Propiedad Del Señor Hossler

????Capítulo 21: Sinceridad????

Narra Jaden.

Tengo a todos mis empleados en fila menos a María. Algunos tiemblan y otros lloran. Todos saben que yo no advierto, solo actúo.

— No cualquier entra a mi casa, no cualquier trabaja para mi —hablo— Voy hacer unas simples preguntas.

El silencio se acumula en la sala.

— ¿Quién se atrevió a traicionarme?—Nadie contestó. — Creo que no estoy siendo claro... — Quito el seguro de mi arma— ¿Quién le dijo a Hudson donde estábamos? — disparé al techo.

— Fue González...— la voz temblorosa de una de las que limpia se escucha a mi costado.

La observo y para luego pasar mi vista al hombre, tiene alrededor de 30 años, a trabajado para mi familia durante años.

— Signore, non è vero, non ti hanno mai tradito e tu lo sai —se arrodilla.

— Y como se que no fuiste tú y solo estás culpando al azar para salvarte el culo. — Se queda en silencio — ¡Habla!

Grito y esta cae al suelo, pero comienza hablar.

— A...ayer le llegó una llamada y dijo la dirección del sitio — dijo rápidamente cerrando los ojos.

— Signore...Stavo dando I'indirizo dei fiori, davvero!— dice el hombre desesperado.

— ¡Las flores ya habían sido entregadas! — La empleada alzó la voz en su dirección— Ya todo estaba listo...

Hice una señal para que se lo llevaran.
No hay que ser tan estupidos para saber eso.

— Si me entero, algo que haré... que alguien más me traicionó, recibirá el doble de lo que sufrirá el —lo apunto.

•••

Llevo casi 5 horas torturando a este tipo y no dice nada. Limpio mis manos con una toalla y la tiro con frustración.

— Ho giá detto Che non so niete—
gritó frustrado.

— Sembra che non stiamo capeando— le enseño unas pinzas.

—Non so nie...

No lo dejé terminar, metí las pinzas en su boca y saqué un diente. Su grito rebotó en la habitación.

— Si fermi, per favore — sus lagrimas comenzaron a salir.

—Capo...Ricardo está aquí e insiste en verlo. —Justin entra.

Dejo las pinzas en la mesa para salir. No se por que me esta aquí, no necesito su ayuda ni la de nadie. Siempre e hecho todo lo yo solo. Entro a la cocina y lavo mis manos quitando los restos de sangre.

— ¿conseguiste algo?— preguntó.

— Dice que no sabe nada — Me serví un vaso de agua lo tome de un sorbo.

— Si lo sigues... torturando no conseguirás nada. ¿No crees?

— ¿Y que cojones quieres que haga?—solté con brusquedad.

— Nose, pero así no conseguirás nada. — se levantó de la silla. — Si solo...

— NO! Es mi mujer la que está secuestrada así que no me digas cómo hacer las cosas.

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