Capítulo Trece: Menguante

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Noah

—¡Ánimo, Noah! —gritó Blake para que lo escuchara—, aquí hay un montón de chicas que te miran. Apuesto a que quieren bailar contigo.

Miré a todas las personas que bailaban en la sala de Blake y asentí. Incluso Emily se sentía de ánimos y celebraba bailando entre la multitud mientras que yo estaba sentado en la barra como un renegado.
Mi vaso estaba llena de un licor bastante fuerte, sé que Blake me había mencionado el nombre pero sinceramente lo había olvidado con todo lo que pasaba por mi mente.

—Ahora mismo voy, solo bebo tranquilo —. Sonreí mostrándole mi vaso y el asintió.

—Bien, iré a trabajar. Diviértete.

Lo vi irse a sentar a la parte de afuera con sus gorilas como escoltas.
Creo que, al final de todo, él no iba a permitir que su vida cambiara aún con Megan aquí. Excepto por Adán, quien ahora mismo se encontraba durmiendo a Megan, lo podía escuchar cantando en algún lado del apartamento gigante.

Emily seguía bailando y no me molestaba verla hacerlo. Se notaba lo feliz que estaba haciéndolo en nuestra fiesta de despedida que el mismo Blake organizó para nosotros.
Al cabo de unos minutos, se acercó a mí con una sonrisa y le extendí su vaso para que bebiera.

—¿Por qué no bailas? —. Gritó fuerte para que la escuchara a pesar del inmenso ruido que se escuchaba en mis oídos por la música.

—Estoy bebiendo —. Sonreí y también le mostré mi vaso.

—Es el mismo trago que tenías hace una hora —. Rió tomando mi vaso y bebiendo de él.

—Yo iba a tomar eso hace un momento —. Reí al verla y me tomó de la mano jalándome con ella hasta el centro de la multitud.

—Tienes que divertirte, al menos hoy.

—Está bien —. Asentí tratando de seguirle el ritmo a ella.

Una nueva canción empezó a sonar y por un momento perdí a Emily de vista cuando una chica se puso delante de mí y comenzó a bailar conmigo. Traté de buscar a Emily con la mirada, aunque no pude hallarla y terminé resignado, pero ahora en la pista de baile.

—¡Emily! —. Grité su nombre como último recurso, pero la chica frente a mí me callo con su dedo sobre mis labios.

—Tú debes ser nuevo —. Sonrió dejando sus manos alrededor de mi cuello—. Nunca te había visto por aquí.

—No me gusta catalogar —. Asentí algo incómodo.

—Blake no deja venir a los nuevos a sus fiestas. Debes ser especial —. Ella bajó una de sus manos a mi pecho y admito que eso si no me molestó mucho—. Y yo adoro lo especial.

—Que bien —. Reí incómodo y traté de alejarme, pero de nuevo, me jaló hacia a ella y me quedé.

—Baila conmigo.

La verdad es que pocas veces bailaba así, en realidad, creo que lo hice una vez en mi habitación. Pues esto no es costumbre de hacerlo en la manada.
Y creo que mis pasos no eran los adecuados, pues ella soltó una carcajada cuando moví mis manos frente a mí como mi único paso.

—No, no —. Negó con la cabeza y me tomó de las manos—. Deja que te enseñe.

—Está bien —. Dije dudoso.

Ella pegó su espalda a mi pecho y puso mis manos en su cadera aún dejando sus manos sobre las mías.
Debo admitir que me sentí extraño, pero era más bien como algo nuevo y que de verdad quería intentar.
Finalmente comencé a seguirle el paso, sintiendo como de vez en cuando nuestros cuerpos se rozaban sutilmente. A ella parecía no importarle, pero yo trataba de evitarlo, pues no quería incomodarla.

El Ascenso De Un Alfa ©Where stories live. Discover now