033-Compromiso

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Playlist: https://open.spotify.com/playlist/6AdmknP5ZJAwiCKFSnvres?si=be819e18dfeb4478

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Un grupo de chicas caminaba animadamente por los jardines del convento mientras platicaban sobre diversos temas como el matrimonio, la moda, chicos de su interés y claro, el siempre bienvenido chisme.

—Aun no puedo creer que ya lleva un año aquí esa...loca

—Ya lo sé, debería de estar encerrada. Y además, solamente se junta con la gorda de Akimichi —comentaron entre risas

—Definitivamente ambas no pertenecen aquí —remarco una de ellas y las dos asintieron estando de acuerdo

—¿En serio? —intervino una cuarta voz y las tres se callaron al instante, temerosas voltearon a donde estaba la cuarta voz.

Ahí vieron a una chica de baja estatura, piel nivea, cabello y ojos negros como la noche, portando un vestido de telas finas en tonos rosados, magentas y anaranjados, con un libro verde en sus manos y una cara de pocos amigos. Las chicas se miraron entre sí inquietas. ¿Qué debían de hacer al respecto?

Una trato de hablar.

—Sa..Sara —la interrumpió el estruendo seco del libro cerrándose y Sarada mostró una sonrisa que rivalizaba la de su madre.

—Tranquilas, estoy acostumbrada —se excuso entristeciendo un poco la mirada y las jóvenes soltaron el aire que aguantaban nerviosas. Aprovechando el aire apático, las chicas adoptaron también sonrisas tristes y miradas llenas de pena.

—Lo sentimos mucho Sarada

—Si, en verdad no queríamos decir eso —se disculparon falsamente a lo que la azabache retiró su semblante triste y rió apenada. Ellas le siguieron el juego.

—No no, se que no pertenezco pero...ChoCho es de una familia importante —mencionó ahora la chica oscureciendo su mirada y deshaciéndose de la sonrisa tonta de un segundo para otro. Las chicas quedaron petrificadas al oír sus palabras frías y se encogieron en sus hombros.

—Así que, les recomiendo tener cuidado hablar de ella —advirtió con veneno en su voz y las chicas temblaron de miedo —y más, si yo estoy cerca —terminó con una mirada más fría que el invierno para luego regresar a un semblante neutro y retomar su paso y lectura.

—Buen día —se despidió de las chicas aun espantadas.

Sarada rio un poco cuando las oyó irse de ahí entre tropiezos, que tontas, juzgar a la gente así. Si bien, sí se había acostumbrado a ello, cada que tenía oportunidad asustaba a las chicas de por ahí que atrapaba hablando mal de su amiga o de su madre. A ella y a su familia les podían decir lo que sea, importaba muy poco la verdad, pero eso sí, nadie iba a hablar mal de su mamá o de Cho.

—¿Otra vez asustando? —preguntó una voz dulce incorporándose a la caminata y amplió un poco su sonrisa.

—Sabes que me divierte. Para este punto ya me sé los libros de la biblioteca así que me debo de entretener en algo Cho —le siguió el juego a la morena y comenzaron a platicar de diversos temas.

Si, había pasado un año desde que Kakashi la había encerrado ahí. Esa noche en la que fue con ChoCho a la ciudad su conversación posterior dio un giro inesperado en el que la morocha le enumeraba los beneficios que obtendría si se quedaba un tiempo más en el convento.

"Eres hermosa, inteligente, ágil y muy fuerte" le alago "¡Imagínate lo que podrías hacer si aprendieras más allá de lo básico sobre la alta sociedad!" Al final la terminó convenciendo y aunque al principio era una pesadilla total. La compañía y tutela de ChoCho sobre este y más temas que inclusive no tenían permitidos abarcar, la volvieron más tranquila, astuta e ingeniosa.

Dinastía de FuegoWhere stories live. Discover now