Capítulo X: Marcada

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Era viernes por la mañana cuando una terrible noticia nos sacudió en casa

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Era viernes por la mañana cuando una terrible noticia nos sacudió en casa. Las clases volverían a comenzar luego de pasar una semana del evento provocado por Alexa y su sequito contra la profesora M. Aquellos días que habían fluido a mi favor parecían caer como piezas de una torre de jenga al perder su equilibrio.

-Buen día a nuestros televidentes. Iniciamos la mañana con una noticia un poco preocupante después del incidente en el instituto Saint-Nuk. Alexa Lark, líder el anterior episodio, ha escapado de su destino en el reformatorio norte acompañada con otros tres jóvenes estudiantes.

Una mierda.

Han pasado solo cinco días desde que las autoridades se llevaron a Alexa en el instituto, pero esa perra roja ha logrado escapar de ellos en compañía de otros pequeños delincuentes.

-Esto fue confirmado por los oficiales en la madrugada, el director, quién es padre de esta joven ha permitido informar por este medio el hecho para salvaguardar a los estudiantes con quienes compartía clase.

Jennifer, quién estaba sirviendo el café derramó un poco del líquido sobre la mesa, ensuciando el mantel y quemándose la mano. Pronto corrí en dirección a ella y con un trapo le retiré la cafetera para así limpiar. Ella se quedó sin palabras, señalando a la señorita que informaba las noticias y yo solo pude pensar que pronto algo terrible pasaría.

- Tranquila, mamá. - le dije mientras la abrazaba y cambiaba el canal de la televisión.

Pero ciertamente me encontraba intranquila, por lógica una cría de dieciocho años y otros tres no sacarían ventaja encima de oficiales armados y entrenados profesionalmente. Algo dentro de mi gritaba que algo o alguien más había intervenido por ellos en la madrugada para sacarlos del camino.

-Ellos fueron capaces de matar a un bebé y dejar internada a una profesora... - susurró mi madre, aferrándose a mí y clavando ligeramente sus uñas sobre mis brazos.

-No te preocupes, los están buscando. Además, desaparecieron sobre la autopista, a muchos kilómetros de aquí. - le hice saber mientras le sobaba gentilmente su espalda, regalando un poco de confort y con la intención de que me soltara.

Estaba segura que mis demás compañeros estaban viendo esto en sus televisores, que los padres se pondrían como locos y mis cómplices vendrían corriendo por una respuesta. Algo que les diera la fe y seguridad que nada pasaría si regresaba a la ciudad aquel demonio rojo.

Y yo debía hacer algo.

¿Pero qué?

Persuadí a mi madre de terminar de desayunar para salir juntas a la estación de policía y así pedir protección especial, que yo, Camila, era una víctima y posible blanco de la loca desaparecida. De igual manera informé a las chicas que nos reuniéramos en el local de comida china para discutir sobre la situación.

Pasé a mi recamara para cambiarme el pijama e ir afuera acompañada y en busca de compañía. Me paré frente al espejo y visualicé la manera en que lucía. Llegué hace más de dos meses, reencarné en el cadáver de una adolescente del siglo veintiuno y me adapté a esta nueva vida. Cambié, cambiamos, y de alguna forma ello me gustaba.

AmeliaWhere stories live. Discover now