CAPÍTULO 7

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FELIZ AÑO NUEVO
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Leanne

Es la primera vez que, después de muchos años, voy a pasar la víspera de año nuevo sin la compañía de mi hermano o mi padre. Se siente extraño, pero ya me he mentalizado lo suficiente y no me está pasando factura.

—¿Para qué quieres que nos reunamos con ellos? —Edward bufa como un niño pequeño y me doy la vuelta para encararlo.

—Ya hablé con tu hermana —Avanzo hacia él. Sus ojos azules me escrutan—. Además, ¿por qué no? Al fin y al cabo, son tus hermanos. No creo que sea tan terrible pasar un poco de tiempo con ellos.

—Nunca me reuno con ellos para estas idioteces.

—¿Y qué se supone que haces?

—Trabajo.

Se pone de pie y me acerco a él.

—Eso es monótono y aburrido, Edward. A veces hay que cambiar nuestros hábitos para probar algo nuevo —Tomo su corbata entre sus manos—. Quita la mala cara y hazlo por mí, ¿si?, es solo una noche. ¿Qué puede ser tan malo?

—Mejor quedémonos aquí y deja que te folle toda la noche como a ti te gusta.

Me besa, posando sus manos sobre mi culo. La acción me prende más de lo que debería, lo admito, pero hago mis deseos a un lado y pongo resistencia.

—Luego, y será lo que tú quieras.

—Lo que yo quiera.

Me lo recalca y asiento con la cabeza.

Me separo de él y termino de colocarme un poco de labial frente al tocador. Esta noche, opté por lucir un precioso vestido negro de hombros descubiertos; es ajustado, brilloso y se cierne a mí figura. Decidí dejar mi cabello suelto y ondulé un poco las puntas, mi maquillaje se mantiene natural y decidí realzar un poco más mis labios con un labial nude que combiné con un brillo labial.

Finalmente, salimos del edificio y nos metemos dentro del Bugatti.

Llevaba tanto tiempo moviéndome de un lado a otro con la ayuda de la limusina que ahora empieza a sentirse extraño sentarme en el asiento de copiloto y ver a Edward conducir.

No sé por qué me emociona un poco la idea de pasar esta víspera de Año Nuevo con sus hermanos. Tan solo espero que sus padres no hagan acto de presencia.

Pasamos por varias calles hasta que Edward detiene el coche frente a una enorme mansión que me deja sin palabras. Bajo del coche y avanzo por el jardín delantero, deleitando mi vista al ver las decoraciones.

—¿Aquí vive Laura? —interrogo, mirándolo.

—Sí.

—Es increíble —murmuro.

Nos detenemos frente a la puerta y tocamos la puerta. Esperamos a que nos atiendan y lo miro, él me devuelve la mirada y entrelazo mi mano con la suya. De repente, la puerta se abre y observo a Laura Haste. Lleva un vestido rojo ceñido y su cabello negro está recogido en una perfecta coleta alta. Los genes en la familia Haste son una cosa de locos y me convenzo de esto cada vez que veo a alguien de esa familia.

—Vinieron.

Es lo único que dice y se hace a un lado, dejándonos pasar dentro de la mansión.

—Leanne, hola.

Me saluda.

—Hola Laura —le dedico una leve sonrisa.

La pelinegra pasa a saludar a Edward con un codazo para molestarlo y le da un beso en la mejilla a modo de saludo.

Caricias PeligrosasWhere stories live. Discover now