Capítulo Cuarenta Y Cinco: ¿Qué Más Quieren De Mí?

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Noah

—¡Ya déjalo tranquilo!

Miré a Mara rogar y negué aguantando una y otra vez los golpes que Roy daba a mi cuerpo sin compasión.

Trataba de aguantar el dolor pero me era muy difícil saber que mientras a mí me hacían un costal de huesos, a Mara y a Emily las hacían mirar como lo hacían, justo como a Megan.
Las tres estaban atadas para que miraran lo que me hacía mientras Roy solo estaba gozando de la golpiza que me daba solo con el fin de lastimarme más.

—¡Ya basta! —. Espetó Emily cuando se liberó de la mordaza y comenzó a gritar—. ¿Qué es lo que quieres ganar con todo esto?

Él dejó de golpearme para girarse a ver a Emily.

—Quiero que se den cuenta de lo estúpidas que fueron al confiar su vida, su protección y sobre todo su amor a tal basura.

—Ellas saben que la única basura aquí eres tú —. Gruñí molesto y me puse de pie con debilidad—. No importa lo que me hagas a mí, ellas lo saben y te van a odiar siempre.

—Veremos a quién odian más después de que te obligue a ser lo que siempre haz sido —. Rió con fuerza cuando uno de sus hombres le arrojó una jeringa que atrapó en el aire con mucha facilidad—. Un patético y débil humano.

—Pues veamos a quién odian más —. Asentí levantando mis puños en su contra.

Eso lo hizo reír con mucha fuerza y tuve que limpiar mi frente del sudor para permitirme verlo a los ojos. No iba a morir aquí y estaba seguro de que ahora mismo, el verlas en peligro, me había dado la fuerza suficiente para levantarme y pelear. No importaba si ya no tenía poderes, lo que me importaba más que nunca era recuperar a mi familia a costa de mi propia vida de ser necesario.

—¿Qué piensas hacer?

—Acabar con tu vida —. Sentencié.

Ya no sentía el poder de la magia fluir en mí pero era muy enloquecedor saber que mi fuerza como hombre era más que suficiente para salvar a mi propia familia.

—Quiero ver eso.

Al lugar entraron varios hombres que hicieron un círculo que nos mantuvo encerrados a los dos y supe que Roy de verdad me temía ya que tuvo que pedir ayuda. Me sorprendía que, aún después de hacerme humano, él todavía temiera a lo que pasaba aquí.

—No pasa nada —dijo él—, déjenos a solas. Yo puedo con él.

Los hombres no cedieron y aquello llamó mi atención. Era extraño ver cómo ellos eran los que retaban a Roy cuando muchas veces los vi hacerle caso en todo hasta verlo complacido. Era extraño.

—¿Qué no me escucharon? —espetó molesto al ver que ninguno de ellos le obedeció—, ¡Largo de aquí!

Yo miré con atención a todos y al intercambiar miradas con Mara vi su sonrisa aparecer al ver a Roy confuso.

—Te dije que te ibas a arrepentir de todo esto... —gruñó cuando los hombres la soltaron al igual que a las demás—, me gustó tu plan, estabas muy fiado de él, pero creo que olvidaste dos cosas, cariño.

Roy la miró y pude ver lo asustado que se sintió en ése momento. Mara tenía una imagen muy diferente a la angelical con la que solía verla, era distinta, era muchísimo más peligrosa.

—Que yo sigo siendo una cazadora —rió claramente limpiando de sus mejillas todo rastro de lágrimas—, y que mi familia es muy grande.

Roy y yo la miramos confusos pero en cuanto todos los hombres se quitaron las máscaras que llevaban pude ver como ahí, en medio de la porquería en la que estábamos, ahí estaba mi familia. En mi mente había imaginado aquella escena pues era la misma que ocurrió hace años cuando Jonás apareció. Ellos pelearon juntos y ahora mismo sucedía igual.
Mis padres, mis tíos y también la familia de Mara estaba allí. Estaban listos para atacar y lo mejor de todo es que yo mismo sentí el valor recorrer mi cuerpo en cuanto vi a todos allí listos para pelear.

El Ascenso De Un Alfa ©Where stories live. Discover now