¿Príncipe Azul?

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Grace.

Mudarme a Londres fue la mejor decisión que había tomado en toda mi vida, sin duda era el lugar de las oportunidades. Dicen que cuando una puerta se te cierra, se abren más al mismo tiempo.
Ahora, sabía que era cierto. Llevaba dos semanas en mi miniapartamento, me encantaba mi nuevo trabajo en un restaurante de comida Gourmet.
Jean Terrier era un Chef muy reconocido a nivel mundial, tenía tres estrellas Michelin que indicaba que su comida era excepcional. Él era estricto, ordenado y muy disciplinado, teniendo en cuenta que era el mejor restaurante de la zona y la gente pagaba lo que fuera por comer allí.
Menos mal que a mí también me gustaba la disciplina, siempre pensé que era muy importante para hacer un buen trabajo, sobre todo, porque me encantaba aprender y crear nuevas elaboraciones.
Mis días de descansos eran los lunes y los martes, el fin de semana era cuando más trabajo había. Era domingo y estaba acabando mi turno, me despedí de mis compañeros y me quedé esperando en el portón azul.
Me llegó un mensaje al WhatsApp...
-¡Estoy fuera!
Sonreí porque era Anthony que iba a recogerme. Cuando lo vi, me abalancé a él y le di un par de besos.
Mi relación con él era increíble, podíamos hablar de cualquier cosa y era una persona que me escuchaba, me animaba, además era muy cariñoso.
Llevaba comida para los dos, la que quedaba normalmente nos la llevábamos los trabajadores, era genial porque ya no tenía que pensar en qué hacer.
Así, que comimos juntos y lo más probable era que nos quedáramos viendo una película en el sofá. No era la primera vez que nos habíamos quedado viendo algo y yo me había dormido del cansancio. Cuando ocurría eso, él me tapaba con una manta y se iba a su casa.
Él se había traído su portátil y ahí tenía una colección de series y películas. Desde ese día en su casa no volvimos a tener nada tan íntimo, no porque no quisiera, solo que entre la mudanza y mi nuevo trabajo. ¡Sí, excusas! Me decía mi yo interior.
Suponía que Anthony esperaba a que yo tomara esta vez la iniciativa... No tenía ni idea. Ganas no me faltaban, lo estaba deseando, pero mis inseguridades todavía estaban presentes.
-¿En qué piensas?
Su voz me sacó de mi nube, me había quedado ensimismada en el sofá... Él me miraba con curiosidad, sonriéndome con los labios juntos.
-Que tengo mucha suerte de tenerte... Encontré a mi príncipe en una red social.
Él se empezó a carcajear...
-Puedo crearte un robot azul artificial en Avis, hacer un software con comandos y cuando tú le des las órdenes te hagan caso... Príncipe azul le llamaremos...
Me carcajeé también, ya que siempre tenía respuesta para todo... Sin más me acerqué a él y lo besé con la misma pasión que él siempre lo hacía, quería que supiera que realmente estaba preparada para el siguiente paso.
Encendí totalmente esa chispa que nos unía y nos dejamos llevar por nuestros sentimientos, nuestros temores y nuestros deseos.
Anthony fue cuidadoso en todos los sentidos, sus besos y sus caricias fueron suaves e intensas a la vez, pero sobre todo siempre intentaba saber que yo estuviera bien. Su prioridad era que no lo pasara mal y que disfrutara con él de ese momento tan íntimo.
Aunque seguía teniendo muchos complejos con mi cuerpo, el brillo de sus ojos y el deseo que veía en ellos, me hizo entender que a él no le importaba en lo más mínimo, todo lo contrario. Me acariciaba de arriba abajo apretándome más hacia él.
-Tienes una piel tan suave. Me encantas, Grace, te quiero... No... ―me susurró al oído.
-¿No? -Alcancé a decir agitada...
-No te quiero... ¡Te amo!
Lo dijo con mucha convicción.
-Yo también, te amo.
Nuestros movimientos empezaron a ser sincronizados, tocándonos y amándonos hasta ser uno solo.
Esa noche fue perfecta, con muchas emociones a flor de piel, con promesas de amor y dulces caricias que nos dejaron exhaustos hasta la mañana siguiente.
Sentí un olor a chocolate y una voz suave que me decía...
-Despierta, pequeña dormilona... ―Pensaba que estaba soñando, lentamente abrí los ojos y vi a Anthony en bóxer, con una bandeja en las manos donde había dos tazas humeantes-. ¿Capuchino? -preguntó.
Asentí y le sonreí, ya que no podía estar más feliz de verlo con ese brillo en sus ojos que me hacían ver la chica más bonita de Londres.
Me puse la sábana cubriéndome el pecho y me llevé la taza a la boca, degustando la maravillosa bebida que había preparado...
-Mmmm, riquísimo, gracias, guapo.
-Nos vendrá bien después de la noche que hemos pasado...
Me miró con picardía, me sonrojé y le sonreí...
-¿Estás bien? -preguntó.
-Sí, más que bien. -Besó mi mejilla y añadió-: Te amo, bonita.
Cerré mis ojos y me dejé mimar porque adoraba que fuera así de dulce conmigo. Después de desayunar nos quedamos juntos un rato más en la cama, hasta que él miró la hora.
-Tengo que entrar un momento al servidor de Avis, arreglar unas cosas que tengo pendientes, he quedado con uno de mis compañeros, nada, solo será una hora como mucho...
Le di un beso en los labios y le respondí...
-Claro, yo aprovecharé para tomar una ducha...
-Mmmm... Me encantaría acompañarte...
-¡Tienes trabajo! -le contesté.
Me miró con los ojos apenados y haciendo una mueca triste con su boca, me envolví en la sábana y desaparecí hacia el baño.
Terminé de hacer todas mis necesidades básicas, me duché y me puse un camisón largo de estar por casa.
Anthony estaba sentado en la alfombra con el portátil suyo concentrado, me acerqué por la espalda, abrazándolo y besando su cuello.
Me dio un beso en la frente y continuó lo que estaba haciendo. La verdad que no me enteré de nada porque solo había una pantalla negra con un montón de letras, signos de interrogación y números.
«¿Qué significará todo eso?» Pensé.
Además, que su trabajo a mí me parecía súper difícil y un poco aburrido, ya que no sabía exactamente el concepto de lo que era ser un programador.
Yo me lo imaginaba como en las películas con un montón de pantallas y escribiendo raudamente sin parar, pero me chocó ver a mi Anthony tranquilamente en frente de una pantalla toda llena de letras y con la mano en la barbilla pensando qué hacer.
Decidí no molestarlo y cogí mi portátil para meterme a Avis, supuse que alguno de mis amigos estaría conectado. Y sí, estaba Bratzdul, no dudé en mandarle un mensaje y ella me mandó teletransporte.
Llegué a una casa muy bonita con vistas al mar...
-¡Hola, Bratzdul!
-Hey, Graver... ¿Qué tal?
-Todo muy bien -le dije con entusiasmo
-Huy, alguien se ha despertado de muy buen humor -soltó.
«Si tú supieras...» Pensé, sonrojándome.
-Ya no vienes a hacer gimnasia con nosotros. ¡Y que casa más chula! ¿Es tuya?
-Sí, es mi casa y la de mi chico.
Di un grito de alegría y pregunté...
-¿Quién es el afortunado?
-Graver, prométeme que no contarás a nadie, ni a Anthony.
-Te lo prometo... Anthony está aquí conmigo, pero liado con su trabajo.
-Pues el chico que me presentaste Arcángel, tiene otro avatar, me contactó y llevamos saliendo unas semanas... Es un tío súper, la verdad.
Me quedé helada, ya que Arcángel me la había jugado, pero bien con respecto a los virus.
-¿Otro Avi? ¿Y por qué no entra con el otro, se lo has preguntado?
Mi voz salió con rabia...
-Sí, me dijo que tuvo problemas con los Cops y que podían echarlo, por eso decidió cambiarse a este otro, pero me dijo que no te dijera nada.
Porque tu novio es un Cop y claro tiene miedo de que lo eché.
-Bratzdul, ¿él te ha explicado lo que hizo?
-No, exactamente. Solo que fue algo ilegal... Por eso cambió su avatar. Grace, por favor, que él es un mandado. Solo hizo cosas para conseguir dinero, pero él mala persona no es. Es más, hemos quedado en la vida real. Vive en Londres también.
-Bratzdul, él me paso un virus para que me espiaran...
No pude más y se lo solté. Ella se quedó callada, asimilando lo que le decía.
-¡¿Qué?!
-¡Lo que escuchas! Solo te digo que tengas mucho cuidado con él. Por dinero vende su alma al diablo si es necesario. Y espero que no te haya dado nada, ningún archivo sobre el juego.
Bratzdul pensaba que era algo malo, pero jamás que me incluyera a mí y por su voz estaba flipando con todo.
-¡Ahora ya no sé qué pensar! No me ha dado ningún archivo, en Avis hemos salido, nos hemos besado y también tuvimos cibersexo.
Sin embargo, en la vida real, salimos como amigos a tomar un café y se portó muy bien. No es para nada intimidante como en Avis. Todo lo contrario. Además, que es muy atractivo y hasta diría que un poco tímido.
-Amiga, yo te estoy advirtiendo por todos los problemas que pasamos por culpa de él.
-¡Joder! ¿Y ahora qué hago? ¿Debería enfrentarlo?
-Dile que te he contado lo que me hizo, que quieres saber su versión, a ver que te dice...
Ese consejo fue lo único que se me ocurrió porque a saber realmente qué era lo que quería de mi amiga.



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Hola a todos, espero disfruten de este capítulo, tan lleno de emociones para nuestra Grace que ya se lo merecía.

Aquí una imagen de lo que es el código fuente del que hablan siempre Depp y también lo que ve Grace que no entiende.

* El código fuente es un conjunto de líneas que forma un lenguaje para elaborar un programa y el ordenador sigue las pautas

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Arcángel Y Bratzdul.





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