Capítulo III: Saint-Nuk

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Lo que restó de la noche me dediqué a leer con atención cada nota y sentimiento descrito en el diario

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Lo que restó de la noche me dediqué a leer con atención cada nota y sentimiento descrito en el diario. Camila logró demostrar que su vocación por la justicia era más grande que solo ser una ciudadana más, conectando y teorizando todo lo que ocurría alrededor de cada caso de desaparición y los sucesos marcados en la sociedad de cada ciudad. Un hecho totalmente contradictorio con la vida estudiantil que llevaba dentro de Saint Nuk.

No revela nombres, pero con cada descripción e insulto que encasillan podía imaginar la cara de aquellos compañeros de clase que les parecía divertido acosar a Camila. Mismos que podrían estar relacionados con la muerte de ella misma, pues a pesar de mirar cada nota de investigación, no había qué la conectara con las desapariciones.

—Aunque no hayas expuesto sus identidades, no dudes de la justicia que tomaré —le susurré a aquellas páginas manchadas por sus lágrimas y sangre.

Pronto la mañana se hizo tarde y me encontraba nuevamente en la sala con Jennifer. Compartimos el mismo lugar, respiramos el mismo aire y veíamos el mismo canal. Pero aun así nuestra relación parecía haberse congelado. No tenía el derecho de llamarla madre de momento y ella no encontraba el valor para quererme como su hija. Tomamos la merienda con el noticiero de fondo, canal que tomaría como herramienta junto al internet para sobresalir en este nuevo mundo y tuvimos una pequeña plática antes de que ella partiera a su trabajo.

— ¿Es necesario que vayas esta noche? —pregunté luego de llevar la cuchara de sopa a mi boca.

—Estaré bien —trató de asegurarse con una mirada perdida en la incertidumbre—, la noche y yo somos buenas amigas. Además, nunca ando desarmada —dijo mostrando un pequeño frasco que escondía dentro de su sostén—. Ahora termina de comer y limpia antes de irte a acostar. No le hagas caso al noticiero, pensar demasiado las cosas no traen nada bueno.

Aun cuando tuviera cierta verdad sus palabras, la intranquilidad no lograba salir de mi corazón. No estaba acostumbrada a sentir apego por otras personas, tendía a poner por encima de todos mi propio beneficio, pero la relación que tenían como madre e hija y el amor que desbordaba Jennifer a través de un mirada pudieron derretir parte de mi frío corazón.

Quizá era porqué nunca tuve una madre que me amara o protegiera, que ningún adulto quiso tomar responsabilidad de mi como adolescente o una sola persona que se preocupara por mi bienestar.

Solo me resigné y despedí con una sonrisa a Jennifer cuando abrió la puerta que conectaba con la calle. Tenía otros asuntos que atender y era comenzar la vida de estudiante en el instituto de Camila. Así como madre era lo suficientemente valiente para salir a trabajar en las noches, yo debía juntar el poco valor que sobraba en este cuerpo y usarlo en Saint Nuk.

Un campo de batalla donde todos apuntaban a su físico y estabilidad emocional. El centro que en vez de apoyar a los jóvenes, los amedrentaba a cometer injusticias e ignorarlas solo por flojera o nula empatía. La institución que en vez de nutrir el alma y vida de un estudiante, le generaba estrés y traumas.

AmeliaWhere stories live. Discover now