Capítulo 20

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Fiamma D'Altrui

Quiero odiarlo pero algo dentro de mí no me lo permite. Verlo tan indefenso puede resultar hasta tierno, se está olvidando de su faceta de Magnate y de está dejando llevar.

Producto del alcohol.

Voy en busca del botiquín después de llevarlo al baño, saco un par de gasas y echo alcohol en ellas mientras que Joel no regresa.

—Ya está... — dice llegando a mi habitación, se detiene en la puerta y me mira como si estuviera pidiendo permiso para entrar.

—Anda, ven...— murmuro, mi mirada baja con lentitud hasta llegar a su pantalón—. Ni se te ocurra sentarte hasta que saques el pantalón.

—Ya me parecía a mí que tenías ganas de verme desnudo.— parece bromear mientras se deshace de la húmeda prenda y la deja caer al suelo.

Nota mental: No dejar que Joel se emborrache porque no sabe ni mear.

Se sienta en el borde de la cama y frunce ligeramente el ceño al mirar mis manos.

—Te has raspado. — le explico cómo si fuera un niño pequeño, él asiente y cierra los ojos cuando yo paso la gasa por el raspón de su rostro.

—Escuece. — me hizo saber.

—Ya va a parar...

Miro su rostro detenidamente y me es inevitable no dejar escapar un suspiro. ¿Cómo puede ser tan perfecto?

Sus largas pestañas rozan sus mejillas, ni siquiera las mías son capaces de eso.

Genial Fiamma, estás envidiado las pestañas de Joel Pimentel.

Me acerco un par de centímetros con la intención de besarlo pero su cuerpo se desvanece y parece quedarse dormido en mi cama.

—Cristo... — suelto en un gruñido.

Iba a puto besarlo.

Menos mal que se quedó dormido.

Lo acomodo mejor en la cama y me acuesto a su lado, sé que me será imposible dormir pero por intentarlo no pierdo nada.

No sé a qué horas empecé a dar vueltas sobre el colchón con la intención de buscar una posición cómoda para dormir, sin ningún éxito. Pero mi cuerpo se quedó inmóvil al sentir los brazos de Joel envolverse en mi cintura y pegar mi espalda a su abdomen.

—Ya, duérmete. — susurra con la voz adormilada.

¿Cómo le explico que es imposible dormir cuando sus desnudas piernas están enredadas con las mías y que está demasiado pegado a mí?

Podría jurar que está erecto por la presión de su entrepierna en mi trasero, pero eso sería casi imposible.

Que noche más larga...

Caí dormida y no por mucho tiempo, me desperté pasadas las siete de la mañana para poder ir a ducharme antes de salir para el trabajo.

No le tomé demasiada importancia al hombre que permanecía dormido en mi cama y salí del baño con una toalla envuelta en mi cuerpo.

Error.

Joel tenía los ojos abiertos y cuando me vio los abrió todavía más.

—Jesús bendito... Creo que sigo soñando. — murmuró para cerrar sus ojos nuevamente.

Cuando los volvió a abrir negó con la cabeza y se sentó de golpe en la cama.

Mala idea para una resaca.

Un gutural gruñido salió de su garganta mientras llevaba una mano a la cabeza.

—Ayer bebí demasiado... ¿Por qué estoy en tu cama sin pantalones?

—Esfuérzate en recordar... — dije mientras sacaba ropa interior de un cajón, desaté el nudo de la toalla y la dejé caer al suelo sin importar que Joel estuviera con la mirada clavada en mí.

Sus mejillas se tornaron de color rojo mientras desviaba la mirada a cualquiera parte de la habitación menos a mi cuerpo.

Oh vamos, como si no me hubiera visto desnuda antes...

Tras ponerme la ropa interior procedo a ponerme un vestido y unos tacones del mismo color, camino hasta el baño para peinar mi cabello y echarme algo de maquillaje.

Me miró al espejo, orgullosa de lo perfecta que he quedado.

Salgo de allí y miro a Joel, se encontraba bostezando y refregando sus ojos.

Se veía adorable...

—Puedes ir a darte una ducha mientras voy a comprarte ropa. — le digo, por suerte había una muy buena tienda de ropa a tan solo cinco minutos de mi casa.

—No tienes que comprarme ropa...

—No vas a usar la de ayer, asqueroso.

—Me refería a que podrías ir a mi casa a por ella. — dijo mientras echaba las sábanas para atrás y salía de la cama.

—No iré a tu casa, puedo comprarte ropa sin quedarme en la ruina.—digo antes de salir de la habitación.

Me resulta tan extraño el trato que estamos llevando después de todo lo ocurrido...

Tal vez estoy siendo demasiado ingenua o quizá sea él un verdadero hijo de puta.

Al llegar a la tienda le pido a la dependienta que traiga cualquier traje que se encuentre. Al fin y al cabo, a Joel le sienta bien todo lo que se ponga así que no sería problema.

Tras pagarlo, vuelvo a casa sin siquiera haber visto lo que acababa de comprar y lo dejo encima de la cama.

—Fiamma, antes de que te vayas tenemos que hablar...— dice mientras seca su cabello con una toalla.

Trato de no mirar demasiado como las gotas de agua bajan por su tonificado abdomen pero creo que fallo en el intento.

—Vístete y ya hablaremos. — respondo para salir de la habitación y cerrar la puerta, le daría privacidad y me prepararía mentalmente para lo que venía a continuación.

Amaba a Joel pero más me amaba a mí misma...

Le dejaría hablar si eso era lo que quería pero no podía dejarme llevar por él una vez más...

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