Mentira piadosa

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Anthony

Era un día lluvioso, oscuro y hacía mucho frío, sin embargo, en esta blanca e impoluta habitación se estaba bien, la calefacción puesta a una temperatura adecuada, un silencio incómodo entre nosotros dos.
Mi madre y yo estábamos sentados esperando a que llegara el doctor que nos había llamado para comunicarnos algo importante.
Notaba a mi madre muy nerviosa, no paraba de mover una de sus piernas descontroladamente, mi mano derecha se posó en su pierna y con solo mirarla, ella ya sabía lo que le transmitía. Me miró con dulzura y dijo en voz baja:
— Lo siento, estoy nerviosa y este hombre nos tiene esperando.
—Tranquila ―respondí con mi voz calmada.
—Hijo, me encantaría tener tu tranquilidad.
 
El doctor entró repentinamente con paso firme y disculpándose.
—Perdonen el retraso, pero tenía que pedir el historial y el sistema no funcionaba.
—No se preocupe —dijo mi madre mirándome de reojo.
Se sentó en su escritorio y tenía en sus manos una tablet fina, en la cual empezó a indagar... Mientras eso iba haciendo su trabajo, puso sus ojos en nosotros dos y comentó:
—Tenía que hacer esta reunión presencial porque es muy importante para tu futuro, Anthony.
Puse cara un poco confusa y dije:
—Espero sean buenas noticias.
Afirmó con la cabeza y nos mostró la pantalla de la tablet, se veía una radiografía, no entendía de términos médicos, así que solo me limité a mirar la pantalla y a él.
—Este es tu último TAC y, sorprendentemente, hay muchísima mejoría, con todo tu trabajo en el fisio y las ganas que tienes por mejorar. Sabes que todo es un cúmulo de factores, por lo tanto, hemos estado viendo tu caso con otros colegas, ya que han implementado una nueva y sofisticada operación con nuevos avances tecnológicos y hemos valorado tu caso, llegando a la conclusión que si lo ejecutamos podrías volver a caminar.
Me quedé sin palabras y muy emocionado porque veía la luz al final del túnel. Miré a mi madre, la cual me miraba con sus ojos llenos de esperanza y de ilusión.
—Doctor, ¿pero hay riesgo? —preguntó mi madre.
—Siempre hay riesgo, si todo sale como tiene que salir estarías a un alto porcentaje de poder hacer una vida normal como la que tenías antes.
—¿Cuándo sería la operación?
—Anthony —interrumpió mi madre. Mirándome fijamente, quizás le daba temor el riesgo que decía el doctor.
—Mamá, tengo que correr ese riesgo.
Con eso ella se quedó callada, era mi decisión y tenía que apoyarme.
El doctor miró la escena y comentó:
—El riesgo es mínimo, pero en una operación tan minuciosa es importante que sepáis que puede complicarse.
—¿Para cuándo? —pregunté.
―En unos meses, hay lista de espera e igualmente si se adelantase la operación te llamaríamos.
—Perfecto...
—Os enviaré un correo para que me firméis todas las autorizaciones.
Se podría decir que era el mejor día de toda mi vida, pensar en volver a controlar mis piernas, poder correr, saltar y tener mi intimidad que era lo más duro de todo.
No podía estar más contento, tenía que compartirlo con Grace. Era fin de semana y la pobre seguía trabajando muy duro por lo que pasó con su compañero de trabajo.
No entendía por qué a las personas buenas le ocurren tantas cosas malas y a los cabrones le salen las cosas bien. En este mundo hay una báscula muy mal equilibrada.
Definitivamente ese era mi día de suerte porque me había llegado el traje sensorial, que la verdad era un coñazo ponérmelo, no me quedó de otra que pedir ayuda a Dorothy.
El traje era negro y tenía unas ventosas en la parte interna que al ponerlo se quedaban adheridos a la piel, en la parte de la cabeza un gorro que cubría hasta el cuello, en la parte del pecho estaban los botones para poder encenderlo y por Wifi se vinculaba con las gafas y al juego.
Hablé con los otros programadores para poder probarlo con ellos. A Kim le había llegado también y nos metimos en Avis a la zona de pelea, quería saber si sentiría los golpes de alguna manera.
Fue flipante se sentía cuándo te rozaban, te abrazaban y los golpes también. No era como un golpe que te dejara sin aliento, pero te metía un buen pellizco y calor en el área que te habían metido la hostia.
Peleando con Kim le di un puñetazo en el estómago y él se quejó por el golpe, el dolor según él había sido el más fuerte que había sentido. Con eso confirmamos que a mayor fuerza el ordenador hacía sus cálculos y te metía un impulso más fuerte.
Nosotros estábamos encantados y le dimos el visto bueno a la organización, ya que el traje era una pasada. También envié un mail para solicitar otro, obviamente ese lo pagaría.
Con Grace habíamos quedado para vernos en la noche, después de casi más de dos meses sin prácticamente vernos solo mandándonos mensajes y algún día habíamos quedado muy poco tiempo y la verdad que la extrañaba mucho.
Esa tarde cené temprano e hice cuatro cosas que tenía pendiente en el ordenador y la esperé entusiasmado. Al ver que se conectó rápidamente le envié un teletransporte a mi casa.
