Capítulo 22

49 6 0
                                    

Capítulo 22

◇━━ Romy ━━◇

       Recojo las pinturas para dejar las mesas limpias, han venido menos niños al refugio este día. Sigo asistiendo como voluntaria una vez a la semana, aunque ya casi no tengo tiempo no quiero dejarlos.

       Harmony me vendió el estudio y lo amplié, he iniciado mi propia tienda de diseño y arte, mi meta es que se convierta en una franquicia. Por los momentos mi mayor cliente es Quiet Sounds, diseñé la escenografía de cada video que han sacado, y los acompañé por sus giras como asesora, sus escenarios impresionantes son comentados en las revistas y programas de televisión.

       Han pasado varios meses desde la graduación y prácticamente ninguno de nosotros ha perdido tiempo con sus carreras, cada uno se ha concentrado en hacer realidad su sueño de cierta forma, y nos hemos apoyado mucho.

      Venir aquí me ayuda a mantener un pedacito de mi pasado, de normalidad, de la chica que era hace un tiempo y eso en cierta medida es agradable porque nuestra vida ha cambiado demasiado en muy poco tiempo.

      Casi todos se han ido del refugio, así que termino de cerrar el último estante y escucho la música que llega a mis oídos.

      Hay una mujer cantando, tiene una preciosa voz.

     Me acerco al pasillo para ver de quién se trata.

     —¿Marry?

      —¡Romy! —exclama, la he asustado— no sabía que seguías aquí —dice colocando la mano sobre su pecho.

     —Lo siento, se me hizo un poco tarde.

      —Tranquila —dice, mientras continúa trapeando el suelo.

     —Cantas muy bien, nunca te había escuchado en todo este tiempo.

     —Oh —niega—, no suelocantar ya frente a nadie, solo a veces para mí misma.

     —¿Cantabas antes?

     —Cuando era joven, pero eso ya fue hace mucho tiempo.

      —Pues a los niños les gustan muchos las canciones, podrías ser voluntaria un día, ya tienes años trabajando aquí.

      —Como te dije, ya no canto para nadie —su rostro se enseria un poco.

     —Bueno, es una lástima, debo irme.

     —Adiós, bonita.

     Sonrío y paso con cuidado junto a ella, pero aun así no logro evitar resbalarme, caigo en el suelo como si me deslizara en un tobogán.

     —Oh, por Dios —se apresura a ayudarme—, ¿estás bien?

      Hago una mueca, eso dolió en realidad mucho. —Sí —acepto su mano—, solo soy muy torpe.

      Ella asiente aún preocupada y se da vuelta para recoger lo que se me ha caído, mientras paso la mano por mi golpeado trasero.

     Me fijo en su hombro que se descubre un poco por el movimiento que ha hecho, dejando ver un tatuaje en su espalda, parece la partitura de una canción, he visto ya algo similar.

     Pero no hago preguntas.

      Marry me entrega mis cosas y yo le agradezco, Eze me espera afuera así que esta vez me despido y por un milagro logro llegar a la salida sin volver a caerme.

     —Hola, tú —subo al auto dejando un beso en su mejilla.

     —Hola, bonita, ¿Qué tal el día?

#2 RomaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora