Capítulo 8

76 8 0
                                    

Capítulo 8

◇━━ Romy ━━◇

       —¿Te llevo a tu residencia? —pregunta mientras arranca el auto.

     —No, Luna da clases de baile a unas calles, me quedaré con ella; cruza por acá —asiente.

     —Gracias por la ayuda.

     —De nada, obtuve oreos, valió la pena —sonrío—, gracias por acompañarme al centro.

    Asiente. —Te conocí más y logré que terminaras sonriendo —me mira—, valió la pena —me guiña.

     Idiota encantador, sonrío un poco, dejando los ojos en blanco, no quiero que me vea colorada, me molesta que tenga ese efecto en mí, así que me bajo a prisa del auto.

     —Adiós, gracias.

      Asiente de nuevo y sigue su camino.

      Me encuentro con Luna en la academia, me ofrece cenar en su casa, pero me siento agotada emocionalmente, necesito ir a darme una larga ducha.

      Clay se encuentra parado frente al auto de Mish en mi residencia, camina de un lugar a otro hablando por teléfono. El carro sigue encendido, así que me acerco a él, Mishaal baja el vidrio del piloto, mirándome a los ojos, coloco mis brazos en la ventana acercándomele.

     —Hola, muñeco —sonrío.

     —Eso es muy barato, Rom —intenta no sonreír, eso significa que está de buen humor, algo no usual.

     —Romy querida —Clay pasa su brazo sobre mi hombro, lo golpeo en broma, haciéndolo sonreír y soltarme.

    —¿Qué hacen aquí?

    —Espero a Saige, pasará la noche en mi habitación —sube ambas cejas sonriendo.

    —Asco —niego—¿y tú que, estarás trabajando?

    —Sí, estaré trabajando —mira a Clay— ¡Puedes decirle a Saige que sé de prisa, no tengo toda la noche! —espeta.

     —Ahí viene relájate.

     Me alejo de la ventana. —Chao, compañera— deja un beso en mi mejilla y sube al auto.

    —Pórtate bien —le advierto a Mishaal.

    Me mira de forma pícara, sonriendo. —Buenas noches, criatura.

    Dios es bueno conmigo, sacó a Saige de aquí, no es que tenga algo contra ella en sí, simplemente es del tipo de persona que no puede comprender a alguien como yo, así que prefiero evitar sus preguntas y juicios.

     Me meto en la ducha en paz, y tomo un baño largo, me coloco bajo la regadera y dejo que mi cabello cubra mis oídos. Con el agua cayendo a raudales, se crea un efecto de silencio y ruido suficientemente pacífico para hacerme llorar y llorar y llorar, como si todo el día de hoy se drenara a través de mí, nadie puede verme, ni escucharme, no me harán tontas preguntas, solo estoy yo dejando ir mis pensamientos.

      Me siento más tranquila al salir, me arrojo a la cama, secando mi cabello, registro mi bolso y encuentro los paquetes de oreo, dejó tres para mí, gran idiota, sonrío. Enciendo el televisor por un rato, acabando cada paquete.

     Pasa una hora y realmente no tengo idea de lo que estoy viendo, mi mente sigue divagando, en el día de hoy. Él me acompañó, lo entendió, fue increíble, hizo todo correcto, nada que hubiese esperado.

#2 RomaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora