Capítulo XXVII

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Los rayos matutinos del sol se filtraron por la ventana de la habitación hasta chocar suavemente en las pieles brillantes y húmedas de dos amantes.

Las embestidas ya habían cedido y un creciente nudo se formaba en el interior del agotado y sediento omega de ojos azules que yacía debajo del gran cuerpo del alfa.

Vencidos por el agotamiento de una larga noche de celo, ambos permanecieron recostados en la blanda cama, con sus respiraciones agitadas y los músculos acalambrados.

La pareja experimentó por vez primera un celo juntos, y había sido como se supone que es; con rondas de sexo amoroso y salvaje, divididas por secciones de sueño casi reparador y avivadas por un intenso calor insoportable y un dolor agudo que se reparaba con el acto carnal.

Después de unos agitados segundos en busca de oxígeno el nudo del alfa comenzó a bajar de intensidad, dando por cumplida su función de llenar al omega.

- Estoy sediento amor - dijo en un quejido el castaño mientras acariciaba y desordenaba los rulos de su pareja.

El alfa se dejó acariciar, restregando su rostro en la suave mano del omega, completamente extasiado con el tacto y embobado con el aroma dulce de este, amándolo fuertemente y sintiendo todo lo que siete su pareja por el lazo.

Se sonrieron mutuamente, sonrojados y sintiendo mayor alivio de los dolores del celo, pero más por parte del omega. El celo del ojiverde iba a terminar pronto, muy por el contrario que el ojiazul, su celo probablemente duraría dos días más.

- ¿Quieres que te traiga agua? - agregó el alfa amablemente.

Louis negó con su cabeza, abrazando fuertemente el cuerpo del alfa. Harry rio por eso, que a pesar de tener sed o estar agotado el omega aún seguía rehusándose a alejarse aunque sea un poco de su cuerpo.

- ¿Y como vas a saciar tu sed? - dijo abrazando el cuerpo de su novio.

- Es que no quiero que bajes, me dará frio.

Rio bajo por el tono tierno en la voz. - Mentiroso.

Louis se apartó de su escondite en el cuello de su amante y alzó su mentón con un tierno puchero en sus labios. El corazón de Harry se derritió por eso.

El alfa está seguro de que ama todo de Louis.

- Está bien me atrapaste, no quiero que te alejes...

- ¿Por qué...

- ¡Porque no simplemente! - y volvió a esconderse en el hueco del cuello y la clavícula del alfa.

Harry rio grave y bajo, contagiando al opuesto.

Estuvieron unos segundos en silencio hasta que una idea pasó por la mente de ambos, pero fue el rizado quien habló.

- ¿Te parece si nos bañamos juntos? - pidió acariciando la espalda desnuda del joven.

- Me leíste la mente amor.

En eso el omega se endereza en su postura y estira sus, hasta ahora, atrofiados músculos de la espalda, terminando por sentarse desnudo a un lado de la cama, seguido por un par de ojos verdes, que observan con adoración y atención cada parte del cuerpo que le es posible ver desde esa posición.

- ¡Hey tienes hoyuelos en tu espalda! - dijo el alfa, con emoción al descubrir eso en el cuerpo de Louis, iba a tocar aquella zona, pero el omega se puso de pie con la cara sonrojada al máximo y con un puchero en su rostro.

- No me gustan - dijo en un susurro. - Son feos...

Harry ladeó la cara enternecido, convencido de que jamás encontrará algo que le disguste o encuentre feo del cuerpo de Louis.

Trauma [Omegaverse] Larry StylinsonWhere stories live. Discover now