#2 Roma

Capítulo 11

Capítulo 11

◇━━ Romy ━━◇

       ¿Por qué mis ojos se están abriendo?

      No...

     He vuelto...

      Parpadeo un par de veces, hay una tenue luz de lámpara junto a mí, creo que estoy en una habitación, pero definitivamente no es un centro médico, al menos no lo parece, no hay nada conectado a mis brazos, no hay dolores insoportables, solo un sentimiento de cansancio y debilidad como nunca lo sentí.

       Ni siquiera estoy en una cama, es un sofá, un cómodo y pequeño sofá viejo, me siento en él, tratando de descifrar donde me encuentro, no conozco este lugar.

       Junto a la lámpara hay una hoja doblada con mi nombre, la tomo despacio y comienzo a leerla. 

      "Cálmate, respira, cierra los ojos, frunce tu ceño como muestra de dolor, deja correr lágrimas y no pienses nada, no tienes por qué pensar en todo.  Abre los ojos a la realidad, existes, triste, pero estás, luchando, pero estás aquí.

      Sé que buscas esos pensamientos negativos, no es por sentirte bien, es querer tener motivos de estar triste cuando no es necesario estarlo. A eso le tememos, no tener la agobiante sensación de tristeza, porque los episodios felices solo duran poco y condicionan tu mente para la próxima llegada a tu cuarto, donde te encerrarás, tomarás tu almohada y te ahogarás en llanto, sin que nadie se dé cuenta, ni los más cercanos, ni los que conoces.

     Sé que es triste no tener una razón para estarlo, frustra estar en una condición sin conocimiento de lo que sientes, solo ese extraño dolor fundiéndose en tu pecho. Bonita, si quieres hundirte, busca más pensamientos agobiantes, pero si quieres salir del hoyo, puedes hacerlo, es tu decisión.

     No te doblegues...

     Tu mente juega fácil contigo, cuando en realidad, no tiene que ser así, es la actitud con la que afrontas las cosas.

      Ayer vi el techo, vi como podía una imitación exacta de mí, subirse a una silla y colocarse la soga al cuello con lágrimas en los ojos y vi las consecuencias de ese acto, las cartas que escribiría a cada uno, me fundí en lágrimas, y vi como trasmití dolor a los que amo, les dejé mi carga, fui egoísta.

       No permitas que cosas tan diminutas, ni cosas tan grandes, te roben las ganas de vivir, simplemente vive y goza el momento. Mi mejor amiga me dijo una vez que hay que aprovecharlos ahora que están aquí, porque mañana se irán, si ya lloraste, limpia tus lágrimas, no las acabes todas, recuerda dejar algo para otra ocasión.

       Mientras vivamos, sufrimos, nos rompemos, nos sanamos y ten la certeza que te vas a caer y romperte de nuevo, pero sanarás, lento, pero seguro y eso te hará mejor persona, eso te conectará de una forma especial con el resto del mundo. 

       No tienes que responder esta carta, no tienes que decirme absolutamente nada de esto, pero llévala contigo y léela cuantas veces lo necesites". 

       Atte. Ezequiel. 

        Ya no hay lágrimas en mi rostro cuando termino de leer, todas han sido depositadas en el suelo de este pequeño y viejo cuarto. 

       Él me entiende...
       Él me salvó...
       Él también ha intentado dejar este mundo, o al menos lo ha pensado...
      No estoy sola...