C. 39.

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Mark y mamá se acababan de ir a su luna de miel, por dos semanas, dejándonos a Ross y a mí en la misma casa sin la menor idea de que él y yo estamos en una relación. El único problema, es que mi abuela Aurora, sigue aquí, cuidando a nosotros. Su vuelo saldría en dos horas y aún no ha hecho las maletas, estoy segura que con la intensión de quedarse.

Ross me lanza una mirada de desesperación, esta sentado en el sofá de al frente, moviendo los pies rápidamente. Trato de contener mi risa, y observo a mi abuela, que lee el periódico con detenimiento.

-Abuela- llamo su atención- Tu vuelo saldrá en dos horas.

-Lo sé hijita, tengo todo bajo control, ¿por qué no vas con Ross a la cocina a prepararme algo?

Suspiro.
Y le indico con la mirada que vayamos a la cocina, ni bien entramos a esta Ross me da una nalgada.

-¡Pero que jodida es tu abuelita!

Me dice.
Le doy un golpe en el brazo.

-No le digas así aunque tengas razón- suspiro- Siento que se quedará estas dos semanas con nosotros, y es lo peor, ella no hace nada, nos obligará a cocinar todos los días porque dice que así debemos de aprender.

-De todas formas tu nunca haces nada.

Pongo los ojos en blanco.
Acercándome a Ross, quien está sentado en una de las sillas giratorias de la cocina.

-Ese no es el punto Ross- paso mis manos por su cuello- No podremos hacer nada si es que no se va, lo sabes, ¿verdad?

Ross asiente, apretando sus puños y colocándolos en mi cintura. Me atrae hacia él y me deja un beso en el mentón.

-Aunque podríamos esperar a que se duerma y podría ir a tu habitación- susurra contra mi cuello, erizando mi piel- Y podría hacerte una buena...

-¡Ross, no!

Me alejo.
Con intensión de revisar que hay en las gavetas para poder prepararle algo a mi abuela antes de su vuelo. Porque de todas maneras se tiene que ir, ¿verdad? Digo, no ha comprado por las puras un pasaje de 150 dólares.

-Creo que sería interesante.

-Luego hablamos de eso, ayúdame a cocinar algo.

-¿Qué quieres cocinar?

-No lo sé- bufo- Tu eres el experto.

-Hay que hacerle galletas de despedida- se levanta de la silla y se pone detrás mío- Sé hacer las mejores galletas con chispas de chocolate de todo Estados Unidos.

Sonrío.
Amo cuando Ross habla de las cosas que sabe preparar, por más que en este tiempo que hemos estado viviendo juntos haya cocinado solo cosas sencillas, realmente demuestra que sabe más cosas que yo.

Y quiero aprender de él.

Ross con concentración, busca los ingredientes que necesita para preparar las galletas, lo abrazo por la cintura, haciéndolo reír.

-¿Tu? ¿Siendo cariñosa Campbell?

Le beso el hombro.

-Es que eres muy lindo Lynch.

Ross voltea hacia mí, haciendo que quedemos cara a cara, toca mi rostro y me besa los labios como si fuese el jodido fin del mundo, tanto que llega a estremecerme por completo.

Al separarnos, me dan ganas de seguir con aquella acción pero se me es imposible ahora mismo por mi abuela que seguramente sigue bien despierta en la sala leyendo el periódico.

Solo hermanos; Ross LynchWhere stories live. Discover now