C. 19.

3.5K 190 27
                                    


Mi mirada no se aparta de la fogata que hizo Mark junto a Ross hace unos minutos, es de noche y acamparíamos aquí, en carpas.

Sí, por más de haber ya pagado el hotel acamparíamos en la playa gracias a Ross y a sus ganas de dormir sobre arena.

Observo a mamá, quien está sentada sobre un cojín de varios colores, a su lado esta Mark, los dos están hablando tomados del brazo mirando hacia el océano.

Por más que este triste por papá me alegra verla feliz, bueno, de hecho empiezo a acostumbrarme a Mark y a su bonita personalidad.

En el otro lado esta Ross, sosteniendo un palito entre sus manos con un malvavisco incrustado en este, no hemos hablado desde que tuvimos relaciones sexuales, he estado evitandolo de todas las maneras posibles por mis jodidos nervios.

No puedo mentir acerca de lo que pasó, me gustó tener sexo con Ross, pero ahora siento que todo será diferente, siento que esta acción ha destruido el significado de la palabra "hermanastros" para nosotros, y eso me aterra.

Aparto mi mirada de Ross cuando él gira su cabeza para mirarme. Nos la hemos pasado así desde la mañana, a diferencia de mí, Ross sí trató de hablarme, muchísimas veces en todo el día, hasta que se cansó o al menos eso creo, ya que no lo ha vuelto a intentar.

Tampoco es que lo haya estado ignorando completamente, tan solo estoy siendo cortante en extremo con él por lo que pasó. 

-¿Alguna vez haz ido a un luau?

Me pregunta Mark, rodeando el cuello de mamá con su brazo izquierdo.

-No- respondo, abrazando mis piernas.

Comienza a hacer algo de frío, y eso que tan solo son las nueve de la noche.

-Habrá uno mañana por la noche- desvía su mirada hasta el rubio- Sería bueno que vayan.

Miro a Ross.
Quien me devuelve la mirada.
Me sonrojo.

-Esta bien- se adelanta Ross, mostrando un intento de sonrisa- ¿Ustedes vendrán?

-No- responde mamá- Iremos a cenar con unos amigos.

Nuestros padres se miran y se dan un pequeño beso, retiro la mirada de ellos de inmediato. Aún me es incómodo ver a mamá besando a otro hombre.

Mi mirada vuelve a conectarse con el precioso mar de Cancún. Las olas no están para nada fuertes, y la música que nos acompaña gracias a un chico que está con su familia más allá de nosotros, lo vuelve todo más lindo.

Mamá y Mark se levantan, mirándonos algo extrañados, seguramente es por qué Ross y yo no nos hemos dirigido la palabra.

-Iremos un minuto al hotel a traer más mantas- nos informa Mark, tomando la mano de mamá, quien sonríe embobada.

Asiento.
Con la mirada fija ahora en la fogata.

-¡Les comió la lengua el gato!- exclama mamá cuando Mark se adelanta en el camino.

Escucho la risa de Ross.

-Creo que _____________ no tiene muchas ganas de hablar.

Responde, haciendo que me entren unas ganas excesivas de golpearlo.

-¡Socializa hija, me tienes preocupada!

Pongo los ojos en blanco, estoy por responder ante la carcajada de Ross pero no lo hago ya que mamá ya se dió la vuelta para volver al hotel con Mark, que por cierto esta a unas cuantas cuadras.

Sin decir nada, sintiendo aún la incomodidad en mis venas, tomo un palito e incrusto un malvavisco en este para luego asarlo en el fuego de la acogedora fogata.

-¿Por qué no me hablas?

Pregunta Ross.
Con la mirada en mi malvavisco.

-Te estoy hablando.

-No como antes _____________- se pone a mi lado- ¿Es por lo de...

-No Ross- lo interrumpo- Estoy normal, es solo que estoy algo cansada y ya, no pude dormir bien ayer por la película que vimos.

Me excuso.
Ross ríe.
Creo que se la ha creído.

-No daba tanto miedo, exagerada.

-Sí tú dices...- suspiro, sacando el malvavisco del fuego-  Deberíamos de haber visto Barbie en el castillo de dulces.

Volteo mi mirada hacia él, sus ojos brillan, y su sonrisa ilumina todo su rostro. Se ve realmente bien, tanto que hasta siento que quiero besarlo. Agacho la mirada cuando Ross se acerca aún más a mí.

Mi corazón comienza a acelerarse.

-¿Por qué siento que debo besarte _____________ Campbell?

Pregunta, leyendo mis pensamientos.
Trato de no sonreír pero me es imposible.

-No deberíamos hacerlo aquí, hay mucha gente, además, nuestros padres pueden volver en cualquier momento.

La palma de su mano izquierda me acaricia la mejilla, me apego más a esta. Poco a poco la incomodidad comienza a irse de mí.

-Eres preciosa.

Susurra.
Observando mi rostro con atención.
Mis mejillas comienzan a enrojecer gracias a su cumplido, y él se da cuenta.

-¿Crees que podríamos dormir juntos?

Sonrío.

-¿En la misma carpa?- Ross asiente, quitando su mano de mi mejilla- Se darán cuenta rubio.

-No, ya verás que no- me empuja levemente con su hombro- Vamos, dí que sí.

-Es arriesgado.

-Pero valdrá la pena.

-Solo unas horas, ¿de acuerdo?

Ross asiente, y me deja un pequeño beso en la frente, volteo de inmediato para ver el camino por donde se fueron mamá y Mark, no hay moros en la costa.

-Ven.

Susurra Ross, tomándome de la mano con algo de fuerza. Frunzo el ceño, me meto todo el malvavisco a la boca y dejo el palito junto a los demás, luego me encargaría de botarlos donde corresponda para no contaminar la playa.

Sigo a Ross esta que llegamos donde se encuentran nuestras carpas. Me guía hasta la suya sin soltarme de la mano, se agacha para abrirla y me indica con la mirada que entre.

Suspiro.
Mirando hacia atrás.
Entro, llena de nervios y miro a Ross, quien sonríe como si fuese un niño.

-Ross no podemos hacer nada, se darán cuenta cuando vuelvan.

-No haremos nada- susurra cerrando la carpa, observo las cosas que tiene adentro de esta; un ukelele, barritas de cereal y un montón de almohadas y mantas.

Río.
Recostandome sobre las mantas, observando a Ross acercarse a mí.

Sonrío cuando lo tengo arriba mío.

-No podemos hacerlo Ross...

Susurro contra sus labios.
Ross ríe.

-Solo quiero besarte ______________, es todo lo que quiero haces esta noche.

Y sin decir ni una palabra más, une nuestros labios en un beso perfecto.

Solo hermanos; Ross LynchWhere stories live. Discover now