Capítulo XVII: La bendición

371 77 344
                                    

Gracias al tiempo que había pasado y todo mi forcejeo logré aflojar aquella soga que envolvía mis muñecas

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Gracias al tiempo que había pasado y todo mi forcejeo logré aflojar aquella soga que envolvía mis muñecas. Sudor, miedo, dolor y sangre fue aquello que me costó permitirme estar libre nuevamente.

Luego de que aquel extraño hombre rasgase mi camisa y rompiera mi brasier para fijar su mirada en mi pecho, tiré con fuerza con la intención de lastimarlo.

Me moví cual gusano todo el tiempo, para ocultar la libertad de mis manos y así intentar ahorcarlo con la misma soga que me envolvió por horas. Era asqueroso sentir su tacto sobre mi piel y una sensación de terror me carcomía cada que lo miraba a los ojos.

—¿Creíste que no vería tus intenciones? —me comentó luego de tomar mis manos y lanzar al otro extremo la soga. —Aunque quisieras matarme sigue siendo imposible para ti, soy un demonio.

—¿Qué?

—Quizá te sentías poderosa por esta asquerosa bendición encima tuyo, pero sigues sin ser rival para mi.

—¿B-bendición? —cuestioné confundida por todo lo que murmuraba —No puede ser cierto, mientes.

—¿Acaso piensas engañarme negando que recibiste una bendición por el ángel de la muerte? — siguió cuestionando mientras envolvía sus manos en mi cuello — Suena demasiado ridículo, ¿no crees?

Sentí sus uñas presionar mi piel, rasguñando los tejidos de mi piel conforme perdía el aire y la sensación de ahogarme se hacía más fuerte. Pateé, arañé y di cualquier golpe para que me dejase respirar. Cuando el rostro me ardía, la luz se me iba y creía desfallecer me soltó.

Sólo se rió estruendosamente por su hazaña. Era un demonio, lo comprobé cuando sus manos se volvieron negras al igual que sus ojos. Una mirada llena de locura y sed de sangre, siempre pensé en su existencia como un simple cuento de terror traspasado por la iglesia y ahora me arrepentía de haber negado a Dios. Lo prefería a él con sus castigos que un ser maligno capaz de todo.

Tosí debido a la ausencia de oxigeno que hubo en mi sistema, no tenía escapatoria. Intenté acercarme a Clementina, quién seguía tirada y sin dar señales de vida. 

—Despierta, por favor despierta —logré decir con mi voz afónica, manteniendo la esperanza de salvarla de un destino peor.

—Deberías velar por ti, falsa Camila —me dijo para después tirar de mi y ponerme contra de un árbol. Mi piel estaba al desnudo, aquella blusa que me compró hace meses Jennifer había quedado destruida junto a mi. 

—Si me vas a matar hazlo, termina con esto. — le rogué sintiendo sus garras arañar mi abdomen y acariciar mis pechos 

—No quiero tu vida — su garra tocó ligeramente aquella marca que me hacía compañía, sintiendo el aire abandonar mi cuerpo —Quiero esto.

La sensación que me provocó ser atravesada por el filo de sus manos fue mil veces peor que mi tacto en el reloj. Como si se tratase de una tortura donde me sumergieran por largos lapsos bajo el agua para quitarme el aire, donde me arrastrasen por toda la plaza siendo jalada por caballos, si me clavaran mil dagas en el corazón y me dejaran morir bajo las llamas. 

AmeliaWhere stories live. Discover now