Capítulo XXII

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La luz que entraba por un costado de la cortina de la ventana golpeó amablemente el rostro de Louis, siendo un estímulo suficiente para que el castaño empezara a despertar. Un cálido, pero fuerte brazo rodeaba la cintura del joven, haciendo que dos cuerpos calzaran a la perfección en cucharita dentro de las suaves sábanas.

Louis despertó en una habitación que no era la suya, pero no se sintió abrumado en lo absoluto, muy por el contrario, el olor de aquel lugar era tan reconfortante que lo hacía sentirse pleno y seguro, sin lugar a dudas era la habitación de su alfa, todo en ella decía Harry.

Las paredes pintadas de un claro tono gris, cortinas azul diamante y el piso de una madera café rojiza, cuadros surrealistas decoraban las paredes y un bello escritorio de madera de caoba estaba justo al lado de la entrada del cuarto, sosteniendo un par de libros y una laptop negra.

Y lo primordial, la bella y gran cama en la que se encontraba, cálida y espaciosa, impregnada en el olor natural de su alfa, con un bello edredón del mismo color que las cortinas.

Harry se removió en su posición, apretando su agarre en la cintura del más bajo y acercando aún más sus cuerpos; si eso era posible. Respirando tranquilamente sobre su nuca, Louis podía sentir los llenos labios del mayor rozar su piel, era el paraíso definitivamente.

El omega se sentía extremadamente cómodo y tranquilo en los brazos y cercanía de Harry, se sentía seguro, estaba seguro de que jamás le temería a su alfa, pero no podía decir lo mismo de otros alfas, después de lo que pasó con Erick, Louis no se siente muy seguro de poder sentirse cómodo con la presencia de otros alfas a su alrededor.

Por otra parte, y extenuando ese tema, Louis está muy feliz, lo que pasó en la noche con Harry no fue más que una muestra de lo que sienten el uno por el otro, el castaño está seguro que así es como se siente estar enamorado y que es así como se siente tener una primera vez.

Intenta pensar en algo que lo haga sentirse asqueado o molesto de la increíble noche que pasó junto a su alfa, pero nada llega a su mente, solo recuerdos hermosos. También parece haber olvidado por completo la sensación de dolor y asco que tenía en su mente al "recordar" a Simon, y sus manos sobre él, ahora solo estaba presente el toque de su hombre, el cariñoso y afectuoso tacto de unas manos que lo rosaban con extremo cuidado y amor, dando paso a una sensación placentera y rica en cercanía.

Mientras el omega divagaba y navegaba en sus pensamientos, el alfa amarrado a su cintura despertó, acariciando el abdomen plano del muchacho a su merced, extraviándose en alguna parte del universo al oler aquel aroma dulce que lo hace delirar, además de sentirse mágicamente enamorado al recordar la noche que pasaron juntos.

- Buenos días precioso - dijo el rizado con un tono de voz mañanero, grave y muy particular, susurrando aquellas palabras en la nuca del menor.

Louis sonrió por el alago en las palabras de su alfa, sonrojado se volteó sin la necesidad de despegarse del agarre en su cintura, girándose para quedar frente al ojiverde, quien le regaló una bella y amorosa sonrisa.

- Buenos días amor - susurró acercándose a los labios del contrario, depositando un corto beso sobre estos.

- ¿Cómo dormiste? - abrazó fuertemente el cuerpo del menor, como queriendo no soltarlo nunca.

- ¿Cómo crees tú? - se sonrojó al sentir la erección matutina del alfa.

El alfa se encogió de hombros como respuesta, besando muchas partes del rostro del ojiazul. El atacado en besos solo soltó un par de risitas antes de volver a hablar.

- Pues fue la mejor noche de mi vida sin lugar a dudas, dormí excelente, incluso soñé contigo - soltó el omega.

- ¿Ah sí, Qué soñaste? - preguntó con una ceja alzada.

Trauma [Omegaverse] Larry StylinsonWhere stories live. Discover now