CAPÍTULO 10

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¿RECONCILIACIÓN?
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Leanne

Mis guardaespaldas me ayudan con mis maletas y les agradezco cuando termino de ingresar dentro del hotel. Me hallo en Londres debido al desfile de modas que es pasado mañana. Tenemos un ensayo de pasarela y la función se llevará a cabo el día. Los diseños que se mostrarán en las colecciones los luciremos las modelos.

Un botones se me acerca, su acento británico me llena los oídos.

—Buenos días, señorita Vitali. Es un placer tenerla en nuestro hotel. Mi nombre es Mark y estaré a su entera disposición en su estadía. ¿Me permite? Debo ayudarle con esto.

Le permito tomar mis maletas y hablo un poco con él a medida que nos metemos dentro del ascensor que empieza a ascender a los minutos.

Las puertas se abren, caminamos por los pasillos hasta llegar a la puerta. El botones la abre no sin antes ingresar la llave. Entramos en la lujosa habitación que posee un corredor, un pasillo. Finalmente, llegamos a la habitación, en donde reside una enorme cama, ventanales, closet, lámparas y mesitas de noche.

El botones deja las maletas a un lado de la habitación y se me acerca.

—El teléfono está disponible para que pueda utilizarlo —explica—, solo debe marcar a alguno de los números que están escritos en ese papel —señala la hoja que lleva escritos distintos números—, y el servicio del hotel estará a su disposición.

—Está bien. Muchas gracias, Mark.

Le dedico una sonrisa de cortesía.

—No fue nada, señorita Vitali —se encamina a la salida—. Tenga un buen día.

—Igualmente.

En cuanto me quedo sola, me siento sobre la cama y poco a poco, me dejo caer sobre ella. La discusión que tuve con Edward me vuelve a la mente y el disgusto se apodera de mí. No hablamos, él se marchó por la mañana y se fue a trabajar a Società Haste. Sé que quedamos en malos términos, pero no tuvimos tiempo de hablar acerca de ello. Él se fue por la mañana y yo tomé un vuelo en mi jet con destino a Londres. Las peleas me estresan, en especial ahora que estamos casados porque todo se trata de sentarte y hablar como personas civilizadas, el problema es que cuando estamos juntos no somos civilizados.

Suspiro y me pongo de pie. Me meto dentro del lujoso cuarto de baño, abro el grifo de la ducha, me quito la ropa y me meto debajo del agua que cae con intensidad y empieza a mojarme el pelo. Me enjuago, utilizo el gel de ducha sobre mi cuerpo y cuando estoy lista, envuelvo una toalla alrededor de mi cuerpo y regreso a la habitación. Me visto con ropa ligera, cepillo mi pelo y lo seco.

Aún es bastante temprano, puedo hacer muchísimas cosas y entre ellas, decido quedarme un rato en la habitación para descansar un poco. Anoche no dormí muy bien. Lo de Brandon todavía me da vueltas en la cabeza, quizá Edward tenía razón. Me exalté con Noemí y es algo que no sucede muy a menudo porque nunca me siento amenazada por nadie. Siento que perdí parte de mi control y culpo a mis celos por ser tan fortuitos.

Deberíamos hablar... Traslado mi mirada hacia el teléfono que yace sobre la mesita de noche pero me deshago de ese disparate al instante. Prefiero que lo hablemos cara a cara, que enfrentemos esto y cualquier problema juntos.

Cierro los ojos y me dedico a descansar. Mañana será un nuevo día y un nuevo desfile. El primer desfile del año

***

El vestíbulo está lleno de mujeres, maquilladoras, estilistas y parte del personal que entra cada tres segundos para verificar que absolutamente todo esté bajo control.

Caricias PeligrosasWhere stories live. Discover now