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―¿Estos son tus refuerzos? ―pregunté, tratando de no sonar despectiva, pero era posible que tuviera una ceja alzada y mala cara.

En mi defensa diré que el chico no parecía nada del otro mundo. Tenía una cresta rosa, un pendiente de una cruz invertida en la oreja y otro piercing en la ceja, con forma de pincho. Además, llevaba bermudas de color amarillo chillón y una camisa hawaiana. Y podía ir a peor, con unas chanclas desgastadas. A ver, que yo entiendo que hacía calor, no esperaba a alguien en plan comando militar, pero tampoco... eso. Ni siquiera parecía mayor que yo y hubiera jurado que no era un vampiro.

―¿La humana me está juzgando? ―me preguntó altivo.

―No, no, es que nunca ha visto una parca ―me disculpó Dominic.

―¡¿Una qué?! ―pregunté más alto de lo que pretendía.

―Tenemos prisa, así que resumamos, Sarah; él es Mark, una parca. Se encarga de mandar a los fantasmas al Infierno.

―Menudo resumen ―murmuró el tal Mark―. ¿Por qué me has llamado, Dom?

―Estamos detrás de la pista de algo ―explicó, con tono profesional―. Puedo meter a Sarah dentro, pero necesito que alguien la vigile.

―¿Dentro de qué? ―preguntó Mark, entrecerrando los ojos con desconfianza.

―Puede qué... bueno... Ya sabes. ―Dominic apartó la mirada y juro que se sonrojó.

Nunca había visto a un vampiro sonrojarse, pero lo hizo, mientras se rascaba la nuca.

―Suéltalo, tío, o me largo.

―Cazadores de criaturas ―confesó Dominic finalmente, centrando la mirada en la parca de nuevo.

No entendía el drama, pero Mark retrocedió un par de pasos, como si le hubiera golpeado.

―¡No, no, no! Búscate a otro ―se negó, apartándose otro paso―. ¿Sabes lo que pasa en el mundo actualmente, idiota? El Primero ha escapado, el mundo se va a la mierda. Las criaturas están atacando a diestro y siniestro como si no hubiera consecuencias y en Morkvald están tan acojonados que no se mueven para pararlas. Unos putos humanos no podrían importarme menos. La última vez casi me pillaron, Dominic. Y esa gente no era lo que decíais.

―¡Eran esclavos de Werner! Les hicimos un favor ―se defendió el vampiro.

Yo miré a un lado y otro, como si fuera un partido de tenis. No entendía la mitad de lo que decían, pero me hubiera gustado tener unas palomitas para ver la pelea.

―¡Los masacramos! ¿Qué favor es ese? ¿No crees que Anuja se fue por eso?

―No la metas en esto ―advirtió Dominic.

―Yo no la meto en nada. Es que no aprendes, idiota.

―Esto es diferente, Mark. De verdad. Están secuestrando humanos y...

―Siempre es diferente. Parece mentira que encima me hayas llamado a mí. ¿Esperabas que te dijera que sí? ―Me miró con severidad de golpe―. Deberías largarte antes de que haga que te maten.

Se dio la vuelta, para largarse de allí. Yo miré a Dominic, que parecía no saber cómo arreglar el tema.

―Si puedo hablar en nombre de la humanidad ―me metí, por ayudar―. Yo estoy de acuerdo en que esa gente muera.

Mark se giró hacia mí con fiereza. Dominic se movió para ponerse en medio.

―Puedes irte antes de que muera nadie ―aclaró Dominic―. Solo necesito que vigiles a Sarah hasta donde sea que la lleven, por si pasa algo más rápido de lo que yo pueda llegar. Cuando la lleven con el jefe, entro yo y tú puedes largarte. Y te deberé una.

Crónicas de Morkvald: Luna de Hielo #3 - *COMPLETA* ☑️Where stories live. Discover now