Capítulo 15

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Joel Pimentel

Hace más de cinco minutos que le envié a Fiamma un mensaje diciéndole que la esperaba fuera de su casa... La espera vale la pena en cuanto la veo salir, la boca se me hace agua y no es para menos ya que estaba hecha una diosa de la cabeza a los pies.

—Señorita D'Altrui, está usted hermosa. — la halagó mientras tomo su mano y beso sus nudillos.

—Señor Pimentel, también se le ve muy guapo esta noche. — responde con una sonrisa pícara en el rostro, no sé lo que se pasa por su mente pero pagaría por saberlo.

Le abro la puerta con toda la caballerosidad del mundo, ella entra de una forma jodidamente elegante antes de cerrar ella misma la puerta. Rodeo el auto para adentrarme yo también y encender el auto para manejar hasta el restaurante donde sería la cena.

—No voy a entrar contigo. — dice, con la mirada fija en la ventanilla como si el paisaje fuera verdaderamente interesante.

—¿Por qué no?

—Porque no quiero que digan cosas que no son, tú entrarás primero y unos minutos después entraré yo.

—Ese tonito me da a entender que no puedo refutar nada en contra, ¿verdad?

—Chico listo.

Rodeo los ojos mientras aprieto mis manos en el volante, esta mujer me desespera... ¿Qué problema hay con que nos vean juntos?

Además... Yo no tendría ningún problema en presumirla a mi lado.

Bueno, Fiamma, te dejaré pasar esto...

No es justo que sea mi juego y tú pongas las reglas, así no hay diversión.

Estaciono en el parking del restaurante, me deshago del cinturón de seguridad y miro a la mujer que está sentada justo al lado.

—Nos vemos dentro, Pimentel. — me guiña un ojo antes de salir del auto, hago lo mismo y no dudo en caminar hasta el restaurante.

Tres de mis compañeros están ya sentados en la mesa, la ausencia del Magnate Colón es lo que más llama mi atención. Parecía ir muy en serio ese muchacho...

Nos saludamos como salvemos hacerlo todos los días y me siento con ellos para después iniciar una plática bastante agradable.

—¿La italiana llegará? — pregunta Richard mientras apoya sus codos en la mesa—. Por lo visto es una jovencita olvidadiza, impuntual e irresponsable.

Una punzada de algo se siente en mi estómago, estoy muy seguro de que Fiamma no es nada de lo que él ha mencionado pero no puedo hacérselo saber.

—¿Y esa cara, Pimentel? — murmura Zabdiel con burla.

—No empieces, De Jesús.

—Voy a hacerte una pregunta y quiero que seas sincero. — dice él mirándome —. ¿Qué pasa realmente entre tú y Fiamma?

—Nada. — es Richard quien responde, haciendo que todos fijemos la mirada en él.

—Camacho, no te preguntó a ti. — ahora es Christopher quien habla.

Él pone los ojos en blanco de notando molestia, cuando separo mis labios para poder hablar me quedo sin habla, mi mirada se fija en la entrada del restaurante y en la diosa que estaba caminando en nuestra dirección; nada más y nada menos que Fiamma D'Altrui.

—Madre mía, me cunde un viaje a Italia. — murmuró el Magnate Vélez por lo bajo mientras parecía comerse con la mirada a la joven.

—Consíguete la tuya, esa es de Pimentel. — murmura De Jesús con un tono de diversión en la voz.

Paso por alto sus comentarios y me levanto para poder recibirla, besando sus dos mejillas de una forma cordial.

—Buenas noches, señores. — saluda con una sonrisa en el rostro, pasa a saludar también a los chicos para después volver a donde yo me encontraba.

—Buenas noches.— respondo finalmente, ella sonríe burlona antes de tomar mi rostro con sus manos y jugar con sus uñas en mi barba.

Sus ojos verdes brillan con malicia y diversión, no hace falta ser muy listo para saber que está jugando y yo estoy disfrutando de su juego.

Sus labios rozan los míos y no puedo evitar soltar un suspiro, parece divertida ante mi acción. Remojo mis labios haciendo que sienta mi húmeda lengua contra los suyos.

Jodida mierda, estoy ansioso por besarla y no me atrevo a unir nuestros labios. Quiero que ella lo haga, quiero que sea ella quien me bese... ¿Qué cojones me está pasando?

Su dedo pulgar delinea mi mandíbula de tal forma que hace que mi polla se crispe bajo la tela de mi pantalón.

Sus labios toman los míos con posesividad, formando así un beso ensalivado y deseado. Nuestras bocas ya se conocían perfectamente, las lenguas iban por el mismo camino.

Sus dientes tomaron mi labio inferior para jalar de él y después separarse como si no me hubiera dado el beso más ardiente que mi boca recibió en la vida.

—Uhum, creo que eso responde a mi pregunta. — dice Zabdiel mientras asiente brevemente.

Christopher se encontraba con una copa de champán en la mano, acercó esta a sus labios y bebió un trago sin sacarme la mirada de encima.

No tenía que hablar para que lo entendiera, lo prefería así...

Richard se había quedado helado, él pensaba que era actuación... Y no estoy diciendo que no lo sea, simplemente digo que Fiamma va siempre siete pasos por delante de todos nosotros.

—¿Y el Magnate Colón? — cuestiona la italiana mientras pasa una de sus piernas por encima de la otra, dejando a la vista su bronceada piel.

—Él se echó para atrás con este proyecto, aún estamos en proceso de convencerlo. — explicó Zabdiel.

—¿Por algún motivo?

Su mirada se clavó en mi, y por primera vez en mucho tiempo, perdí toda la seguridad que siempre me abarcaba. Fiamma me hacía sentir eso que pocas veces sentía, culpabilidad.

Por lo de Erick, por lo suyo y por todo lo que todavía no salía a la luz y podría odiarme por ello.

Magnate Pimentel Where stories live. Discover now