Capítulo 24

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Fiamma D'Altrui

Corro rápidamente hasta mi habitación para poder cambiarme de ropa.

Sinceramente, no pensaba que Joel vendría a buscarme tal y como lo prometió...

—Con calma, Fiamma. — me dije a mí misma mientras me vestía, al terminar me miré al espejo y di un leve asentimiento.

No era la primera vez que salía con Joel así que no entendía mi nivel de nerviosismo...

Oh si.

Supongo que es porque ambos hemos aclarado lo que sentíamos el uno por el otro.

Joel se encontraba fuera de casa, todavía... Y yo que pensaba que había entrado mientras me vestía... Se me notaba más que pensativo, como si hubiera cosas que lo preocuparan.

—Estás radiante. — me halaga en cuanto posa sus ojos en mí, una sincera sonrisa se apodera de sus labios y yo no puedo evitar imitar su acción.

—Olvidé mencionar que también estás muy guapo.

Porque lo estaba.

Bueno, él siempre lo estaba... Pero hoy lucía más atractivo que de costumbre.

—Gracias, cariño. — murmura con diversión mientras me tiende su mano, no dudo en tomarla para caminar juntos hasta su auto.

La ida al restaurante nos la pasamos hablando de una forma muy fluida, la conversación salía sola y eso era más que increíble. La cena transcurrió de la misma forma, el coqueteo constante y el ambiente cargado de lo que los dos sentíamos.

—¿Te gustaría pasar la noche conmigo? — preguntó mientras acariciaba mis nudillos con su dedo pulgar—. Quiero llevarte a conocer mi casa.

Y ahí estaban las propuestas indecentes que tanto lo caracterizaban.

Era tanta la tensión sexual acumulada que no dudé en asentir nada más escucharlo. La sonrisa maliciosa que surcó sus labios no pasó desapercibida para mí.

Las pocas veces que había visto la casa de Joel era mediante revistas o por Internet, en la realidad impresionaba muchísimo más.

—Creo que me acabo de enamorar. — declaro mirando la casa frente a mis ojos, él pone una mano en mi espalda baja y me invita a seguir caminando.

—Podrías venir a vivir conmigo.

Y por su tono de voz no parece ninguna broma... ¿Cómo puede siquiera pensar estas cosas?

Decido no responder a eso, sacudo la cabeza ante el jodido pensamiento mientras él abre la puerta.

Un camino de velas ilumina el suelo.

Si, un puto camino de velas. No veo yo a Joel un tipo de hacer estas cosas, solo falta que la habitación tenga pétalos de rosas y ya lo perdimos.

—¿Tú hiciste esto?

—Eh... No. — responde, una risa nerviosa se escapa de sus labios y se encoge de hombros—. Creo que es obra de Zabdiel.

Oh genial, el Magnate de Jesús ya sabe que me estoy acostando con Joel.

La cosa no puede ir a mejor...

O al menos eso creía, porque cuando sus labios se posaron en la piel de mi cuello juré que era la cosa más deliciosa que mi cuello experimentaría jamás.

—Y no vamos a desperdiciar todo lo que hizo. — susurró, uno de sus brazos se pasó por detrás de mis rodillas mientras que el otro sujetaba mi espalda. Me llevó cargada en sus brazos hasta su habitación, donde me depositó con mucho cuidado en el colchón y me admiró por varios segundos antes de lanzarse a mis labios.

Fue cuestión de pocos minutos para que la ropa se desprendiera de nuestros cuerpos y terminara en el suelo. Joel besaba y acariciaba cada parte de mí cuerpo con suma lentitud, como si quisiera alargar el placer al máximo y no acabar nunca, esa simple acción resultó ser muy excitante.

Las manos de Joel tomaron un pequeño frasco que estaba encima de la mesita, aceite erótico.

Jesús bendito... Nunca unas manos me habían hecho sentir tan bien....

—Joel... — gemí, sus dedos se deslizaba por mi cuerpo repartiendo caricias que se tatuarían en mi piel.

—Quiero que disfrutes esta noche tanto como yo. — susurró antes de llevar sus labios a mi entrepierna, separó mis piernas haciéndome quedar completamente expuesta para él y acercó sus labios a mi sexo.

—Créeme que lo haré...

Entonces sus labios tomaron mis pliegues y los succionó de una forma jodidamente caliente que me dejó en el cielo. Sabía muy bien lo que hacía, me llevaría al límite y yo estaba dispuesta a lo que fuera...

Su lengua rodeó mi clítoris, haciendo círculos a su alrededor pero sin llegar a tocarlo. Y allí estaba yo, palpitante y dolorosa de placer, con la sangre recorriendo mi cuerpo a una velocidad inigualable y con la respiración agitada.

—Por favor, Joel... — me escuché a mí misma suplicándole, rogándole para que saciara el problema que él mismo había ocasionado.

—Se nota que me deseas. — susurró con sus labios todavía en mi sexo, mandándome vibraciones por todo el cuerpo ya que cada vez que movía sus labios para hablar los rozaba con mi sensible piel y me hacía enloquecer.

—Si... No me hagas esperar. — murmuré con la voz ahogada del deseo, quería y necesitaba de esto.

—Por supuesto que no. — pasó su lengua con demasiada lentitud por mi vulva que hizo que me retorciera en la cama, sus manos ascendieron hasta tomar las mías—. Te haré el amor, Fiamma.

Estoy empezando a amar ese término.

Deja mis manos sobre mi cabeza, se separa de mi entrepierna para acercarse a mi rostro y darme un beso lleno de pasión.

Y lo que vino después fue inefable, nunca algo me había gustado tanto hasta que Joel Pimentel se puso en mi camino.

Estados Unidos e Italia son una gran combinación, quedan tan solo días para que una firma nos una y no puedo sentirme más orgullosa.

Magnate Pimentel Where stories live. Discover now