C. 12.

3.4K 172 22
                                    


Separamos nuestros labios al ver que la puerta de casa se abrió. Miro a Ross, quien observa con nerviosismo a Mark.

Bajo la cabeza.
Sabemos perfectamente que no vió nada pero el hecho de habernos besado nos pone los pelos de punta.

Por Dios.
Nos besamos.
Lo besé.

-Ross...

Susurro incómoda.
Ross no me devuelve la mirada, está concentrado en mirar a su padre, quien viene hacia nosotros.

-¿Cómo están?

Pregunta Mark, con una sonrisa contagiosa de oreja a oreja. Sonrío finjidamente.

-Bien- susurro- Fuimos a comer algo al centro comercial.

Mark asiente.
Su mirada se dirige a Ross.

-¿Estas enojado?

Dice Ross con miedo.
Mark niega con su cabeza y palmea el hombro de su hijo.

-Para nada, más bien, si nos disculpas ___________, debo de hablar con Ross.

-Ross no hizo nada malo- digo de inmediato, siento un pellizco de Ross en mi pierna- Yo lo convencí de ir al centro comercial, porque me dió flojera cocinar, él es muy responsable.

Mark ríe.

-No es nada malo pequeña- me dice Mark, con cariño- Macaria quiere hablar contigo, esta en la cocina esperándote.

Asiento, y salgo del auto de Ross.
Lo miro por última vez.
Él no me regresa la mirada.
Frunzo el ceño.

Sintiendo los jodidos nervios en mi corazón.
¿No le gustó el beso?

Ladeo la cabeza.
¿Por qué le tendría que gustar?
Digo, no tuvo que haber pasado nada entre nosotros.

Miro por última vez a Mark y a Ross hablar tranquilamente antes de entrar a la casa y dirigirme a la cocina, donde mamá está hablando por teléfono, al parecer esta pidiendo un delivery de comida italiana.

Me siento en una de las sillas giratorias sin dejar de mirarla.

Se le ve feliz.
Radiante.
Incluso más de lo que estaba cuando papá estaba aquí.

-Mark me dijo que querías hablar conmigo- le digo a mamá, ella me sonríe- ¿Qué pasó?

-Haremos un viaje.

Me estremezco.

-¿Tu y Mark?

Mamá niega.
Sin dejar de sonreír.

-Los cuatro, como familia, Mark, Ross, tú y yo, iremos a México, ya tenemos los pasajes, de aquí a exactamente un mes nos iremos, cuando empiecen las vacaciones de los dos.

Asiento.
Sin discutir.
No tengo ni las menores ganas de discutir con mamá, solo tengo ganas de encerrarme en mi habitación y pensar en todo lo que acaba de pasar.

Ross y yo nos besamos...

-Y quería hablar contigo para preguntarte si te estabas llevando bien con Ross.

La miro, confundida.

-¿Por qué?

Trago saliva.
Nerviosa.
Sintiéndome estúpida, es obvio que mamá no sabe nada de lo que acaba de pasar.

-Porque es posible que los dos compartan habitación- hace una mueca- Obviamente en una cama cada uno.

-¿Y por qué no una habitación para cada uno?

Solo hermanos; Ross LynchWhere stories live. Discover now