Capítulo 4

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Fiamma D'Altrui

No era un secreto a voces que admiraba a Joel Pimentel como Magnate. Sin embargo, ahora que había mantenido conversaciones con él, tanto de forma formal como fuera del trabajo, podía decir que lo admiraba mucho más que antes. Se le nota un hombre muy seguro de lo que hace.

—Señorita D'Altrui, ¿quiere que agende una reunión con el señor Pimentel o...?

—No es necesario, será algo privado.

—Por curiosidad, ¿ustedes están saliendo?— pregunta mi secretaria, alzo la mirada de los papeles que me encontraba leyendo y la miro con seriedad.

—Independientemente de cual sea la respuesta a esa pregunta, a ti no te debe de importar.

—Lo siento, señorita. — murmura apenada antes de abandonar mi oficina.

¿Salir con Joel Pimentel?

Ja, como si esas cosas pasaran...


Esos dos días se pasaron con bastante rapidez, cuando una persona hace lo que le apasiona no lo siente como trabajo. Supongo que ese es mi caso, me encanta lo que hago y sé que lo doy a conocer en cada cosa que hago.

Ma miró al espejo una última vez, llevó un traje de color blanco que se amolda a la perfección en mi cuero, lo único que llevo por debajo es un conjunto de lencería del mismo color. Pienso en no llevar chaqueta porque la verdad se me ve realmente hermoso ese conjunto, finalmente me decido por llevarla porque sé que hablarán de más si hago lo contrario.

Acomodo mi cabello una última vez y camino fuera de mi casa, abro la puerta de mi auto y siento como varios flashes me ciegan.

—¡Señorita D'Altrui! ¿Tiene un momento para nosotros? — cuestiona un reportero acercándose.

—¿Escuchó las acusaciones de su ex trabajador? ¿Son ciertas estas acusaciones y por eso no se pronunció al respecto? — pregunta otro de ellos, el micrófono pasa a estar a centímetros de mi rostro.

—Si me disculpan... — les sonrío antes de entrar al auto y conducir a la empresa de Joel. La prensa allí sólo aumenta, haciendo que se me dificulte la entrada.

—¡Fiamma! — exclama al verme entrar—. Joder, pensé que tendría que ir a por ti, vi como casi te matan allá afuera.


—Estoy bien, gracias. — sonrío de lado, Joel me tiende su manos y yo no dudo en tomarla.

—Tal y como están las cosas nos conviene quedarnos aquí, ven conmigo. — caminamos hacia el ascensor, todos los allí presentes nos miran con atención, las puertas de la caja metálica se cierran y nos quedamos ambos allí dentro por unos segundos—. Bienvenida a mi oficina.

Caminamos por un pequeño pasillo, al final de este hay una gran puerta que Joel se toma la molestia de abrir y darme paso al interior.

Non è affatto male.

(No está nada mal)

—No tengo ni idea de lo que dijiste. — afirma cerrando las puertas detrás de su cuerpo.

Mi piace. — digo con total sinceridad, entonces me doy un facepalm mental al darme cuenta de que empecé a hablar en italiano.

(Me gusta)

—Si, ya veo... — murmura en voz baja, apoya sus manos en su escritorio y me mira de arriba a abajo.

Magnate Pimentel Where stories live. Discover now