Capítulo 14

1.9K 177 16
                                    

Fiamma D'Altrui

No estaba siendo racional y, por primera vez en la vida, me importaba muy poco.

No fui la única culpable de lo que acababa de pasar, él estuvo de acuerdo en todo momento así que no pasaba nada. Éramos adultos y ambos estuvimos de acuerdo.

¿Por qué hy algo dentro de mi que me dice que no estuvo del todo bien?

Maldita sea, ojalá todo fuera más fácil.


—Fiamma. — llama mi atención el hombre que está acostado en mi cama, se encontraba completamente desnudo, con sus manos entretenidas jugando con mi desordenado cabello.


—¿Si, Joel?


—¿Por qué te has acostado conmigo?— cuestiona con un tono de voz calmado—. Si solo lo hiciste porque me deshice del 20% de mi negocio, déjame decirte que me siento muy usado.

¿Se está arrepintiendo?

Porque yo estoy muy satisfecha con lo que acababa de pasar.

—Me acosté contigo porque quería, porque así lo sentía en ese momento.


—Me estás confesando que sientes algo...

—Y lo hago, pero puede ser que únicamente se trate de lujuria.

—Señorita D'Altrui, acaba usted de romper mi corazón. — murmura en un tono burlón antes de besar mis labios—. Tengo que irme a casa para poder arreglarme para esta noche.


—Está bien, ya nos veremos...

Bella ragazza... ¿Te has olvidado?

Voy a pasar por alto eso de que esté con palabrería italiana... Ni siquiera lo sabe pronunciar correctamente pero suena exquisito dicho de sus labios.

—¿Olvidarme de qué?

—La cena de esta noche...

—¿Cuál ce...? ¡Ah, la cena! — me separo rápidamente de Joel y lo miro totalmente sorprendida.

Me había olvidado, por supuesto que me había olvidado...

Joder, sono stupida...

¿Cómo mierda me había olvidado de la jodida cena?

Mi expresión debía de ser digna de hacerme una fotografía porque a Joel se le escapó una carcajada de solo verme.

—No importa, Fiamma... Seguro te olvidaste de apuntarlo en tu agenda, pasa a menudo.

—¿Estás tratando de consolarme?

—No soy bueno en ello, ¿verdad?— cuestiona, yo niego con la cabeza mientras una sonrisa amenaza con surcar en mis labios—.Me lo imaginaba...

—Sea como sea...— hago un gesto para restarle importancia—. Nos vemos esta noche.

Me levanto para tomar mi ropa interior y vestirla en mi cuerpo, aún así me siento lo suficientemente expuesta así que no dudo en tomar su camisa y ponérmela.

—Es mía. — murmura entrecerrando sus ojos.

—No creo haberte preguntado.

—Puedes quedártela, tengo un armario lleno de camisas iguales a esa. — dijo finalmente, se puso de pie para comenzar a vestirse, quedando desnudos de cintura para arriba.

—Ahora ya está muy de moda usar saco sin llevar camisa debajo.— murmuré juguetona mientras pasaba una de mis manos por su bien formado abdomen.


—Que rara la moda italiana. — dice rodeando los ojos con fingida molestia—. Pediré un taxi, mi auto se lo llevó el imbecil de Johann.

Un pequeño "click" sonó en mi mente al escuchar su nombre.

Se notaba la tensión entre ambos hace rato cuando tratábamos de hablar, ¿qué me escondían ellos?

—¿Qué pasa entre Johann y tú? — cuestioné mientras tomaba su celular, observé detenidamente cómo su respiración se cortaba por escasos segundos, por su garganta pasó saliva con dificultad y finalmente como sonrió buscando aliviar la tensión.


—¿A qué viene esa pregunta? — preguntó—. Entre nosotros no hay nada.

—Él dijo cosas que me hicieron desconfiar que algo estaba pasando.

—¿Y lo vas a creer a él?

—¿Debería de creerte a ti?

Masajeó su sien con sus dedos antes de dejar escapar un suspiro, me miró a los ojos y pude ver que... ¿Estaba dolido? Ya, claro, estoy pensando seriamente que Joel Pimentel es un gran actor.

—Dejemos las mentiras a un lado. — pidió en voz baja.

—Bien, nada de mentiras.

—Nada de mentiras. — repitió.

¿Y ahora qué? No voy a presionarlo para que hable pero tampoco voy a quedarme a la espera de lo que tenga que decirme.

Más le vale ir cantando lo que tenga importancia porque si llego a enterarme de otras formas será peor.

—No llames a un taxi, puedes llevarte mi auto. — le hago saber mientras tomo las llaves y se las extiendo.


—Gracias, la mia vita. — susurra, deja un beso en mis nudillos antes de tomar las llaves y me sonríe—. Pasaré a buscarte, ¿de acuerdo?

—Sé puntual. — le advierto.

Camino con él hasta la puerta, esta vez no siento incomodidad y eso me tranquiliza bastante. Frunzo el ceño al ver que no daba salido por la puerta que recientemente abrí.

—Estoy esperando un beso de despedida. — dice como si fuera obvio.

—Perfecto, puedes seguir esperando.

—Fiamma... — parece quejarse.

—No rechistes, nos veremos en un par de horas. — digo antes de señalar el exterior.

—Como quieras...

A pesar de que parece estar de acuerdo, sus labios chocan con los míos en un beso robado y después corre hacia fuera. Por instinto llevo una mano a mis labios y sonrío de forma inconsciente. Cierro la puerta sin siquiera comprobar que tanto tarda en irse, subo nuevamente las escaleras y voy directa al baño para preparar la bañera.

Me deshago de la poca ropa que llevo frente al espejo, mirando mi cuero detalladamente en el reflejo. Unas marcas en mi cuello llaman mi atención, sé a que se deben... Inevitablemente acaricio estas con la yema de mis dedos antes de negar con la cabeza, esto era enfermizo.

Intento no demorarme demasiado en darme un baño pero creo que únicamente se queda en el intento. Tras debatir con que ropa usar, me decido por un vestido de color rojo y unos zapatos de tacón de diez centímetros del mismo color. El pelo trato de recogerlo de mala maleta y no parece quedar tan mal.

Me maquillo con total calma, sabiendo que me sobrarían minutos antes de que Joel llegara. Al terminar me doy el lujo de pasear por la habitación, tal vez aclarando un poco el lío mental que llevo desde hace varios días en mi cabeza.

¿Qué se sentirá enfrentar a 5 magnates dispuestos a todo?

Esto resultaría muy divertido... Y a mi me gusta la diversión así que no voy a dudar en jugar todo lo que pueda.







Magnate Pimentel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora