Capítulo 1

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Joel Pimentel

Desabrocho los dos primeros botones de mi camisa para no sentirme tan ahogado y me dejo caer en la silla de mi escritorio mientras me remango. Unos golpes en la puerta interrumpen mi acción y me obligan a musitar un "adelante".

—Señor Pimentel, un gusto verlo. — saluda en un tono burlón el Magnate Colón, uno de mis más fieles amigos—. Sabía que no tenías mucho que hacer y para la reunión todavía quedan más de treinta minutos.


—¿Y te has tomado la molestia para venir a joder mi bien humor?

—¡Correcto! — dio un par de aplausos mientras se acercaba al sofá y se acomoda a en él—. Cuéntame sobre la nueva chica, la que viene de Italia.


—¿La señorita D'Altrui? — cuestioné, me levanto de mi asiento y camino por la oficina, observando las vistas por el gran ventanal que forma la pared de este.


—Si, ¿Quién iba a ser?

—Es apenas una niña. — suelto un suspiro—. Veinticuatro años, pudo lidiar con los empresarios italianos y no dudo que pueda hacerlo con los estadounidenses.


—¿Y qué opinas tú sobre ella?

—Tiene potencial. —aseguré —. Llevó su empresa a lo más alto en relativamente poco tiempo, así que es un buen partido.


—¿Firmarás con ella?

Apreto mis labios y me mantengo en silencio. Sabía que era una de las razones por las cuales la joven había decidido venir hasta Estados Unidos pero un asociamiento entre ambos no era lo que se pasaba por mi mente.


—No lo sé. — dije finalmente.


Una de mis secretarias entró en la oficina sin siquiera tocar a la puerta, detestaba cuando hacían eso y por la forma en la que me miró sabía que se lo había transmitido con la mirada.


—Una disculpa, señor Pimentel. — murmuró bajando la mirada—. Los ejecutivos lo esperan en la sala de reuniones.

–Gracias, puedes retirarte.

Asintió brevemente y salió a pasos apresurados de la oficina.

—Pareces un viejo amargado. — se burló Erick, levantándose y arreglando su traje —. Vamos.

Caminamos por los pasillos de mi empresa hasta llegar a la sala de reuniones, tomo el picaporte con mi mano y abro. Dentro ya se encontraban varios de los socios de la empresa, lograba reconocer a varios de ellos.

—Buenos días, señores. — saludé ingresando en la sala, camino hacia mi sitio y Erick se desvía para ir a sentarse al suyo.


Todos ellos me saludan con mucha educación y respeto, eso hace que en mi interior sonría orgulloso.

Me acomodo en mi silla y busco con la mirada a la señorita cuyo nombre estuvo en boca de todos desde que se anunció que estaría aquí. Sin embargo, ella no estaba.

Miro a Erick alzando una ceja, él mira el asiento vacío y trata de disimular una sonrisa mientras se encoge de hombros.

En ese mismo instante se escucha el eco de los tacones de una mujer presionando con firmeza contra el mármol, entra a la habitación donde nos encontrábamos todos y los mira con una sonrisa en su rostro. Me detengo a observarla, luce increíblemente bien. El traje azul se ajusta a la perfección a su cuerpo, lleva su americana sin abotonar por lo que todos los hombres allí presentes fijan su mirada en su escote. Parece no tomarle importancia, su mirada recorte la sala hasta que choca con la mía.

—Señor Pimentel. — dice a modo de saludo, sus grandes ojos verdes me observan espectantes.

Me levanto para estrechar mi mano con la de ella.

—Un gusto tenerte por aquí, señorita.

Toda la sala se llena de murmullos sobre nosotros dos, los miro con seriedad y se callan de inmediato.


—¿Y ella quién es? — cuestiona uno de mis socios.

Ella parece sentirse ofendida cuando él no la reconoce, pero lo único que hace es hacer un movimiento de cabeza para que su cabello se mueva hacia un lado y camina a paso decidido hasta su asiento.

—Señores, tengo el honor de presentarles a... — comienzo diciendo, apoyando mis manos en la mesa y pasando mi mirada por todos.


—Fiamma D'Altrui. — interrumpe, sonriéndome a modo de disculpa.


Todos y cada uno de los presentes se quedaron anonados, considerando su interrupción como una falta de respeto hacia mi. Nunca le permití a nadie hablarme de tal forma.

Había algo en ella que irradiaba fuerza, se notaba que estaba segura de sí misma y eso era algo muy agradable de ver. Lo pasé por alto, mirándola desafiante. Noté cómo mordía sus labios en el interior de su boca para evitar reírse.


La reunión pasa con fluidez, nunca vi a mis socios con tantas ganas de abandonar la sala hasta ese momento.

—Damos por finalizada esta reunión. — dije, juntando varios de los papeles que tenía esparcidos por la mesa—. Nos vemos la semana que viene, pueden retirarse.


Fiamma fue de las primeras en abandonar la sala, moviendo sus caderas de una forma sensual en cada paso que daba, su cabello perfectamente atado en una caleta se movía al mismo ritmo marcando el paso.

Por mi mente no dejaba de aparecer su hermoso rostro, sus ojos verdes cambiando de tonalidades de oscuras a claras o viceversa, sus perfectos labios pintados de un color claro y como los mordía cada vez que sentía la necesidad de contenerse y no hablar de más.

Y ahí caí en cuenta, Fiamma D'Altrui traería muchos problemas a mi vida. Tenía que alejarla de mi desde ya o estaría jodido.


⚡⚡⚡

Primer capítulo 👀✨

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