Capítulo 8

2K 197 8
                                    


Fiamma D'Altrui

Río sarcástica sin saber que hacer o decir...

¿Tensión sexual?

Ya, claro.

Es un hombre jodidamente atractivo pero tampoco es para que venga a soltarte estas bombas así como si nada. También me consta que soy guapa pero no tanto como para que Joel posara su vista en mi, está acostumbrado a las chicas de su edad, altas, cuidadas y de piel bronceada.

Pero vamos, que tampoco es como si eso fuera a importarme, sus gustos eran lo menos importante para mí en estos momentos.

—Mira Pimentel, por mi puede irse muchísimo a la mierda. — espeto en su dirección —. Usted, sus ilegales negocios y la puta tensión sexual que cree que tenemos.

—Fiamma, no digas cosas de las que te puedes arrepentir más tarde. — murmura dando unos pasos para acercarse a mi, rápidamente puse más distancia entre nuestros cuerpos.

—No se acerque, no trate de persuadirme poniendo carita de bueno y diciendo palabras dulces. Se ve ridículo intentándolo.

—Así que me veo ridículo. — alza una ceja mientras me examina de pies a cabeza.

—Si, créame que si. — bufo a la vez que me cruzo de brazos —. Doy esta conversación por finalizada, espero no volver a cruzarme con usted.

—No seas egoísta, yo si tengo muchas ganas de cruzarme contigo día a día.— susurra, su lengua se pasa por su labio inferior tratando de ser seductor... Y mierda, vaya que lo consigue.

—Lo repito, váyase a la mierda.

Volteo y comienzo a caminar a la salida, por suerte esta vez no me lo impide y puedo irme con facilidad.

Mi mente está a punto de colapsar con toda la información y todos los sucesos del día de hoy.

Tenía que investigar un poco sobre el tema de Joel y de sus negocios ilegales, para mi desgracia solo había una persona a la que recurrir: Johann.

Creía recordar que vivía cerca de allí así que en poco tiempo podría llegar a su apartamento, estacioné el auto de mala manera frente al edificio y me apresuré en subir las escaleras. Mis nudillos golpearon la madera de la puerta repetidas veces.

—¡Mierda, que ya voy! — se escuchó el grito antes de que la puerta fuera abierta—. Anda, pero si es mi ex jefecita.

—¿Tienes un momento para hablar?

—Últimamente no tengo la agenda muy ocupada porque no trabajo. — se encogió de hombros —. ¿De qué quieres hablar?

—No te hagas el tonto, sabes muy bien de lo que quiero hablar.

—Te has tardado más de lo que me esperaba, Fiamma. — se encogió de hombros y se apartó para dejarme entrar, el lugar era bastante acogedor.

—¿Cómo conseguiste esa información?

—Vayamos despacio, mujer... ¿Nos sentamos y lo hablamos con calma?

—No debería de estar perdiendo mi tiempo en estas mierdas.— digo molesta, aún así me siento en el sofá y él se sienta cómodamente a mi lado.

—Supongo que tengo mis contactos para poder tener información confidencial.

—Ya, claro... Tus contactos. — respondo con ironía.

Este sujeto tampoco me inspiraba confianza así que no sé que creerle y que no. Iniciar una investigación por mí sola sería muy arriesgado y no estaba dispuesta a perder tanto por una estupidez de este tipo.

—Bueno... Capaz que usara tu nombre. — suelta de golpe—. Ya sabes, tú eres alguien importante y tienes influencias, es fácil.

—No me lo puedo creer... ¡Has llegado muy lejos! — chillé horrorizada.

¿Quién se creía que era para usar mi nombre en estos asuntos?

Ahora estaba dentro de algo ilegal y no me gusta para nada.

—No te alteres, ¿no querías respuestas?

—Eres un sinvergüenza.

—Si, por supuesto que lo soy. — se encogió de hombros restándole importancia—. Pero en el mundo de los negocios es verdaderamente importante no tener ningún pudor.

—Tú te has pasado.

—Solo un poquito pero necesitaba saber que se traía él y su grupito entre manos. Como pudiste ver en los archivos hay bastante información pero no la suficiente como para delatarlos, tienen a los mejores abogados y cargarían en nuestra contra.

—En tu contra. — corregí rápidamente —. A mí no me metas en tus líos.

—Ya estás metida desde hace mucho, Fiamma... Y ellos lo saben, así que ándate con cuidado. Venir a Estados Unidos fue el peor error de tu vida.

—¿Por qué debería de confiar en ti?

—Una corazonada te trajo hasta aquí, puedes dejarte llevar.

Dejarme llevar, ja.

Si supiera la de cosas que terminaría haciendo si me dejara llevar...

—Ahora bien, que Pimentel no se entere de esto porque me mataría... Si con solo mencionar tu nombre tuve que terminar enfrentándolo en los juzgados, pobre de mi.

¿QUÉÉÉ?

¿Cómo que juzgados?

—¿Tuvisteis un juicio?

—Si, un juicio privado... Pagó millones a la prensa para que esto no saliera en las noticias y que se quedara como un problema entre ambos.— explicó —. Finalmente, dio un par de palabras ante los medios a tu favor y todos cayeron rendidos a sus pies.

Esto me acaba de dejar helada. Joel actuó a mis espaldas por mi bien para que se solucionara lo más pronto posible y no hubiera problemas de más.

—¿Entonces me estás diciendo que...?

—Joel Pimentel es tu puto héroe. — me interrumpió con sarcasmo, la amargura cargada en su voz no denotaba algo bueno—. No sé en qué bando estás, Fiamma. Tendrías que tener mucho cuidado porque eres una presa muy fácil y por lo que estoy viendo ya ha comenzado con sus jueguecitos de ser el puto amo, todo un galán y la mejor persona del mundo. Abre los ojos porque la realidad te golpeará muy fuerte cuando te des cuenta.


Siento las lágrimas picar en mis ojos pero no voy a darle el lujo de verme llorar. El hombre al que tanto admiraba resultó ser únicamente un fiasco, solo era su imagen hacia el público lo que me gustaba y no su verdadero ser.

El sonido de una notificación en mi celular hace que me sobresalte, lo tomo en mis manos y me maldigo al ver su nombre en la pantalla.

"A las 22:00 en la playa. Responderé a todas las dudas que vuelan por tu mente, no faltes."

Magnate Pimentel Where stories live. Discover now