastimo tanto la piel como hace unos años, pero aún estoy a riesgo de volver a eso, por eso, intento no estar sola tanto tiempo.

      Los primeros meses aquí fueron espantosos, un día estaba sola en mi habitación y...

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       Me siento en el suelo del cuarto, la universidad se encuentra tan silenciosa, parece que todos se han ido a casa por el fin de semana, detesto estos días "festivos", solo me recuerdan que no tengo a donde ir.

       Cierro los ojos abrazando mis piernas contra mi pecho, meciéndome hacia adelante y atrás, dejo correr las lágrimas silenciosas por mis mejillas, parecían ansiosas por brotar de mí.

       Comienzo a trazar el patrón de mis piernas con las uñas, cada vez lo hago afincando más, viendo las líneas rojas, marcarse y volver a desaparecer una y otra vez. Mis pensamientos comienzan a hacerse más fuertes, como un montón de radiación comiéndose mi mente dolorosamente, siento el vacío construyéndose en mi pecho, el pánico ante el deseo intenso de hacerme daño.

#2 RomaOnde histórias criam vida. Descubra agora