Capítulo XIV: Investigación

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El sonido disparado de las bocinas, lo resplandeciente que eran las luces de las sirenas y los llamados de atención por parte de las autoridades pronto fue presente

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El sonido disparado de las bocinas, lo resplandeciente que eran las luces de las sirenas y los llamados de atención por parte de las autoridades pronto fue presente. Luego de reunirme con Clementina y saberla en mis manos las patrullas hicieron aparición. Una, dos, después de la cuarta perdí la cuenta.

Seguimos las indicaciones de los policías, no tenía la intención de llamar la atención y cooperar era lo mejor. Era lo correcto. Cercaron el perímetro del instituto Saint-Nuk y a todos los metiches nos mandaron a descansar en el parque de enfrente. Tenían que iniciar su proceso de investigación y no podían permitirse que violasen la escena del crimen.

Del mayor crimen en la historia de Monte Molt.

Aun cuando abrazaba a Clemen mientras acariciaba su espalda y le susurraba palabras de aliento no perdí la pista de lo que ocurría. En ese momento era una estudiante que consolaba a su amiga por la pesadilla que estaba sucediendo, pero a la vez era observadora y crítica ante la situación actual. Nadie ahí parecía reconocer los cadáveres que caían tirados por una soga, nadie excepto yo. Que quizá si les hubiesen cambiado la ropa no los hubiera identificado.

—Es mi primer día como oficial y creo que voy a vomitar — comentó uno de los hombres que estaban vigilando a padres de familia, profesores y estudiantes mientras se daba pie a las preguntas de rutina.

—Esta será la noticia que marcará para siempre a Monte Molt. — le respondió su compañero mientras terminaba de beber un vaso de café.

Sí, esto quizá iría a los libros de historia locales.» Masacre en la entrada del instituto católico «, era un gran título.

Me acordé de aquel termino que usaban algunos para referirse a una persona pendiente de varias cosas, un ojo al gato y otro al garabato, mientras mi cuerpo estaba presente en el parque, en compañía de otros alumnos y profesores, mi mente y oídos estaban pendientes de cada movimiento y palabra perceptible sobre el veredicto de aquel crimen insólito.

Tantos ellos como yo estábamos sorprendidos por ver aquellos hombres colgados en aquellas condiciones tan salvajes, pues nunca he llegado a tal grado de violencia a la hora de terminar con la vida de alguien. Llamando al autor de semejante tragedia un demonio o persona demasiado retorcida para provocar todo ese daño, tener la audacia de colgarlos y huir de la escena sin dejar pistas a la vista.

Pero nadie podía ser tan habilidoso sin haberle vendido su alma al diablo de por medio...

Cuando el llanto de Clemen se suavizó aquella pareja de policías se detuvieron frente a nosotras para hacernos las mismas preguntas que los demás. Acaricié gentil el brazo de ella y le regalé una sonrisa fresca, dándole a entender que no se preocupara y contara lo que deseara.

—Buenos días señoritas — saludaron como quién busca alivianar el ambiente, aunque era muy poco probable mientras escuchabas como embolsaban y subían los cuerpos a una camioneta para su autopsia en un laboratorio.

AmeliaWhere stories live. Discover now