Capítulo 6.

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Gwen Trainor.


En mi tercer día de clases, sinceramente me fue muy bien. Por ahora la universidad no me parece tan difícil como me la ha descrito Pam. Sin embargo, tal vez sea porque aún solo estamos con simples definiciones e investigaciones. Sé que todo tomará un giro un diferente en las clases de Arte como tal.

Hoy Pamela, Wells y yo nos encontrábamos charlando en mi habitación. Pues ninguno de los tres teníamos más clases y esperábamos con ansias que Thomas llegara. Se inscribió para poder admitirse en el equipo de fútbol americano de la universidad. Hoy eran las pruebas, y justo en estos momentos lo están evaluando. El problema era, que ya no podíamos hacer lo mismo que en la preparatoria. Ya no podíamos ir a apoyarlo, puesto que no permitían que otras personas estuvieran presentes en las prácticas para que los chicos no se "desconcentraran". Tristemente Thomas no podrá escuchar las porras mías y de Wells, ni ver nuestras caras pintadas de muchos colores y su nombre en nuestra frente. Sé que lo extrañará.

—¿Desde cuándo son amigos? —nos cuestionó Pamela a Wells y a mí, mientras lamía restos de chocolate por sus dedos. Estábamos muy acomodados en su cama. Pamela y yo contra el respaldar de la pared y Wells al otro extremo de la cama. En el medio llevábamos, un bol repleto de doritos. Adoraba los doritos. Eran parte de mi alma. Y en otro más pequeño, cuadritos de chocolate.

Wells y yo nos miramos a la cara como si pudiésemos interpretar una respuesta por nuestra mirada—Once años —respondí.

—Diez años —había respondido Wells. Al unisonido. Lo volví a mirar con el ceño fruncido, él me miraba de la misma forma.

—Son once años —repetí. Sacudió un par de veces su cabeza en negación.

—Claro que no. Son diez— replicó muy seguro. Pero yo estaba más segura que él. Estaba segura que nos conocimos hace once años.

—No. Fue hace once años, estoy muy segura —manifesté. Pam nos miraba divertida desde su lugar.

Wells entrecerró los ojos. Era su manera de retarme—¿En qué año de primaria?—indagó. Algo que me hizo pensar. No estaba decidida si fue en tercero o en cuarto grado.

—Bueno... En cuarto ya nos conocíamos —mi voz salió como un hilo. Wells abrió los ojos como dos círculos gigantes para luego llevarse una mano al pecho. Justo en la zona del corazón.

—¡Trainor! —exclamó —No puede ser posible que no lo recuerdes.

Ladeé una mueca tímida—Si lo recuerdo... es que... no te quiero decir —mentí. De verdad no lo recordaba. No soy la mejor para recordar las cosas.

—A ver, ¿cuál es mi nombre completo?—inquirió como prueba de desafío. ¡Ja! Eso era muy fácil.

—Wells Daniel Buttler...—me detuve recordando el segundo apellido de mi amigo. Pero nada venía a mi mente. Ni siquiera la primera inicial. Mierda.

—¿Es en serio? —volvió abrir los ojos en grande.

—¡Está bien! ¡No recuerdo tu segundo nombre! —chillé derrotada. Mi amigo me miró con ojos de triunfador, llevándose un dorito a la boca.

—¿Y han sido los mejores amigos desde...? —inquirió Pamela dudosa.

—Diez años —completó Wells, mirándome por el rabillo del ojo. Ahora ponía en duda el tiempo que llevábamos conociéndonos. Creía que eran once... ¿Por qué debo ser así?

Ángel 234(I&II)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt