Dinastía de Fuego

013-Cuando las flores se marchitan...

Sasuke se encontraba luchando con Neji. Cuando llegaron el Hyuuga y los demás nobles a la costa de la pequeña isla en la que se refugiaba con su familia, se escondió para tratar, con un ataque sorpresa, ganar algo de ventaja sobre ellos hasta que llegaran sus compañeros y pudieran huir una vez más. Para su mala suerte, gracias a sus ojos, el Hyuuga lo detuvo y termino atrapado, a merced de sus golpes y tortura con tal de sacarle información de donde estaba Sakura, y, si es que había algo o alguien mas con ellos.

Respondió todo el tiempo con sarcasmo y burla hacia Shikamaru, Sai, Neji y la corona en general. Después de un rato sintió el sabor metálico de su sangre en su boca y luego, oyó el grito de su halcón.

Perdieron la atención de él para intentar localizar al ave y ahí, después de sonreír y tornar sus ojos color carmín, comenzó una batalla. Después de unos segundos oyó los gritos y exclamaciones de los diferentes piratas y hombres que lo acompañaban a Suigetsu, Juugo y Karin, y a sí mismo le seguían sin condiciones. Tomó una espada y ahora peleo con más maestría y clase como lo solía hacer, pero más impulsivo y apresurado de lo normal. No podía perder el tiempo en una batalla, cada segundo que estaba ahí, era un segundo que ponía más en peligro a Sakura y a Sarada. Karin ya había ido por su hija, pero Sakura seguía lidiando con Naruto, y a juzgar por el alboroto provocado, seguramente ya había oído todo y comenzado a pelear ellos también mientras se dirigían acá. No, de ninguna manera dejaría que eso pasara, poco a poco comenzó a salir del centro del campo de batalla para dirigirse por la playa a donde estaban Naruto y Sakura, solo había un obstáculo, Neji Hyuuga.

Para su mala suerte, el ojiperla no le había quitado la vista de encima y tan pronto lo vio tratando de huir lo siguió para ahora retenerle con combate. No tenía tiempo para esto, gracias a sus ojos pudo ver que Sakura y Naruto no estaban lejos y esto le desesperaba, tenía que llegar a ella. Tenía que asegurarse que estuviera bien, que su blanca piel de porcelana no tuviera ningún rasguño y que sus largos cabellos rosas siguieran en su lugar. Pero no podía. El castaño trataba una y otra vez de provocarlo, hablando una y otra vez, pero él no oía nada, solo se cerraba a oír sus propios pensamientos.

"Sakura"

"Debo llegar a Sakura"

Repetía ello como un mantra cuando el ojiperla comenzó a hablar de ella, burlándose de su amor incondicional a él. Su ira aumentó pero no se dejó llevar, al menos no aun.

—Seguramente ya tienes más de un hijo bastardo por ahí —le escupió con desprecio. Con eso, Sasuke perdió el control.

Con un movimiento de su espada y otro de sus pies, la pelea que antes fingía estar perdiendo para poder someterlo a sus ilusiones e ir al encuentro de su amada, cambio ahora, a su favor y tiró al suelo Neji, mientras las tres comas en ambos de sus ojos giraban rápidamente hasta tornarse en su patrón único.

Estaba furioso, colérico, no, lo que sigue de eso, había ofendido a Sakura, y eso de por sí ya le molestaba, pero al mencionar hijos, al de manera inconsciente involucrar a Sarada. Perdió el poco autocontrol que le quedaba.

Si, podían insultar a su familia, no es como que hayan sido santos antes de morir; podían insultar a su hermano, Itachi siempre estuvo dispuesto a cargar con ese odio aun si no se lo merecía, hará lo que fuese para protegerlo a él de los males del mundo; podían insultarlo, despreciarlo y desearlo muerto, a final de cuentas lo merecía.

Pero no a Sakura, y mucho menos a Sarada. No dejaría que nadie ni nada manchase y denigrara a las únicas dos luces que tenía en su vida llena de oscuridad, no, para nada. Sakura lo único que hizo fue amarlo incondicionalmente, algo que él no sabía necesitaba y llevaba pidiendo a gritos desde que su familia fue asesinada. Y Sarada, ella era y es todo para él y para Sakura, es el fruto de su amor, es la pequeña luz de esperanza que habían encendido ellos solo con su amor. Claro que no.