Capítulo 6

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Fiamma D'Altrui

Me consta que el Magnate Pimentel acaba de llegar a mi empresa, no solo porque hace tan solo unos minutos los reporteros lo anunciaron en televisión sino porque todos mis empleados detuvieron su trabajo para prestarle atención.

Salgo de mi oficina y me encamino al ascensor, por normal general no deberían dejarlo pasar porque no habíamos agendado ninguna cita así me toca ir a rescatarlo.

Veo como mi secretaria lo ataca con miles de preguntas, él por su parte las esquiva de una forma muy profesional y la evita a toda costa.

—Señorita D'Altrui, no estaba informada de que el Magnate Pimentel vendría, esto debería de avisarlo antes para así...

—Bastaba con qué nosotros lo supiéramos, no te molestes que no es asunto tuyo. — le hago saber, Joel mira en mi dirección pero no refuta nada en contra de mis palabras —. Acompáñame.

Da un leve asentimiento en dirección a la mujer que tiene enfrente y después camina a paso ligero y muy forma hasta donde yo me encuentro.

—Un gusto volver a verte Fiamma. —saluda una vez que las puertas metálicas del ascensor se cierran.

—Lo mismo digo, Joel. — sonrío en su dirección.

El ascensor tarda pocos minutos en subirnos a la última planta del edificio, allí todo era absoluto silencio excepto por el sonido de mis tacones en cada paso que daba.

—¿Tienes lo que te pedí? — preguntó, me limité a asentir y abrir la puerta de mi oficia. Una vez que estuvimos dentro solo tuve que abrir el cajón del escritorio y sacar un pendrive—. Bien hecho, Fiamma.

—No necesito que me lo digas, me haces sentir un perro. — pongo los ojos en blanco.

—Una perra, en todo caso.

—Joel, te estás ganando que te eche fuera con una patada en el culo.

—No te pongas agresiva. — suelta una risa mientras guarda la memoria USB en el bolsillo de su pantalón de vestir —.¿Aquí está todo?

—Si, no tienes de que preocuparte.

—No iba a preocuparme de todos modos. — se encoge de hombros restándole importancia.

—Eso es muy poco formal de tu parte.

—Oh, Fiamma, contigo se me olvidó lo que era la jodida formalidad así que no me vengas con esas. —me extiende su mano, supongo que para despedirse.

Por no quedar mal, y más que nada por educación, también le extiendo la mía. Entonces hace algo que me sorprende, lleva esta a sus labios y besa mis nudillos con toda la elegancia del jodido mundo.

—Nos vemos, preciosa. — me guiña un ojo—. Mañana a las ocho tenemos una junta, espero que podamos firmar.

—¿Quieres un asociamiento? — cuestiono con sorpresa en la voz, al principio él no se veía muy seguro de firmar conmigo no sé porque cambió de idea tan repentinamente.

—Tal vez lleguemos a un acuerdo. — murmura antes de soltar mi mano y caminar hacia la salida—. Me sé en camino de vuelta así que no te molestes en acompañarme.

—Si insistes... — me crucé de brazos mientras apoyaba mi peso en el escritorio y lo veía marcharse.

Paso de contar el resto del día porque la vida de una mujer de negocios es bastante aburrida en sí. El trabajo solo fue en aumento conforme pasaban las horas, la única vez que salí de esas cuatro paredes fue para ir  al que era despacho de Johann y ahora se encontraba vacío.

En el ordenador había una infinidad de documentos que nunca me llegaron, por lo tanto aquí estaba pasando algo sin yo ser consciente.

En medio de la pantalla resaltaba una carpeta con el nombre "PIMENTEL", hice doble clic en ella y comienzo a leer todo lo que decía a cerca de este individuo.

Al parecer, Johann había empezado una investigación sobre el Magnate, tenía todo muy bien precisado: Cada reunión, cada nuevo asociamiento, todos sus trabajadores, cada paso que daba.

Dentro de esa misma carpeta había un documento titulado "Ilegal", no creía capaz a Joel de meterse en asuntos ilegales... ¿O si?

Todo cuanto Joel ganaba no era limpio, había muchísimo dinero que llegaba de otros lugares que se encubrían, también había bastantes pactos con gente para nada fiable.

¿A qué estaba jugando el Magnate Pimentel? ¿Quería también que entrara a su juego o prentendería que nada de esto era real?

—No puede ser real. — Suspiré pesadamente, no me podía permitir envolverme en algo de este estilo así que mañana tendría que rechazar a Joel de todas las formas posibles.

Me pasé todo cuanto había en esa carpeta e hice varias copias, porque información de este estilo siempre suele ser borrada por unos terceros para fingir que nada había pasado.

No necesitaba de Joel Pimentel para triunfar en Estados Unidos, de eso estaba más que segura.

Sin embargo, me constaba que la gran mayoría (por no decir todas) las empresas de aquí funcionaban gracias a él.

Es difícil pero no imposible.


Llegué a casa con la cabeza hecha un lío, él tenía a todos sus socios y también amigos, yo por mi parte estaba sola.

¿Cómo le hago frente a un grupo de Magnates? No puedo, simplemente no puedo. Sé que con solo chasquear sus dedos pueden derrumbar el imperio que tanto me ha costado construir.

Necesitaba apoyo, mañana mismo haría una llamada a Italia para que mi asistente personal viniera.

Así mismo fue, tras una breve rutina mañanera llamé a mi asistente a la vez que me encargaba de poner mi vestido y perfeccionar mi cabello.

Signorina D'Altrui.— atendió al tercer toque.

Vieni il prima possibile.— dije antes de colgar.

Corto y eficaz, al menos eso esperaba porque como al día siguiente no estuviera aquí se podría empezar a preocupar por su trabajo.

Me miro al espejo una última vez antes de tomar mis cosas y salir en dirección a la empresa de Joel con unos sencillos planes en mente.

1-No firmar con ellos.

2-Exigir una explicación (aunque no me corresponda)

3-No caer en sus encantos.


Magnate Pimentel Where stories live. Discover now