La vi aparecer en medio del salón y me fue directo a por ella, la rodeé con mis brazos, dándole muchos besos cortos por su dulce rostro.
—Hey, ¡hola!
Me regaló su risita nerviosa que tanto amaba.
—Preciosa, maravillosa... Mmmm, te extrañé.
—Aishh, no se puede ser más tierno...
—Puedo ser más, pero me vas a decir que pare por empalagoso...
Se carcajeó.
—Jamás te diría que pares, me gusta mucho tu nuevo avatar —comentó.
—¿Y tú no has querido usar el 3D?
Se quedó callada y con su voz suave añadió:
—Pues, me gusta cómo se ve mi Avi ahora.
—Para eso es opcional —hice una pausa y añadí—: Grace, me han dado la mejor de las noticias hoy y no sabes lo feliz que estoy.
—¿A qué se debe tanta felicidad? Si puedo saber...
—Claro que puedes, pues que quizás dentro de unos meses me operen y pueda volver a caminar.
—¡Ahhhh! ¡En serio! Anthony, es una gran noticia
Dio un grito de alegría... Me emocionó que ella se alegrara por mí también, eso demostraba que deseaba lo mejor para mí.
—No sabes, tengo tantas ganas de levantarme y poder salir solo a un parque, montaña... Dónde sea. He decidido que, si todo sale bien, me encantaría viajar alrededor del mundo. Creo que sería una experiencia increíble, conocer diferentes culturas, olores, paisajes, emociones.
—No sabes lo contenta que me siento por ti, eso del viaje lo tendrás más difícil por el tema, ya sabes, de la enfermedad.
—Bueno me haría todos los test que hagan falta, pero, definitivamente, lo tendré como un proyecto para el futuro... Sé lo que es estar encerrado en cuatro paredes y sentir que la oscuridad te envuelve, al final cuando levantas cabeza estás hundido en la soledad y solo quieres tener tu mente ocupada para no pensar en lo infeliz que eres.
Ella se quedó callada, suspiró y dijo:
—No sabes cuánto te entiendo.
—¿Por qué dices eso? Tú puedes andar, tienes tu libertad de algún modo.
—Sí, pero cuando murió mi madre me sentí muy sola, ella era mi mundo y me hundí en mi habitación sin querer hacer nada. La hermana de mi madre me ofreció un lugar, sin embargo, en vez de sentirme mejor, me hundí más, sentía que ellos no me veían como parte de la familia, me hacían desplantes. Nunca me llamaban para desayunar o comer con ellos, comía sola en la cocina. Algunas veces hacía la comida para todos y no la probaban... Decían que habían pedido pizza y otras cosas. Al final me tuve que ir de allí y empezar mi vida otra vez, solo les dejé una carta agradeciéndole el hospedaje. Me fui para empezar mi vida sola y no los he vuelto a ver desde entonces.
Me quedé en shock...
—¿Para qué demonios te ofreció hospedaje?
—No lo sé, siempre me he hecho la misma pregunta... Quizá solo quiso ser amable, no pensaría que aceptaría. Simples suposiciones, jamás lo sabré.
Me senté en el sofá y le dije:
—¡Ven aquí!
Ella se sentó en mis piernas y le di un fuerte abrazo.
—Tranquilo, estoy bien... Lo tengo superado.
—Sabes que, con la nueva actualización, podemos abrazarnos y poder sentirnos.
—Ah, ¿sí? ¿Y cómo?
—Si me das tu dirección, lo sabrás...
—¿¡Qué!? ¿Mi dirección?
—Hay un traje sensorial que Avis ha puesto a la venta.
—¿En serio? ¿Y es muy caro?
No quería decirle que ya había comprado uno para ella porque era muy orgullosa, siempre que había pagado algo en Avis, ha intentado devolvérmelo. Así que le dije una mentira piadosa.
—A mí me han regalado dos trajes y uno quiero enviártelo. Me gustaría que lo probáramos. ¿Qué te parece? ―Suspiró y la noté nerviosa―. Grace, es para poder estar así abrazados. Si te crees que lo quiero para otras cosas... No haré nada que tú no quieras, eso te lo juro.
—Es que no sé, tiene que ser extraño. Pero tengo mucha curiosidad si te digo la verdad.
—Hoy con Kim me fui a zona de pelea y se sienten hasta los golpes. ¡Es una pasada!
—Tiene que ser caro..., el traje. ¿Cómo es que te han dado dos?
—Creo que fue por error... No sé.
Intenté salir del paso como pude.
—Y si después, lo reclaman.
—No lo creo, además a unas malas me harían descuento...
—Si es así, quiero que me lo digas, así te lo pago...
Ahí estaba mi chica orgullosa e independiente, no se podía ser más adorable...
—Vale, lo prometo...
Reímos juntos y hablamos un poco de su trabajo también, me dio la dirección de su apartamento y con eso ya podría hacer el envío directo a su casa.
Además, agregué unas gafas virtuales como las mías, quería saber sus gestos, cuando se conectara. Tenía muchísimas ganas de que usáramos los trajes juntos y era verdad lo que le dije, moría por sentir sus abrazos y caricias. Deseaba sentir cada emoción e interacción con ella, aunque perdiera la cabeza totalmente.
¿Quién no la ha perdido alguna vez?

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imágenes del traje...

Este sería la cinta que usarían los otros Pro- Cops

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Este sería la cinta que usarían los otros Pro- Cops...ya que ellos pueden usar sus piernas...

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