Mi refugio

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Me sentí como aquella pelota que mi padre me regalo en navidad a los diez años... Me sentí como aquella pelota que pinche cuando apenas la había usado una vez y la bote bajo la cama para que no vieran mi travesura, me sentí como esa pelota que fue perdiendo el aire de a poco hasta quedar solamente como plástico derretido en el piso, me sentí como ese plástico que después encontraron las muchachas y tiraron al basurero como cualquier basura insignificante.

Me deje caer en el sofa. Confíe en él... No solo le confíe mi secreto, le confíe mi corazón que ya no quería amar simplemente por que sí y así fue... Me enamore simplemente sin planearlo y desearlo, me deja por que no soy alguien con quien quiera lídear, es algo que puedo entender.

Las lágrimas corrieron por mi rostro hasta mojar toda la almohadilla del sillón, me encogí como un bebe y deje que mi corazón se partiera pensando en él, no es por que haya hecho tonterías el día anterior, es por que soy demasiada responsabilidad para él, no es un mal hombre, es de hecho un hombre maravilloso y se que no tiene nada que ver con Luca o Matti, pero el hecho de que le haya sido tan fácil dejarlo todo, da mucho que decir.

¿Por qué? ¿Es que no llego a quereme como dijo...? No quiero saberlo.

***

La puerta de entrada se abre despacio y se cierra también.

- ¿Beck?.- dice la voz cuidadosa de Daniela, no logro responder, enciende la luz de la entrada y se acerca lento.- ¿Becky? - vuele a preguntar, deja sus cosas en el sofa y se sienta en el piso frente a mi.- Lo siento, mucho nena...- susurra dejando un mechón de mi cabello mojado detrás de mi oído.

- estoy bien.- murmuro, con todas mis fuerzas me siento sobre el mismo sitio.

- no lo estas, mira como tienes los ojos de hinchados y la boca agrietada, seguro no comiste nada y...

- estoy bien.- me pongo de pie.

- Beck... Lamento a verte dejado asi hoy, no pense que... Por favor dejame estar aquí para ti.- murmura, me conoce y sabe que no dejo que nadie cruce mis muros. Me acerco a ella y aun que quiero sonreír solo me nace darle un pequeño abrazo para tranquilizarla.

- Voy a estar bien.- murmuro y me dirijo a mi habitación.

- Te quiero Beck, no voy a moverme de aquí.- dice, cierro la puerta con llave, me tiendo en la cama, cierro los ojos no quiero pensar en nada.

***

- Rebekah.- dice Dani tocando la puerta repetidas veces, me levantó y camino casi arrastrando los pies.- te... Traje el almuerzo.- dice entrando con una charola.- deberías darte un baño linda, yo ordenare esto.- dice dirigiéndose a la cama.

- ¡No toques nada! - levanto la voz asustandola, ¡ay! no - perdón, solo quiero estar sola.- murmuro con mi voz quebradose.

- cariño, no tienes por que estarlo.- dice caminando hacia mi y abrazándome fuerte, las lágrimas me vencen y se derraman dejándome sin protección, me aparto...

- Estoy bien, apenas estábamos conociéndonos.- digo sentándome al borde de la cama, me limpio la cara.- sólo necesito estar sola.- añado cortándole cualquier discurso, asiente y sale cerrando la puerta detrás de ella.

***

Daniela dejo la cena y se llevo el almuerzo del día anterior tal cual estaba y el desayuno de hoy.

- podría cocinar lo que tu quieras o pedir algo que gustes, pero tienes que comer algo, Beck.- dice   poniendo la cena cerca de mi cama, asiento y se va.

***

Salí de la habitación, por que me estaba mareando ver las mismas paredes... No estaba nadie, así que tome un poco de agua y me senté en el comedor, mirando a la nada.

Pasan mil cosas por mi cabeza pero a la vez nada por que las bloqueo.

Si no pienso en ellas, si termino por hacerme creer a mi misma que nunca pasaron, así sera, sera como si nunca hubiera pasado.

- ¡Beck! - Daniela se sorprende de verme fuera de mi habitación, casualmente viene acompañada.- fui a comprar algo de fruta y mira a quien me encontré.- dice emocionada, me pongo de pie.

