Capítulo 16

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Fiamma D'Altrui

Entorno los ojos fijándome en todas y cada una de las expresiones que estos cuatro ponen en cada frase que se dice.

Sé que me están ocultando algo, no hace falta ser la persona más inteligente del mundo para darse cuenta... Pero hacerme la tonta es la mejor opción que se cruza por mi mente.

—¿Nadie piensa responder? — insisto a la vez que mis dedos toman una copa, el contenido parecía ser champán así que lo acerqué a mis labios y tomé un pequeño trago para confirmarlo. Al retirar la copa me fijé en el cristal para ver si había dejado la marca del labial, que por suerte no fue así.

—No dio muchas explicaciones, simplemente se presentó en la oficina de Joel y dijo que no iba a formar parte. — dijo Richard al ver que ninguno de sus compañeros hablaría.

Un camarero se acercó para servirles la comida, ellos agradecieron sin dirigirle la mirada y se mantuvieron en el ambiente que habían creado hasta ese entonces.

—Eso es mentira. — afirmo, ellos no se atreven a decirme lo contrario por lo tanto sonrió victoriosa—. Chicos, esto no funcionará si no hay una base de confianza.

—Son problemas ajenos a ti, Fiamma. — dijo Joel con esa típica mirada que solía poner cuando no quería hablar más de un tema.

Pero esta vez tendría que joderse, tengo pensado insistir en el tema hasta que sepa la verdad.

—Pues yo no lo veo así...

—No creo que a nadie le importe como tú lo veas. — dijo Richard alzando una ceja.

—¿Cómo lo ves tú, Fiamma? — preguntó Joel sin importarle la respuesta de Richard.

—Erick estaba de acuerdo hasta días después de aparecer yo. — digo, retándolos con la mirada—. Algo tuvo que pasar en esos días para que él decidiera rechazarla... Y por vuestras miradas sé que tiene que ver conmigo.

—Eres buena psicoanalizando. — dijo Zabdiel sonriendo—. Estoy empezando a entender porque eres una buena mujer de negocios.

Sonreí ante el halago del Magnate De Jesús. La verdad es que solían menospreciar mi trabajo y eso era de todo menos agradable. Siempre se tenía en mente que había llegado al lugar en donde me encuentro gracias a mis influencias y no por trabajo propio.

—En el caso de que tuvieras razón, ¿qué ibas a hacer al respecto? — preguntó Joel, suavizando la dura que mirada que mantenía desde hace minutos.

—Hipotéticamente acabas de decir que tengo razón. — comenté sonriendo.

—No confundamos términos.

—Como sea... — murmuro rodeando los ojos—. Hablaré con el Magnate Colón personalmente y me enteraré de los motivos por los cuales se ha salido del proyecto.

—Fiamma, si me permites darte un consejo. — intervino Christopher—. No deberías de adentrarte en estos temas, independientemente de sus motivos... Tú vas a salir perjudicada.

¿Perjudicada?

Uh-hum...

Él sabe cosas.

—Probablemente anote eso en un papel y lo pondré de posavasos, tal vez algún día me apetezca leerlo y hacerte caso. — digo para finalizar ese tema de conversación.

Tras ese comentario, el rumbo de la conversación fue totalmente diferente y de cierto modo lo prefería así.

Cómo de costumbre, desde que llegué a Estados Unidos, mi mente era un caos. Era más que consciente de que los magnates escondían muchas cosas pero estaba más que dispuesta a enfrentarme a todo ello.

Según tengo entendido, hemos quedado de vernos el próximo lunes en una reunión en las instalaciones del Magnate Pimentel.

—He mandado a un chófer por mi, no tienes que preocuparte por llevarme a casa. — dijo Joel en tono de reproche.

—Oh, ¿irás a dormirte a tu casa? — pregunto haciendo un puchero—. Y yo que creía que te vendrías a dormir conmigo...

Veo claramente cómo se muerde el labio inferior antes de soltar una risa y negar con la cabeza.

—Preciosa, haríamos de todo menos dormir. — susurra seductor.

Tal vez fue la brisa de la noche la que me erizó la piel pero sus palabras me han causado escalofríos en el buen sentido.

—Entonces con más razón... — susurré acercándome a él.

Estaba empezando a conocer su juego... Y en ese juego yo también sé jugar.

Vamos a ver quién de los dos cae primero, Pimentel.

Una de mis manos acuna su rostro, la reciente barba raspa contra la palma de mi mano y en cierto modo me gusta. Sus ojos oscurecen y brillan con lujuria, probablemente los míos estarían de igual.

—¿Me estás ofreciendo ir a tu casa sola para compartir la cama? — pregunta con la voz ronca.

—¿Y quién dijo que sería en la cama?

Lo veo tragar saliva, mi mano se desliza hasta su garganta y acaricio su nuez de Adán con la yema de mis dedos.

Estoy jugando con fuego, me consta.

Noto sus manos en mi espalda baja y acercándome a su cuerpo, no me atrevo a bajar la mirada porque me basta con notarlo.

—Tus insinuaciones me están poniendo muy caliente.

—Lo sé. — admito, mi mano libre se desliza por su abdomen hasta llegar a su entrepierna. Doy un ligero apretón, deleitándome con el gutural gruñido que se escapa de sus labios.

—Fiamma... — dice en forma de reclamo.

Sonrío de forma descarada antes de separarme de él, un auto de color negro se estaciona frente a nosotros, de este sale el chófer para poder abrirle la puerta a Joel.

—Suerte con tu pequeño problema, señor Pimentel. — le guiño un ojo de forma juguetona antes de caminar lejos de él, en dirección a mi auto.

Podía sentir su mirada en mi, estoy casi segura de que era esa mirada irritada que solía poner en este tipo de ocasiones.

Pero vamos, que dejarlo con las ganas no era para nada gustoso...

Fiamma D'Altrui está en su modo mala malísima, también conocida como mujer bruja.




Magnate Pimentel Where stories live. Discover now