Capítulo Veinticuatro: Soltarte También

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Noah

Cinco años después...

—Levanten más ésa viga —. Espeté señalando a los hombres la inclinación.

Ayudé a subirla con mis poderes.
Sonreí cuando por fin quedó en su lugar y de inmediato los hombres comenzaron a soldarla para que quedara justo donde había planeado.

—Gracias, Noah.

Asentí y volví a mirar los planos para hacer algunos ajustes a las paredes que deseaba tener.

—Quiero que quites esa y hagas una puerta de cristal. Quiero que tenga una gran vista hacia el bosque, es donde los chicos van a entrenar al aire libre —sonreí viendo al arquitecto—, quiero que puedan estar en un espacio tranquilo y que pueda ayudarlos a avanzar en su entrenamiento.

—Sí, Noah.

Asentí dando una palmada a su espalda y mirando el reloj en mi muñeca.

—Debo volver a casa, ¿Estarás bien si me voy primero?

—Por supuesto —asintió sonriendo—, vaya tranquilo.

Alcé mi mano para despedirme de los hombres y volví a caminar de vuelta a casa.

Habían pasado cinco años desde que mi aventura en Chicago terminó. Hacía tanto de eso que ya ni siquiera recordaba el dolor como antes, incluso juro que se había desvanecido por completo y creo que en parte es por la ayuda de Mara. De haberme dado un golpe como su renuncia, ahora no estoy tan seguro de haber sobrevivido a la de Emily.

Pero ella no estaba aquí.

Traté de buscarla y hacer que viniera a mí de nuevo. La llamaba cada vez que podía, pero ella no contestaba o lo hacía su madre.
No podía evitar que ella se alejara de mí pero algo en mi ser quería verla ahora. La pensaba e incluso la soñaba a cada momento, sin embargo, ella no venía a mí y tampoco me buscaba más.

Y sabía que era mi culpa.

—Con cuidado, no vayan a iniciar una guerra —. Dije sonriendo a los niños que iban corriendo por la calle con un par de ramas que usaban como espadas al jugar.

—Sí, Noah.

En fin, ya no pensaba en el pasado y ahora me concentraba cada vez más en el futuro. La manada crecía cada vez más y me estaba encargando de hacer cambios aquí. Ahora mismo estaba construyendo un centro de entrenamiento para los lobos jóvenes que aprendían a manejar sus conversiones así como el manejo de su nuevo ser.
A mi padre le había gustado tanto la idea que no me tomó mucho conseguir su permiso para comenzar con la construcción y ahora mismo faltaba poco para que pudiera ser usado.

Incluso mi madre ayudaba.

De vez en cuando se paraba por aquí y ayudaba con su magia para que los hombres y yo pudiéramos trabajar más rápido. Creo que también le emocionaba la idea de que el centro iba a ser más inclusivo y no solo se usaría por los lobeznos, sino también por híbridos como yo que habitaban en la manada. Cazadores, lobos, brujas y vampiros estaban incluidos en el plan y toda mi familia iba a ayudar con ello. Pues nosotros también enseñaríamos aquí puesto que somos una familia compuesta por muchas especies.

Yo mismo daría clase a los lobos para controlar su poder poco a poco puesto que yo soy el más joven de la familia.
Mi tío Clark y Jake se encargarían de la magia y los cazadores, pues sabía que ambos podrían con ello.
Hasta mi tío Bastian y mi padre darían clases de defensa en sus tiempos libres para ayudar a los chicos a librar batallas grandes como una vez ellos lo hicieron.

El Ascenso De Un Alfa ©Where stories live. Discover now