Capítulo Once: Resignación

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Noah

Durante el camino a casa miré a Megan quien todavía estaba cubierta por la toalla pero que ahora mi hechizo ya no estaba.
Ella se aferraba al pedazo de tela azul mientras se recargaba en mi hombro y miraba por la ventana.

Me quise castigar por lo que mi mente pensaba en ése momento, pero me fue inevitable no creer en que John podía tener razón en lo que decía y que Megan de verdad no era hija de Blake. Sino de él y de Emily, ¿Podría ser? Ella ni siquiera lleva el aroma de Emily en la piel, sino el de Blake. Sabía que era así porque yo mismo podía verlo incluso en su aura. Era de color lila, al igual que la de Blake.

Demonios, ¿Por qué dudaba tanto?

Megan conocía a su madre y ella misma me había dicho que no era así, que Emily no es su madre. Todas las pistas eran obvias, ella no es quien creo y tampoco quien todos me hacen creer.

¿Quién es mi Emily?

—El jefe ha estado impaciente y debes saber que está furioso al ver que le fallaste.

Miré por espejo al conductor y negué.

—Tengo la parte del trato que le importaba.

—No hay tratos a medias con Blake Shadow.

Negué y Megan jaló de mi mejilla para hacer que la mirara.

—¿Estás en problemas? —. Dijo angustiada.

—No, princesa. Solo tendré que hablar con tu padre —. Sonreí para calmarla y ella sonrió también.

—Yo te ayudaré, le diré a mi papá que tú me salvaste y que también salvaste a Adán. Él es un hombre bueno y mi papá te va a querer mucho.

—Espero que eso pueda ser posible —. Reí y acaricié su cabello.

La camioneta entró de nuevo al estacionamiento del edificio de Blake y nos detuvimos frente a la puerta del ascensor.
Bajé a Megan conmigo y tuve que guardarme mis quejas acerca de la herida en mi abdomen.

—¿Qué? ¿Quieren que lo lleve también? —. Dije cuando ambos hombres me miraron al abrir la cajuela en donde tenían a Adán—. Tráiganlo. Blake va a querer saber quién es él.

Ambos lo sacaron de la cajuela y él se resistió mucho al ver que estaba siendo llevado como una bolsa de basura.
Todos entramos al ascensor y uno de ellos presionó el botón del último piso, justo en el que Blake de seguro nos estaba esperando. Aunque debo admitir que a mí menos que a nadie.

Cuando las puertas se abrieron, bajé primero y vi a Blake ponerse de pie abruptamente. Casi corriendo a mí.
Trató de tomar a Megan de mis brazos, pero ella se negó y me abrazó con más fuerza haciendo que él se detuviera.

—Meg, él es Blake —la miré y ella me miró también—, es tu padre. Todo está bien, ¿Lo ves? Te traje a casa como prometí.

Megan volvió a mirar a Blake y ésta vez sonrió alzando sus brazos hacía él. Algo que sin duda él no desaprovechó y también estiró sus brazos hacia ella por fin abrazándola.
Haciendo que yo sonriera cuando un suspiro salió de su boca y juro que una lágrima también se derramó por su mejilla. Aunque de inmediato la borró con los besos de Megan.

—Suéltenme —. Espetó Adán cuando lo tiraron en suelo a mi lado.

—Hola de nuevo, sonrisitas —. Sonreí saludando y poniéndolo de pie.

—¿Quién es este?

—Es mi amigo —. Dijo Megan sonriendo mientras miraba a Blake.

—Megan tiene razón —dije sonriente al mirar a Adán—, de no ser por él, sé que Megan se la pudo pasar muy mal en casa de John. Es el héroe de tu hija y la muñeca que me hizo traer.

El Ascenso De Un Alfa ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora