Amistades

175 56 259
                                    

Grace.

Me había puesto mi traje sensorial porque íbamos a hacer algo de deporte en Avis porque Anthony tenía que reforzar su musculatura.
Su amiga Brianna hacía unas clases virtuales de gimnasia para mantenerse en forma, a mí me encantó la idea porque lo necesitaba urgentemente, tenía unos cuantos michelines que, al sentarme, sobre todo, eran notorios, así que decidí apuntarme a este reto con el deporte. Además de que era una buena excusa para ocultar nuestra relación, me daba mucha vergüenza que Amber se enterara. Le expliqué a Anthony que me diera tiempo y quizás pudiéramos decirlo una vez me mudara.
Me conecté a Avis y vi a Anthony y Brianna conectados, ella me envío un teletransporte que yo acepté hasta llegar a una sala con muchos espejos, estaba claro que era su gimnasio, su avatar estaba vestida para la ocasión con unas mallas pegadas y un top.
—Bienvenida, Graver...
―Hola, Brianna, he invitado a una amiga, pero se conectará más tarde...
Debby también se apuntaba a nuestra operación bikini...
―Genial cuanta más gente mejor, quiero que mi gimnasio sea popular...
No lo pensé dos veces e invité a Bratzdul y Vladik que aparecieron enseguida.
La ventaja de tener el traje sensorial era que había dos maneras de usarlo, una con los mandos y la otra era desconectando los mandos e imitando los movimientos de ella y así mi avatar se movería de la misma manera.
Anthony me llamó diciéndome que no podía entrar, que los tipos que me amenazaron se habían puesto en contacto con él y que tenía que reunirse con su compañero de trabajo.
Nosotros nos quedamos en las clases de gimnasia virtual dándolo todo, llevábamos solo media hora y parecía que había corrido una maratón, sudaba como un cochino y además el corazón parecía que se me salía del pecho.
Lo peor fue la parte de las sentadillas, que te quedabas contando hasta veinte bajando las caderas como si te sentaras en una silla, la verdad que mis piernas temblaban, cuando pensé que todo acabaría, nos dice de hacer el salto de la rana, según ella el cardio hace que quemes grasa y además fortalezca tus músculos.
Lo único que sé es que me quería morir, no hacía ejercicio desde que acabé el instituto y seguro que al día siguiente me iba a costar la vida levantarme.
A Bratzdul y Vladik le habían encantado las clases, según ellos volverían.
―Espero veros mañana que haremos más cardio...
¿¿¿Qué??? ¿Más cardio?
―Brianna, solo te digo que estoy reventada hace años que no hacía gimnasia de esta manera por dios...
Por el audio se me escuchaba agitada...
―Tranquila, Graver, tú lo que puedas aguantar mujer poco a poco...
Nos hicimos un selfie todo el grupo y yo me salí del juego directa a la ducha. Después me puse mi pijama y al poner la cabeza en la almohada caí en un sueño profundo. Al día siguiente me despertó la alarma a las siete de la mañana.
Fui al baño hacer pipi y al sentarme tenía agujetas en las piernas, caminaba como un robot, no había zona que no doliera, me acordé de Brianna toda la mañana.
¡La madre que la trajo! Seguro que ella estará fresca como una lechuga.
Esa semana paso volando, algún día acompañé a Anthony a su rutina de andar, pero por las tardes él estaba muy liado con su trabajo.
Él no me explicó nada de lo que había pasado y tampoco pregunté...
El sábado por la noche, Brianna nos dijo que haría clases de Zumba, en teoría, era solo bailar, pero dios… Yo parecía un pato mareado, no había gracia en mí por ningún lado. Definitivamente, si me contrataban como bailarina me moriría de hambre...
Eso sí había sudado como una profesional que lo daba todo, Vladik me decía...
—Menos mal que las clases son virtuales porque te has pasado dándole pisotones y golpes a mi avatar.
—Soy muy mala con las coreografías...
—No hace falta que lo jures —comentó Bratzdul, riéndose.
—Me voy a la ducha, que no sé vosotros, pero estoy empapada ―dije...
Me despedí de todos y Brianna agregó:
—Mañana te espero para las clases de cardio que es lo que tú quieres...
Mi cara era un poema solo quería llorar.
—Vale, hasta mañana —dije suspirando.
Salí, para darme una ducha, todavía tenía mis mejillas rojas del calor que había pasado. Me duché, sequé mi pelo y me puse unas bragas grandes que parecían de mi abuela, la verdad que eran muy cómodas para dormir y un pijama enterizo de un oso panda. Dormiría calentita, ya que solía destaparme y después pasaba frío.
La cabeza del oso era mi capucha y subí el cierre hasta mi cuello para que no se bajara. Quité las ventosas del traje sensorial y las limpié, el resto lo lavé, aunque estaba hecho con un material que era resistente al agua y además antibacteriano, lo dejé limpio para volver a usarlo al día siguiente.
Me iba a echar en mi suave y cómoda cama cuando escuché que tocaban la puerta. La abrí y vi a Anthony de pie, sonriendo con sus labios juntos. Yo tenía mis ojos somnolientos, pero recordé que tenía puesto este pijama infantil y ancho a más no poder y mis mejillas a tomar conciencia de ello se tornaron muy rojas.
Solo pude balbucear un...
—¡Hola! —Con una sonrisa fingida y mi cara avergonzada.
―Hola, pequeña osita —soltó riendo de lado, mirándome de arriba abajo con diversión.
¡Ahhhhhhhh! Iba a cerrar la puerta y lo impidió con su pie...
—Ehhh, no te ofendas —dijo riendo.
—¿Qué haces aquí?
—He tenido una tarde ajetreada y necesitaba relajarme un poco, además que moría por verte...
Dio un paso hacia mí, abriendo la puerta del todo y dándome un fuerte abrazo. Puse mis brazos alrededor de su cintura y me hundí en su pecho, sintiendo que me apretaba con fuerza.
Se sentía tan bien que cerré mis ojos y nos quedamos de esa manera un buen rato, hasta que noté que me beso la frente... Levanté la cabeza para mirarlo y me encontré con sus ojos un poco afligidos.
—¿Todo bien?
―Ahora sí, todo es perfecto...
Él siempre solía ser más cariñoso que yo, pensaba que solo lo era en el juego, pero en la realidad era muchísimo más. Además, con su mirada me derretía totalmente porque me lo transmitía.
—¿Ibas a dormir, ya?
—Ehh, sí... No sabes la paliza que nos ha dado Brianna en la clase de zumba. Continuo con agujetas. —Me quejé.
Se empezó a reír, miré hacia la puerta que seguía abierta, así que me separé de él para ir a cerrarla.
—Mejor, la cierro. Tu madre está en la casa y no quiero... Ya sabes —lo dije un poco nerviosa.
—No quieres que nos vea juntos. —Él terminó por mí.
Asentí con la cabeza y me acerqué a él para darle un beso corto, moría de ganas por besarlo desde que lo vi de pie en la puerta.
A lo cual, me correspondió, acercándome más hacia él e iniciando un beso más apasionado. Nuestros labios húmedos encajaban perfectamente, deleitándonos y disfrutando cada roce, cada caricia que ahora era real.
Sin dejar de besarnos, nos fuimos moviendo hasta caer a la cama y continuando nuestro beso con demasiadas emociones retenidas, sentía la presión de su cuerpo encima de mí e hizo que un calor intenso se adueñara de todo mi cuerpo y no quería que parara, tenía tantas ganas y deseos acumulados que no me importaba que Amber estuviera en la casa...
¡Mierda, Amber! Abrí los ojos y me alejé de sus labios, me costó hacerlo, pero no iba a entregarme a él, estando su madre aquí... ¡No eso no iba a pasar!
Su mirada era lujuriosa y sus mejillas estaban rojas, seguro igual que las mías...
—Lo siento, pero es que me tienes loco —susurro en mi oído e hizo que me estremeciera y se me quedara un cosquilleo constante en el estómago.
Nos quedamos mirándonos fijamente, regalándole una sonrisa, le dije:
—No lo sientas, tu locura también es mi locura...
Con su mano izquierda tocó mi mentón, recorrió mis mejillas...
―Adoro esos hoyitos cuando sonríes —dijo besándome justo en ese punto.
Me hizo sonreír más y me quedé atontada mirándolo. ¡Joder! Me ponía muy difícil lo de evitar no abalanzarme a él. Suspiré muy fuerte y le di varios besitos cortos para decirle lo que pensaba...
—¡Qué guapo eres!
Se lo dije mientras acariciaba su rostro lentamente...
—Tú sí que eres guapa...
Sus ojos brillaban, me hacían sentir muy especial, nadie me había mirado nunca de esa manera, tan intensa con una mezcla de dulzura y ternura. Era tan liberador poder decirle lo que pensaba y sentía. ¡No podía ser más feliz!
Sin embargo, cuando le pregunté sobre su trabajo. Su mirada cambió y dijo:
—Tengo demasiado estrés en el trabajo. Creo que debería plantearme volver a la universidad y acabar mis estudios.
—Lo que tú veas mejor para el futuro —contesté.
—No me has contado que dijeron esos que te amenazaron con lo del vídeo.
—Nada una chorrada, son unos niñatos que juegan a ser hackers — comentó, restándole importancia.
―Entonces ¿está todo solucionado?
Su mirada cambió repentinamente y asintió con la cabeza. Me dio un beso en la frente y susurró...
―Estoy muy cansado mentalmente y me gustaría dormir abrazado a ti...
Puse mi cabeza en su pecho y nos volvimos a abrazar, mis ojos se sintieron cada vez más pesados hasta caer en un sueño profundo en los brazos de mi chico real.
Al despertar, me encontraba girada para el otro lado y Anthony pegado a mí, abrazándome. Me desperté asustada y recordé que era domingo, mi día libre y además que a Amber le gustaba dormir la mañana.
Me giré para verlo dormir, acaricié su mano y la besé, realmente ¡le quería, quería chillarlo y que se enterará todo Londres y Lasgow. Me quedé un rato más idiotizada mirándolo, hasta que él también se despertó un poco perdido por donde se encontraba...
Esa mañana tomamos juntos el desayuno y Amber nos pilló carcajeándonos sobre un meme que me enseñaba en el móvil. No pensé que sospechara nada y si era así, lo disimulaba muy bien.
Por la noche me conecté para hacer ejercicios con mis amigos. Anthony tenía trabajo y no podría entrar.
Faltaban unos cinco minutos para que Brianna empezara la clase y apareció una chica muy guapa con todo su cuerpo tatuado y saludando como una diva. Entonces escuché por audio que Bratzdul dijo:
―¡Madre mía! Si es la mismísima Hanna ...
Yo no sabía quién era ella. La demás gente que estaba ahí también decía cosas en chat público alabándola.
Entonces por audio le pregunté a Vladik.
—¿Sabes quién es?
―Solo tienes que mirar su perfil, ahí prácticamente lo explica todo.
Entonces pinché en su avatar y miré su perfil, me quedé flipando al ver una foto de ella con su novio… ¿¡Qué!? Su novio era... En la parte de abajo leí lo que ella había escrito.
¡Soy la reina del BDSM! Fundadora de la sala «el Guetto de Hanna y Tokker» La oscuridad nos da miedo, pero también nos hace fuertes.
¿Tokker? Ayyy, no, él otra vez... Vladik interrumpió mis pensamientos y me preguntó:
—¿Lo has visto?
—¡Sí! —contesté.
―Es una de las más ricas de la zona oscura, su sala es una de las más populares en todo Avis.
Me quedé sorprendida, ella parecía toda una famosa... Y me quedé más de piedra cuando Brianna soltó.
―¡Hanna! Amiga mía, ¡por fin te animaste a venir!
Dándole un abrazo efusivo.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
AVIS Where stories live. Discover now