034-Escape

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Para el atardecer el Convento de las Rosas tenía a guardias en cada rincón del lugar. Al llegar la noche, la vigilancia se volvió aún más intensa.

ChoCho dejó de ver hacia afuera, esto solo la ponía más nerviosa.

—Ok, ya estoy lista —anunció Sarada caminando hacia ella, posándose directamente debajo de la luz de la luna. Su amiga la miró lista con un vestido verde oscuro, simple pero bonito, y comenzó a mover sus manos nerviosa.

—¿Estás segura de que esta es la mejor idea? Tal vez mañana mientras vas en el carruaje podríamos arreglar algo y un caballo podría cruzarse a medio camino o—la pelinegra suspiro, interrumpiéndola y se acercó para tomarla de las manos

—Cho, esta es la mejor opción que tengo, tu misma me lo dijiste

—Ya se, ya se —le aseguro separándose y yendo por la capa encima de su cama —es solo que estoy preocupada. Las calles son peligrosas, y si te descubren puede que te atrapen fácilmente y —dejó que sus palabras se desvanecieran en el silencio de la noche. Sarada le sonrió con ternura y la morena no pudo contener más el impulso de abrazarla.

—Es que, estoy tan feliz por ti —comenzó quebrando un poco su voz —por fin vas a salir de aquí y ser libre como tanto lo habías soñado pero...te voy a extrañar amiga —sacó por fin las palabras de su pecho y la ojinegra la apretó aún más antes de romper el gesto fraternal y mirar a la oji ámbar.

—Esto no es un hasta nunca, es un hasta pronto, tu sabes que voy a querer venir a molestar de vez en cuando —bromeo Sarada sacándole una pequeña risa a la chica aguantando sus lágrimas.

A continuación, la azabache sacó un sobre de su bolsillo derecho y se lo entregó a la morena.

—Ponla en tu mesa de noche, hará más creíble todo esto si te dejo una carta de despedida, perdón si arruina tu maquillaje en la mañana —otra vez rió y le siguió el juego

—Tranquila, será un honor sacrificar mi maquillaje, además, puede que esta sea una de mis mejores actuaciones —complementó agitando su cabello hacia un lado y ambas rieron.

Sarada fue quien la abrazo esta vez, había pasado solo un año pero en un año había conseguido la hermana que no sabía que necesitaba.

ChoCho abrió su corazón como no lo había hecho nadie desde la muerte de su padre y le recordó que no estaba sola. Logró ver el lado bueno (aunque muy muy pequeño) de su situación actual y era gracias a ella que precisamente estaba a unas horas de recuperar las riendas de su vida y la libertad que tanto daba por perdida.

ChoCho la hizo reír, la escuchó y la apoyó en todo a pesar de lo difícil que fue al principio y la actitud de mierda que tuvo con ella. La miró otra vez a los ojos, oh, claro que no era una despedida.

Porque Sarada sabía en su corazón que volvería a verla más de una vez.

Ella se separó, se colocó la capa y abrió la trampilla debajo de la alfombra mientras ChoCho se acomodo entre sus cobijas. Intercambiaron una última mirada de despedida y se desearon suerte una a la otra. Finalmente, la Akimichi dejó la carta en la mesa y apagó la vela mientras la Uchiha desapareció entre la penumbra.

...

Llegar hasta los establos no fue difícil, pero tampoco fue tan sencillo como antes.

Como ya sabía, el lugar estaba lleno de soldados de la guardia real vigilando cada rincón, y pasar por los espacios que tenían grietas le permitía saber cuándo y por donde pasar, pues los pocos pasadizos que había coincidían cada cuando como un laberinto.

Dinastía de FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora