Capítulo Veintisiete: Cambios

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Noah

Semanas después...

—Los planos marchan bien —dije mirando los dibujos en el papel—, pero sigo creyendo que el color que he elegido para los salones no es el más correcto.

Miré al arquitecto y sonreí.

—¿Tú qué propones?

—¿Yo?

—Por supuesto, tú eres el experto y me gustaría saber qué es lo que opinas.

Al principio me miró sorprendido, sin embargo, rascó su nuca y señaló los planos mientras hablaba.

—Creo que iría mejor un tono azul celeste para éstas habitaciones porque son más cercanas al bosque y la luz les caería bien.

—Mejor que el rojo —asentí—, entonces busca que el azul sea un color que te agrade y pinta todas en ése tono.

—De inmediato, Noah.

—Bien hecho, un extraordinario trabajo.

—Gracias, alfa.

—Cuida que todo salga bien y mañana podemos revisar el resto de los pendientes.

Comencé a caminar cuando miré el reloj en mi muñeca y noté que ya iba tarde para ver con tío Jake las presentaciones de los nuevos reclutas de la guardia.
En lo personal aquello no me gustaba, pero debía de asistir para poder ver de cerca a los lobos que quizá podrían formar parte de mi guardia personal. Debía de elegirlos pronto.

Caminé por las calles de la manada y en el camino compré una manzana para ir comiendo mientras veía a los guardias nuevos pasar sus pruebas.
La verdad tenía demasiada hambre, pero al no acabar aún, mi estómago tendría que esperar paciente hasta que por fin pudiera ir a casa sin pendiente alguno.

Cuando llegué al centro de entrenamiento me senté a lado de tío Jake y me sonrió.

—¿Cómo ha ido la construcción?

—Cada vez falta poco para que esté listo el nuevo centro —sonreí—, ¿Qué tal va la cacería?

—Los reclutas son buenos, pero sólo un par ha propuesto su solicitud para ser parte de tu guardia.

—¿Por qué? Me imaginaba una fila más larga.

—Ser parte de la familia Hale no es siempre lo más sencillo —negó—, todos saben que cuando los aceptes en tu escolta vivirán con nosotros. Supongo que no es un plan que un lobo joven y de familia deseé.

—¿Debo optar por ir al orfanato quizá?

—Un lobezno no podría llevarte el paso —. Negó con la cabeza y me entregó las dos solicitudes—. Éste par es particularmente fuerte, son lobos rouge que fueron hallados por tu padre hace años. Han sido cuidados por el refugio de la manada pero creo que ellos quieren una familia.

—Pues que demuestren lo que deseo ver —. Asentí.

Miré ambas fotografías y no me pareció una mala idea conocerlos. Sabía que ser parte de la escolta era que vivirían conmigo o cerca de mí, pero de verdad esperaba que a quien yo eligiera solo hiciera más fuerte a la familia. Desde ahora, ellos serían parte de la familia y velarían por la protección de la manada.

—Traigan a los chicos.

Ambos chicos se pararon frente a mí y los evalué con la mirada primero.
Uno de ellos era muy alto y delgado, quizá creí en un principio que podía romperse, pero aquella cicatriz en su rostro me hizo sentir que era un tipo de temer. Rudo.
En cambio, su compañero, era casi de mi estatura, un poco más bajo, fuerte y de un color de ojos particularmente extraño.

El Ascenso De Un Alfa ©Where stories live. Discover now