Capítulo 25 (FINAL)

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Joel Pimentel

Observo a la jovencita despeinada que está dormida en mi cama, con su cuerpo enredado en las sábanas blancas de seda y sus labios entreabiertos mientras que respira de forma pausada.

Los recuerdos de la anterior noche llegan a mi cabeza y no puedo evitar sonreír como un idiota.

Si esto  es el amor... ¡Joder! Que bonito se siente estar enamorado.

—Pequeña Fiamma...— susurro mientras acaricio una de sus mejillas, se remueve incómoda y logra que varios mechones de su cabello se caigan por su rostro. Suelto una pequeña risa mientras trato de sacar su cabello de su cara.

—Basta... — murmura todavía adormecida.

—Lo siento. — me disculpo, alargo el brazo para tomar el celular de la mesita de noche y mirar la hora.

Pasan apenas unos minutos de las siete de la mañana y eso me hizo recordar que en tan solo tres horas tendríamos una reunión con los magnates para firmar el asociamiento con Fiamma.

Hoy era el día.

No había marcha atrás y ya nada podía salir mal.

—¿Joel? — escucho como ella pronuncia mi nombre, dejo el celular de nuevo en su sitio y la miro.

Se encontraba refregando sus ojitos, acto seguido se sienta en la cama sin importarle su desnudez.

—Buenos días, Amore mio. —digo con acento italiano demasiado exagerado.

Buongiorno, tesoro.— responde sonriendo.

Joel Pimentel que no sabe nada de italiano VS Fiamma D'Altrui que es italiana y por lo tanto su idioma es perfecto.

Así es imposible jugar.

—¿Cómo has dormido? — cuestiono mientras me siento en la cama al igual que ella y me inclino para dejar un casto beso en sus labios.

—Con los ojos cerrados. — murmura divertida, siento sus pequeños brazos rodear mi cuerpo y su cabeza descansar en mi pecho.

—Chistosita... — rodeo los ojos con fingida molestia—. Me tomaré eso como que has dormido bien.

—Uhum, créeme que si lo hice. — la escucho susurrar sobre mi piel, sus labios dejan besos en mi pecho y yo sonrío ante la acción.

Y a pesar de que estoy disfrutando demasiado de este despertar a su lado, soy consciente de que el reloj corre en nuestra contra y que debemos de arreglarnos para ir a la empresa.

—Fiamma...

—Ya lo sé, solo déjame disfrutar un poco más.— dice antes de soltar un suspiro.

—Ven aquí... — digo mientras tomo su rostro con mis manos, no dudo ni siquiera un segundo cuando junto nuestras bocas para besarnos una vez más. Mis labios no quieren soltarse de los suyos, cuanto más la beso parece que más quiero besarla

Un gemido se escapa de sus labios cuando nuestras lenguas entran en combate, y aunque es ahogado en mi boca fue lo suficientemente audible para que mis oídos lo percibieran y mi cuerpo reaccionara.

La acuesto en la cama, sin dejar de besarla en ningún momento y sin importarme la hora que marcaba el reloj.

—Joel, no podemos...

Magnate Pimentel Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz