XV

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―Era mucho pedir que me tropezase con un vampiro de casualidad, ¿no? ―pregunté sin ningún ánimo―. ¿Qué quieres?

―Justicia.

―Bienvenido al club.

Me intenté soltar de él, para volver a buscar a mis amigas, pero el vampiro no me dejó ir. Tampoco me sujetó en plan aterrador, se limitó a agarrar mi brazo, pero sin usar mucha fuerza.

―Mira, ni soy abogada, ni soy jueza. ¿Qué mierda quieres que haga por ti?

―Espero a Dominic ―aclaró.

―Ah, qué sorpresa, la cosa no va conmigo... ―suspiré con fingida desilusión―. Te equivocas de chica, cariño. Ahora suéltame.

Traté de soltarme de nuevo, tirando de mi brazo para liberarme. Sin embargo, no necesitó hacer más fuerza para retenerme allí. Quise patearle, pero supe que me haría más daño yo que a él.

―Tranquila, te aseguro que conmigo estarás a salvo, de momento.

Me pasó el dorso de la mano con suavidad por el estómago. Me arrepentí por primera vez de no ir más tapada. Odiaba el contacto obligado con los vampiros. Dominic era la única persona que me hacía sentir bien.

―Insisto, te equivocas de persona. Dominic no vendrá por mí.

Aparté su mano de mi estómago, pero solo conseguí que se inclinase para hablarme muy cerca.

―¿Crees que Dominic no está mirando justo ahora? ¿Deseando cortarme la mano para que deje de tocarte?

―Si fuera así, ¿por qué no lo hace? ―pregunté sin ánimo.

Si no le hubiera dicho que no me siguiera, seguramente como mínimo sus hombres estarían allí. Menudo talento innato tenía yo para meterme en problemas absurdos y mortales.

―Porque está esperando el mejor momento. Es bueno luchando, mejor que yo, eso lo sabe, pero está en desventaja porque no sabe cuántos de mis hombres hay alrededor. Ni si ya me he metido en tu mente.

―¿Lo has hecho?

Miré alrededor, buscando a Dominic. ¿De verdad podía estar por allí? No, seguro que ese tipo estaba haciéndose una idea equivocada de mi relación con el vampiro.

―No. Será más divertido así, ya verás. ―Sonrió con maldad y yo solo pude estremecerme.

―Ha debido hacerte algo realmente horrible.

No me respondió. Sinceramente, tampoco esperaba que lo hiciese. ¿Por qué dar explicaciones a la insignificante humana que ibas a matar? Unos pasos a mi espalda me sobresaltaron un poco y me emocioné pensando que sería Dominic. Sin embargo, al mirar sobre mi hombro, descubrí a Jenkins.

―No te metas en esto ―ordené, porque, sinceramente, me había cansado de salvarle la vida ya.

El vampiro, por el contrario, me empujó con fuerza contra él, que apretó la pistola en mis costillas sin ninguna delicadeza. Yo brinqué un poco por la sorpresa. ¡Qué fría estaba, joder! Y que incómodo era sentirla sobre la piel desnuda.

―No le odies, no controla lo que hace ―me dijo el vampiro, haciendo un gesto a alguien que había más allá―. Los humanos tenéis una mente tan... manejable y aburrida.

Miré a Jenkins sobre mi hombro. Parecía hipnotizado de verdad, con la mirada vidriosa y ligeramente perdida. Maldito idiota. Seguro que se había ganado a pulso la posesión infernal, metiéndose donde no le llamaban, por ejemplo.

El sonido de los fuegos artificiales estallando sobre el mar, a unos metros de nosotros, me hizo saltar de nuevo en el sitio. Jenkins me sujetó la mano con fuerza para que no me moviese y yo me quedé parada de nuevo. Y, como si los colores brillantes en el suelo y los estallidos atronadores fueran la señal de algo, la gente que estaba viendo el concierto salió corriendo y gritando, en todas direcciones. ¿Qué pasaba?

Crónicas de Morkvald: Luna de Hielo #3 - *COMPLETA* ☑️Where stories live. Discover now