Capítulo 5

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Joel Pimentel

Miro por vigésima vez en el día las noticias, sigue saliendo su angelical rostro mire por donde mire. Me había encargado personalmente de desmentir las habladurías de Johann ante los medios y de borrar toda la mierda que estaban diciendo contra ella, por supuesto que creían mi palabra antes que la de cualquier estúpido que quisiera llamar la atención.

-Pongámonos serios. - dice Erick golpeando la madera de mi escritorio con su puño-. ¿Te has follado a Fiamma D'Altrui?

-Erick, lo que haya hecho no es tu problema. - dijo el magnate Vélez, se encontraba de pie frente al gran ventanal que formaba parte de la pared de mi oficina, contemplaba la ciudad desde allí con las manos metidas en los bolsillos de su pantalón de vestir y con un gesto de desinterés.

-Oh, claro que es mi problema... - protesta frunciendo su ceño y cruzándose de brazos-. Quiero salseo, esa mujer está como quiere, seguro que en la cama...

-Jovencita.- me veo en la obligación de interrumpirlo con mi corrección -. No es una mujer, es una jovencita.

-Que jovencita ni que nada, no hables como si fueras un viejo.

-Aunque me joda aceptarlo, Erick, soy mayor que ella por bastantes años...

-¿Bastantes? - pone los ojos en blanco-. Deja de exagerar.

-Doy esta conversación por finalizado. - murmuro mirándolo con seriedad.

-¿Pero te la has follado o no?

Christopher se ríe a la vez que voltea para mirarnos, niega con la cabeza en dirección a Erick pero este parece no hacerle caso y decide continuar insistiendo en el tema.

-No, Erick. - digo finalmente -. No me la he follado ni tampoco tengo la intención de hacerlo.

-Eso ya lo veremos en un par de meses. - sonríe con picardía-. Se notó en la junta del otros día que la deseabas, miraste su escote un par de veces antes de fijarte en sus jodidos ojos.

Bueno, eso no era del todo cierto... Sus grandes ojos verdes fue lo primero que miré, eso no quita el hecho de que después mirara su escote un poquito...

¡Pero vamos! La mujer está jodidamente ardiente, no me pueden culpar de algo así.

-No mezcles tu vida privada con la laboral. - aconsejó Christopher -. No suele terminar bien.

-Vélez, tú no la viste en persona. - replicó Erick-. Te juro que dejó a todos los señores allí presentes con la boca cerrada, solo tuvo que caminar como una diosa y decir su nombre.

-Según mis contactos, tengo entendido que faltó al resto a Joel. - alzó una ceja en mi dirección -. Interrumpir a un magnate es un asunto serio y más para gente como esos señores que no tienen de que hablar y necesitan chisme.

-No lo consideré falta de respeto ni mucho menos. - aclaré -. Ella únicamente dijo su nombre cuando yo estaba por presentarla, nada fuera de lo normal.

-Viniendo de ti, no sé como tomármelo. - dijo con sinceridad.

Y no lo culpaba, como ya dije anteriormente no soy hombre de que me interrumpan pero algo en ella hizo que se lo dejara pasar por alto.

-Ella es así de alocada.- me encogí de hombros tratando de restarle importancia.

-¿Alocada? - pregunta Erick-. Yo la vi bastante empoderada, con la cabeza bien en alto, sin dejarse pisotear por nadie y sobre todo, muy formal en su trabajo.

-Sabe el lugar que ocupa.

Di la conversación por finalizada cuando vi su nombre aparecer en la pantalla de mi celular, quedamos para vernos en media hora así que de forma amable despacho a mis amigos fuera.

La prensa me espera nada más salir de mi empresa y me acosan con miles de preguntas, los flashes me ciegan por unos segundos, todos allí tratan de buscar la "exclusiva".

-Si me disculpan. - Sonrío de forma amable a todos los reporteros y camarógrafos allí presentes, me adentra en su auto y conduzco hasta llegar a la empresa de Fiamma. Para mi suerte la zona está mucho más despejada así que puede adentrarse con facilidad allí.

-Señor Pimentel, no sabía que vendría. - sonríe la secretaría acercándose.

Magnate Pimentel Où les histoires vivent. Découvrez maintenant