- ¿y la fruta? - cuestióno viendo sus manos vacías.

- ah, es que...- él me mira comprensivo, como siempre, se acerca sin decir nada y me abraza, así de simple siempre fueron las cosas, me abraza cuando mas lo necesitó y mi corazón se refugia en su cariño, mi corazón late lento casi muerto, pero los latidos podría escucharlos hasta un sordo, me dirige a mi habitación en silencio.

Paso la tarde echado junto a mi acariciando mi cabeza.

Cuando desperté estaba empezando a meterse el sol y este se sentó junto a mi.

- Te prepare la tina, muñeca... Esta tibia, metete por que ya hueles a calsetines viejos.- dice haciéndome reír, me meto sin quejarme, el agua tibia se siente demasiado bien, cala hasta mis huesos calentándolos, jabono mi cuerpo que parece sin vida, me enjuago y salgo envuelta en la toalla.

- te deje esa ropa deportiva, iremos a correr.- dice abriendo la puerta para salir.

- Ángel... Te agradesco la intencion, pero no quiero salir...- murmuro.

- se que no quieres pero pareces una tira de espagueti, así que vistete.- dice cerrando la puerta detrás de él, suspiro agotada, aun que no se bien de que... Tal vez de no hacer nada por mi, han sido cuatro días muy largos y no quiero verme como espagueti.

Me visto con un short negro y top blanco, un canguro blanco y negro encima y dejo mi cabello en una coleta improvisada, mis ojos todavía están muy hinchados, pero no tengo los ánimos para maquillarme.

Salgo y Daniela ríe con él en la sala, no se por que se suponía que ya no le agradaba, este se pone de pie me lanza una manzana, la atrapo y nos dirigimos a la salida.

- ¡que les vaya bien! - grita antes de que termine de cerrar la puerta.

- cambia esta cara, Beck... Ya veras que te caerá bien un poco de aire.- dice pasando su brazo por su hombro, muerdo mi manzana, no me importa que lo haga, él y yo ya no vamos por ese camino, espero que lo sepa bien... Esbozo una pequeña sonrisa.

- ¡¡¡eso!!! - festeja haciéndome reír de verdad, si algo tiene de bueno este hombre es lo entusiasta que es cuando en realidad el importa algo.

- vamos.- tira de mi mano en cuanto ponemos un pie en la calle, el aire esta tibio y el viento sopla lento, corremos desde Lidbrook hasta glendo concentrados, se detiene a tomar aire.

- ¡Rayos! Estoy... Fuera de forma...- dice dejándose caer en el pasto, sonrió con autosuficiencia.

- oh, mira y ¿no era yo el espagueti? - río en su cara, me mira desafiante, empiezo a correr para tomar ventaja, cuando el toma algo como una competencia, no se detiene y en realidad muy pocas cosas solían llamar su atención para hacerlo entrar en el juego.

Llegamos a weyburn y mis piernas fallaron, me detuve en seco y este me sobre paso.

- ¡vamos, spagueti! - continua, ah... ¡No! si algo tenemos en común es la competividad que podemos llegar a tener, llegamos a westwood plaza y lo rebazo.- ¡Nooo! - grita e intenta alcanzarme, sobrepasamos algunas zonas de la UCLA, hasta llegar a la universidad y chocar con quien menos esperaba, baje mi ritmo pasando junto a él y el rector.

- ¿como esta señorita Holland? - saluda el rector.

- Rector Phillip, muy bien gracias buenas tardes señor Mancini.- saludo seca, su vista no se aparta de mis ojos.

- Señorita Holland.- responde normal, claro debo suponer que le importa tres mil hectáreas de mier..
Ángel me pasa y se detiene mas adelante agitado y con la respiración entre cortada.

- me retiro, que tengan buen día.- digo alejándome sin mas, Ángel se tira en el pasto y yo me siento junto a él, observando como el rector se va en un coche y Alex en el suyo... Pasa lento junto a nosotros.

Esta bien así....
El lo decidió, yo acatare su decisión.

Sr. ManciniWhere stories live. Discover now