Capítulo Quince: Cazador Cazado

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Noah

—No puede ser...

Cuando miré por la ventana me sorprendí al ver los edificios tan bellos que había en el lugar. Jamás me había imaginado que habría cosas que se parecieran a mi casa. Mucho menos en París.

—¿Qué? —. Sonrió Emily cuando la miré.

—Es como estar viendo mi casa, bueno, algunas cosas —. Reí señalando un gran mural—. Es como el barda de casa, se parece muchísimo y créeme que jamás había visto algo similar en ningún lado.

—Bueno, es que Chicago no es precisamente igual a esto —. Dijo señalando más edificios—. Esto es Europa, otro continente muy diferente a América.

—He visto los nombres en mapas —asentí—, ahora sé que casa está muy lejos de donde estábamos.

Ella volvió a sonreír y ambos seguimos mirando por la ventana del auto todo lo increíble que había.

Blake había cumplido su promesa, nos había dado todo para que nos quedaremos aquí al menos por una semana. Justo el tiempo que necesitábamos para que pudiésemos encontrar la gran empresa de mis padres y cumplirle a Emily mi promesa. Aunque claro, estaba seguro de que ahora ella vendría conmigo. Ahora solo buscaríamos la empresa de mis padres para contactar con ellos.

Necesitaba hacerles saber que estaba bien.

No podía dejar que más tiempo pudiese pasar sin que ellos supieran la verdad. Tenerme lejos era como un martirio para ellos y lo sabía bien, pero tampoco era seguro que yo los llamara de cualquier lugar, en la empresa había un teléfono especial que no se podía rastrear. Lo sé porque de otra forma, mi madre no lo usaría para hablar con su amigo. No podría hacerlo porque es arriesgado para mí.

Cualquiera me podría encontrar.

—Ahora solo falta encontrar la empresa y llamar a mis padres. Después de eso, por fin volveremos a casa —. Sonreí acariciando la mejilla de Emily.

—Es verdad... —. Murmuró.

Vi que algo cruzó en su mirada, pero no me quise dejar engañar por mi intuición y no pregunté.

—Hemos llegado.

Ambos miramos hacia la puerta gigante que estaba a nuestro lado.
Era realmente increíble ver los detalles que tenía e incluso el gran león que estaba justo en medio y del cual colgaba un anillo.

—Debe ser de Blake —. Sonrió Emily y bajó del auto conmigo.

Yo ayudé al hombre con las maletas y después de que nos entregara la llave. Emily le dio un billete y se despidió.

—Je vous remercie beaucoup.

—¿Ahora hablas francés? —. Le pregunté cuando pasó frente a mí para abrir la puerta.

—Yo siempre he hablado francés —. Rió.

Abrió la puerta y ambos entramos. Sin embargo, antes que la casa, lo que llamó mi atención fue ver que Emily miró a la calle antes de cerrar la puerta con llave.

—¿Qué pasa?

—Solo revisaba que no hubiese alguien extraño mirando —. Sonrió y besó mi mejilla—. No es nada.

—Te prometo que cuando estemos en la manada no tendrás que preocuparte más por esto. Siempre vas a tener a lobos cuidándote —. Le guiñé un ojo—. Y por supuesto yo también.

—¿Así que lobos, he? —. Rió caminando por el lugar.

Yo dejé las maletas en el suelo y asentí caminando detrás de ella.

El Ascenso De Un Alfa ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora