Capítulo Cuarenta Y Uno: Vuelve

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Mara

—¡Mara! 

Escuché la voz de Emily gritar y de inmediato abrí los ojos. Estaba adolorida después de golpearme con algo al caer pero ahora mismo tenía que superarlo y avanzar.
Al principio no vi nada, aunque después me aferré con fuerza a la mano de Emily viendo que ahora mismo yo estaba colgando de ella.

—No te sueltes —. Gruñó para sostenerme.

—Por supuesto que no —. Afirmé casi segura de que la única manera en la que podía sobrevivir era aferrándome a Emily.

Miré en todas direcciones y me di cuenta de que estábamos en la manada solo que ahora yo estaba colgando del techo del centro de entrenamiento. Noah me había mandado a aquí.
Traté de sostenerme de algo cuando noté que Emily estaba sufriendo demasiado al cargar todo mi peso en uno sólo de sus brazos mientras que con el otro se aferraba del borde del mismo para no resbalar. Que las dos cayéramos no era una opción, así que tuve que buscar otra alternativa para salvarnos a ambas de aquella situación. Lo más sencillo sería romper una ventana y saltar, así que lo hice.

—Emily escúchame.

Ella me miró cuando a penas pudo abrir sus ojos debido a los esfuerzos  que ella hacía al sostenerme.

—¿Qué?

—Tienes que soltarme —. Le dije a Emily.

—¿Estás loca? —espetó al verme—, la altura es enorme. Puedes morir y no lo voy a permitir.

—Tienes que soltarme.

—No —espetó molesta—, no te voy a dar la oportunidad de zafarte de esto.

—No moriré, lo prometo —negué—, confía en mí. Te abriré la puerta en un momento.

Ella me miró y dudó sobre lo que estaba por hacer, sin embargo, suspiró en resignación antes de soltar mi mano de una vez por todas para dejarme caer.
Yo no perdí el tiempo y de inmediato salté al interior del centro para salvarme el pellejo, rodé en el suelo lejos de los cristales para así no lastimarme, aunque el golpe en sí había sido doloroso y el abdomen comenzó a dolerme de una manera casi insoportable.

—¡Mara!

—¡Estoy bien! —. Grité cuando pude ponerme de pie y me levanté aún sosteniendo mi cabeza entre mis manos para calmar el dolor punzante que había en ella.

Corrí tan rápido como pude para alcanzar las escaleras que llevaban hacia arriba y en cuanto abrí la puerta pude ver a Emily quien se sostenía el brazo en señal de dolor. El peso que ella había aguantado fue más de lo que pudo soportar y en cierta parte me sorprendió el que ella no me quisiera soltar por nada. No estaba dispuesta a dejarme morir.

—Ven —dije casi sin aliento—, hay que avisar a la manada.

—Estás herida.

Ella se quitó el pañuelo de su cabeza y lo puso sobre la herida que comenzaba a sangrar en mi abdomen. Yo dejé que lo hiciera, sin embargo, todo tenía que ponerlo en un segundo plano porque Noah era mi prioridad.

—No importa, debemos decirle a su familia lo que pasó.

—Vamos.

Ella asintió y ambas bajamos de nuevo todos los pisos para poder salir del edificio. Yo había estado aquí hace tiempo con Noah y supongo que ésa era la razón para que él haya pensado en éste lugar precisamente.
Cuando salimos, Emily corrió a mi lado mientras yo seguía el camino de faroles hacia la casa del Alfa. Aunque no fue necesario llegar a ella para ver como Bastian corría hacia mí.

El Ascenso De Un Alfa ©Where stories live. Discover now