Capítulo Catorce: Pronto En Casa

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Noah

-¿Qué quieres decir con eso, Noah?

-Es que no he podido explicarte todo de mí, pero en verdad quiero hacerlo, quiero que lo sepas.

Dejé de levitar dejándonos a ambos en el suelo y ella dejó de abrazar mi cuello para sentarse conmigo en la mesa que estaba allí.

-Yo no soy un monstruo, tampoco soy algo que hayas visto antes o que tan solo hayas escuchado porque lo que yo soy es solo la mitad de mí.

-¿A qué te refieres? -. Preguntó de nuevo y tomó mi mano.

Ambos estábamos sentados a lado del otro. Por primera vez, sin que ella me odiase o sin que me peleara como es su costumbre.

-Sabes ya que no soy humano -. Asentí-. Yo soy un hombre lobo.

-¿Un qué? -. Murmuró histérica y el hilo de su voz se acabó en la última letra.

-Y un arconte.

-Ok, pausa y regresa -. Negó con la cabeza entre sus manos y me miró confundida-. ¿Cómo es que eso es posible?

-Al menos no piensas que te miento -sonreí conforme del avance-, pero es verdad. Mi familia y yo somos una manada, de hecho, de mí dependen muchísimas personas. Porque yo soy su alfa, o bueno, el siguiente en ascender.

-Dijiste que un alfa es un líder en tu mundo -. Susurró-. ¿Así que eres como un presidente en tu mundo?

-No exactamente pero sí -asentí-, soy algo parecido a eso. Quizá más como un príncipe ahora, pues mi padre es un rey en mi mundo, uno de los más antiguos.

-¿Y por qué no lo dijiste antes? -. Espetó y me tomó del cuello de la camisa-. Pensé que eras un alien o algo por el estilo, como un extraterrestre que perdió su nave.

-¿Un qué? -. Reí negando-. No soy eso, Em. Soy sólo yo.

-Sí, pero ahora sé que eres algo que, aunque no sé qué es, al menos se aleja un poco de la locura que tenía en mente.

Yo tomé sus manos y las besé después de que soltara mi ropa.

-Tienes que escucharme, no debes interrumpirme o no sabrás cómo son las cosas.

Ella asintió y se quedó por un momento tranquila.
Yo la miré contento al menos de que estaba progresando y ella no me temía más. De hecho, su reacción era mejor de lo que había pensado.

-En mi mundo, un alfa siempre está acompañado por su pareja el resto de su vida -murmuré siendo cauto con lo que le decía-, y a ella se le llama Luna. En honra a la diosa que nos ha creado.

-¿A la qué?

-Diosa -negué-, escucha, Em. Tú eres eso para mí, cuando yo ascienda como el nuevo alfa de mi manada, tú debes estar ahí porque tú eres mi mitad. Mi luna.

-¿Dices que me haz elegido para hacer esto? -. Murmuró confusa.

-No, digo que te encontré -. Negué con la cabeza y acaricié a su mejilla-. Cuando un lobo nace, siempre nace con la mitad de su alma, pues en el mundo hay otra persona que tendrá la otra mitad, su complemento y eso es lo que yo encontré en ti. Solo que no pude darme cuenta de que era así hasta que te perdí. Algo en mí se activó y no sé cómo, pero el que te haya encontrado no es casualidad, el que me haya salido de la manada fue escrito por la Luna porque sabía que me necesitarías. Por eso estoy aquí. El accidente, John, todo me trajo a ti, siempre fue así.

Ella me miró a los ojos, pero no estaba molesta y sabía que tampoco comprendía todo, pero supongo que mi confesión la hizo feliz pues su sonrisa se formó a los pocos segundos.

El Ascenso De Un Alfa ©Место, где живут истории. Откройте их для себя