04-El abanico y la flor

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Sakura estaba feliz, muy feliz. Una vez más, estaba usando un vestido blanco que confeccionó ella misma con ayuda de Karin y las mucamas a base del que tenía antes. Pero esta vez no usaba ese vestido por obligación, lo usaba por gusto y emoción.

—¿Estas muy segura de que quieres hacer esto? —le pregunto Karin ajustándose sus anteojos mientras retocaba las flores en su cabello. La pelirrosa se vio al espejo segura de sí misma.

—Totalmente

—Ya quedaste —le anunció retirando las manos de su cabello. Sakura movió delicadamente su cabeza de un lado al otro para poder contemplar la obra de la oji carmín en su cabello.

—Wow, está hermoso Karin —halago la ojijade.

—No puedo creer que en serio te vas a casar con Sasuke, Suigetsu no me dejará en paz ahora —la novia rio melodiosamente.

—Yo tampoco termino de procesarlo —y con eso se transportó al bello recuerdo de hace unos meses.

Ya era mediados de noviembre y la nieve había llegado muy temprano a la isla. Llevaba medio año en ella y 8 meses desde que la habían sacado de ese horrible compromiso.

Después de su pequeña cena con Sasuke al llegar, pusieron manos a la obra en la clínica y los materiales para que esta fuera funcional. Sakura, con ayuda de Juugo y la gente de la isla construyeron una cabaña de un piso lo suficientemente grande y en un lugar accesible para todos, mientras Suigetsu, Karin y Sasuke iban al continente por los elementos de fuera que necesitaba Sakura para poder trabajar en las mejores condiciones posibles.

La gente se encariño con ella rápidamente y ella de alguna forma volvió a sentirse en casa, como lo hizo todos esos años en el castillo en la capital con sus amigos y su equipo.

Y ese año, fue el perfecto para que Sakura llegara. Tan pronto y empezó a nevar, la gente empezó a resfriar. Las medicinas que se usaban normalmente para esta temporada del año no estaban surtiendo efecto. Sasuke entonces le hizo el comentario a su ex-compañera de equipo que cuando era pequeño y sus padres aún vivían. Un invierno hubo una helada horrible y su hermano enfermó gravemente. Ninguna de las medicinas convencionales funcionaba y en un acto desesperado convocaron a Tsunade al castillo de su tierra, quien elaboró una pócima color ámbar que curó rápidamente a su hermano.

Sakura entonces hizo memoria de lo aprendido con la última noble Senju y recordó una planta que florecía solo en invierno, que al prepararse de manera adecuada, creaba un elixir que era capaz de curar los males respiratorios graves. Ella le aclaró que no sería fácil de conseguir, ya que crecía en la capital de Nova Caeli, en los jardines del castillo donde fueron criados. Pero para él no había imposibles y tan pronto como supo lo necesario sobre la flor, marchó al último lugar en el que debería de estar si quería estar vivo.

Mientras tanto Sakura experimentó con la fauna nativa de Skye y encontró una forma de mejorar ligeramente los síntomas. Pasó un mes y luego otro. El helado invierno se hacía cada vez más riguroso y tenían que resguardarse todos en la cabaña médica para poder mantener calor. Una noche la leña no fue suficiente para alimentar el fuego de todos, gran parte de los hombres estaban enfermos por haberse expuesto demasiado a las bajas temperaturas y otros estaban demasiado fatigados como para salir. Así que la médica ojijade salió por más.

Para su suerte había leña cortada en el granero, lo malo era que estaba lejos, como pudo llegó y abrió las puertas después de mucho esfuerzo, sacó la leña y el viento se encargó de cerrarlas una vez más.

A media caminata la nieve que antes caía ligeramente sobre su cabeza se volvió tormenta y llegó un punto en el que no podía ver más allá de sus manos aferradas a los pedazos de madera que cargaban débilmente. En cierto punto sus piernas le fallaron y se colapsó en la helada penumbra, intentó levantarse pero no pudo, ya ni siquiera sentía sus extremidades y le empezaba a costar respirar.

Dinastía de FuegoWhere stories live. Discover now