Capítulo 10

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Capítulo 10

◇━━ Ezequiel ━━◇

     Tengo todo listo, nunca me había sentido tan nervioso, con Cam, solo era un día más de trabajo.

     Con Romy, es una gran posibilidad de caos. ¡Rayos!, No estoy concentrado. Aún no sé cómo lidiar con el hecho de que esté aquí y mucho menos que haya venido a mí de primer lugar al volver de su viaje.

     Me siento como el cobarde más imbécil, porque solo le dije lo primero que se me ocurrió para evadir todo lo que sentí al verla de pie allí, luciendo rubia como la pequeña de esa foto, y peor aún, con mi collar todavía puesto.

     Y lo sigue teniendo en el cuello, no sé realmente de qué manera me hace sentir eso, pero debo dejarlo a un lado si quiero que esta tarde no acabe en un desastre.

     Le permito terminar de ver mis bocetos antes de pedirle que se cambie.

     —¿Y tú me fotografiarás?

    —Esperaba me aconsejaras un poco —sonrío con timidez, ella me copia el gesto y asiente.

    —Tienes buen ojo —dice.

     —He leído mucho y practicado, toca hacerlo cuando no puedes pagar un fotógrafo —la recuesto—. Ponte cómoda, quizá te pinte un poco el cabello, necesito crear cierto efecto.

    —Está bien.

      Comienzo mi trabajo, ayer cuando hablé con Julie, en realidad no pensaba que esto fuese a pasar.

     Intento enfocarme, mientras hago los trazos en su rostro. Es como estar pitando en porcelana.

      A medida que voy avanzando hacia su cuello, siento su pecho subir y bajar. Su reacción solo me dificulta más terminar.

     —Estás lista para la primera foto —anuncio.

     —¿Si? ¿Puedo verme?

    —No —sonrío— te verás en las fotos, cuando estén listas.

     —Eso no es justo.

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     —Al fin apareces —entro a la habitación y me siento en su cama, ella parece expectante, emocionada, es divertido—, ¿y bien?

     Sonrío. —¿Por qué tanta prisa, bonita? —me recuesto.

     Golpea mi hombro. —¿Qué demonios dijeron, idiota?

    —Auch —me quejo—, pues normal, les gustó, me dijeron algo así como que... me contrataban.

    —¡Eso es grandioso! —chilla emocionada—. ¿Trajiste las fotos? —asiento, entregándole la carpeta.

    —Dijeron que eres hermosa, que las imágenes eran muy artísticas y expresivas, gracias por ayudarme a editarlas.

     —Pues no fue muy difícil, gracias a Dios no me pediste sonreír.

    —Se hubiese visto falso.

    Asiente. —Me gustan estas dos, creo que ahora tú deberías ser quien pinte mi cabello— sonrío.

    —Son hermosas, pero... —le entrego otra— esta fue la favorita, y es mi favorita, la más simple de todas.

     Solo se ve su cara, esos ojos azules fijos en la cámara, el agua cae por todo su rostro, corriendo el fuerte maquillaje como lágrimas de colores azules y violetas. 

#2 RomaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora