¿Quién eres?

158 68 357
                                    


Anthony

Escuché que tocaron la puerta y dije:
―Adelante.
Una voz suave respondió:
―Buenos días...
La puerta se abrió y pude ver a una chica de pelo largo y moreno, de ojos rasgados, baja y con ropa bastante holgada que se adentraba rápidamente hacia un punto de mi habitación.
«¿Quién es?» Pensé.
En ese momento no podía pensar mucho porque estaba con el efecto del medicamento, pero sabía por mi madre que Grace Vander estaba con nosotros.
«Pero… Esta chica… No es... Grace» pensé.
Abrí y cerré mis ojos, un poco confundido pronuncié su nombre.
—¿Grace? ¿Grace Vander?
Ella se giró lentamente y al verme dio un pequeño respingo, que la cuchara que tenía en la mano se le cayó al suelo, su rostro blanquecino se empezó a poner carmesí, su mirada era de impresión parecía que le iba a dar algo e intentó decir alguna cosa, pero salió un balbuceo que no entendí, solo se limitó a afirmar con la cabeza.
Me quedé mirando sus ojos rasgados asustadizos y en un pequeño susurro dijo mi nombre.
―Anthony...
Pude reconocer claramente su voz por las múltiples noches que compartimos secretos, bromas, risas y deseo. No sé qué cara de confusión tendría yo, pero las palabras salieron solas.
―¿Eres tú?
Ella asintió con la cabeza, apartó sus ojos de los míos, agachó la cabeza en un reflejo de vergüenza y se quedó inmóvil.
Mi cabeza empezó a divagar porque no tenía claro nada, iba a mil por hora hasta llegar a comprender y concluir en qué me había mentido con respecto a su físico. Entonces la pregunta salió antes de pensar mucho en qué decirle.
—¿Por qué?
Se quedó quieta, jugando con sus dedos nerviosa, movía sus labios intentando decirme algo y me miró por una milésima de segundo, para volver a agachar su cabeza pensando qué decir.
Nos interrumpió Dorothy de golpe y comentó:
—Grace, gracias por traer la bandeja.
—De nada —respondió ella.
Y salió deprisa de mi habitación. Dorothy hizo un comentario hacia ella.
—Tu madre dice que la chinita es muy trabajadora.
Ni le respondí, me quedé procesando todo como un ordenador que se ha quedado colgado, tenía millones de cosas que se me venían a la cabeza, frases, pequeñas pistas que me había dicho. El día que vino de chica manga… ¡Joder! Lo entendí todo, era su avatar en 3D, eran hechos que había compartido, pero no dicho. Cerré los ojos, intentando recordar más y Dorothy interrumpió otra vez.
Se acercó para ponerme la bandeja en la cama a lo cual reaccioné y le dije:
—No, no quiero comer, pásame el portátil, por favor.
―Anthony tienes que comer algo porque los medicamentos que estás tomando son muy fuertes. Y el portátil te lo pasaré cuando hayas comido al menos una tostada.
Esta mujer a veces era peor que mi madre, cogí una rebanada y me la comí haciendo un gesto que era notorio que lo hacía por obligación.
Me hizo beber un vaso de té, lo bebí de golpe, quería el portátil y que se fuera.
Me dio el portátil y añadió:
—Solo un momento, que necesitas descansar...
—Dorothy es solo un segundo y después me echaré a dormir.
Me metí en mi correo y vi que Grace me había contestado, pero no lo leí, solo me metí en la casilla de mensajes y le escribí, recordé lo que me había dicho de esos muros que tenía y que le era más fácil hablar mediante un ordenador que en persona. A saber, qué era verdad o mentira en todo lo que me había dicho, pero eso no dudé que fuera mentira, ya que no pudo articular ninguna palabra lógica cuando la había tenido en frente.
―Si no quieres dar la cara, te veo en Avis a las ocho, necesito una explicación al menos, ¿¡no!?
Lo último se lo dije realmente con rabia, odio las mentiras, mi padre era un mentiroso compulsivo y engañó a mi madre dejándola sola y conmigo a cargo. Grace me había engañado también, no pude evitar compararlos.
Miré el correo que me había enviado un mensaje corto y sin un ápice de emociones. Más frío que el hielo. Entendí que ella definitivamente quiso romper todo contacto conmigo, solo fui su puto juguete.
Cerré mi portátil de golpe, me empezó a doler la cabeza y solo quería dormir, pero sin pensar en todo lo que acababa de pasar.
No sé en qué momento me quedé totalmente dormido que me despertó mi madre con una bandeja de comida.
—¿Qué hora es? —pregunté...
—Las seis de la tarde, no te quise despertar, Dorothy me dijo que te había puesto el medicamento.
Tenía una vía intravenosa en mi mano izquierda y Dorothy me colocaba los antibióticos y medicamentos para el dolor y la inflamación.
La comida olía muy bien, había hecho que me diera hambre.
—Gracias, tengo un poco de hambre.
—Tienes que sentarte un poco y te pongo la mesita para ponerte la comida.
Hice lo que me dijo y empecé a comer lentamente era una crema de verduras, tenía que comer ligero, órdenes del médico.
«La verdad que estaba muy rico, en esto tampoco mintió» pensé.
—¿Cómo te encuentras, Anthony? Me dijo Dorothy que no quisiste desayunar...
—Me dolía la cabeza y solo quería dormir —respondí.
Devoré la comida, dejé el plato muy limpio.
—Pues, creo que ya se te ha abierto el apetito, te dije que Grace cocinaba muy rico. ¿Por cierto ya la has conocido?
—Sí —respondí y cambié el tema...
—Mamá, ¿podrías pasarme las gafas virtuales? Están en la otra habitación.
—No, no vas a ponerte eso ahora. El médico dijo que tenías que descansar.
—Mamá, es solo para hablar con mis amigos del trabajo, he quedado con ellos, saludo y listo —dije sin más.
—Iré, pero solo un rato. Estaré atenta, ehh...
Mi madre me trajo las gafas recogió la bandeja y salió de mi habitación.
Miré mi portátil y comprobé que ella había leído el mensaje.
Entré a Avis a la hora que le había dicho, la esperé en la sala de mi casa, me sentía nervioso y rabioso a la vez, era una mezcla rara que me hacía sentir frustración, por no poder bajar a la cocina y encararla a que me dijera la verdad.
Ella apareció de pronto con su avatar, el que ya sabía que era ella en 3D. Me levanté y fui directo frente a ella y le pregunté...
—¿Por qué me mentiste?
—Es difícil de explicar —murmuró en voz muy baja.
—¡No me vengas con eso, Grace! ¡Ya basta! ¿Cuándo pensabas decirme la verdad?
—Quise decírtelo muchas veces, pero no podía, se me atragantaban las palabras y me echaba para atrás.
—¿En qué más me has mentido?
En un susurró lo dijo…
―En mi edad, tú pensabas que yo era menor de edad por mi voz y te dije que tenía dieciocho, pero no, veintitrés tenía en ese momento.
Empecé a reír de los nervios y la rabia en sí...
―¿Alguna otra cosa?
—No, todo lo demás es verdad...
—Y ¿ahora piensas que te voy a creer? Cuando yo te dije mi verdad sobre mi minusvalía, tú solo dijiste que me habías mentido en el tema del trabajo, pero además pudiste también decirme sobre el resto ¿no crees? ¿Cuál era tú intención? Querías jugar conmigo, ¿verdad?
—¡No! Anthony nunca pensé en que llegaríamos tan lejos de lo que llegamos, jamás se me pasó eso por la cabeza. Quería ser otra persona en Avis, ya que podía, esa fue mi intención cuando entré a este juego.
—Eso último que me dijiste antes de irte del juego por no saber si ibas a regresar, era porque no tenías ya intención de volver, ¿verdad? O sea que jamás me lo ibas a decir, si no fuerzo este encuentro.
Se lo dije, a diferencia de ella, yo sí asumía mis verdades y mis errores.
—¿Fuerzas este encuentro?
―Grace, esa empresa que te mandó el mail no era una agencia, fui yo. Lo hice porque mi madre necesitaba ayuda... Y… Bah, ahora no importa decirte mis motivos.
En realidad, también era porque quería tenerla cerca, pero eso ahora mismo era irrelevante.
—¿Qué? Mañana me iré y ya no tendrás que soportar todo esto...
—¿Y dónde vas a ir si no conoces esta ciudad? Hice esto y me hago responsable, además mamá está contenta contigo, hazlo al menos por ella, nos ignoraremos y todos contentos.
Sin más que decirle me salí del juego, estaba todavía enfadado, pero decirle que yo también hice trampa me hizo sentir un poco mejor. Ya que de alguna manera yo también la había engañado.
Aunque su mentira superaba con creces la mía.
Pasaron los días y los dos cumplimos, no la veía, ya que solo entraba para hacer limpieza, ella era muy sigilosa y escurridiza, aprovechaba que yo estaba descansando para hacer sus labores. Mi madre que me conocía muy bien se había dado cuenta de que estaba raro, pero le decía que me dolía mucho la herida lo cual no mentía.
Habían pasado varias semanas y yo empezaba moverme de la cama a la silla tenía que hacerlo varias veces al día, era importante mantenerme activo, aunque la operación dolía muchísimo al moverme lo hacía igualmente, me quitaron el asqueroso catéter que tenía puesto para poder así tener que levantarme e ir al baño.
En el día me entretenía con mis amigos programadores que me llamaban en grupo para saber cómo iba mi recuperación e iba a mi zona de juegos y entraba a Avis, me di cuenta de que Grace había renunciado a los poderes que le di de la tienda y también de la casa.
Vladik no hacía ningún tipo de comentario al respecto, supuse que ella se lo había explicado o simplemente había inventado algo que decirle a su amigo. Algunas veces la veía conectada, pero igual que en casa nos ignorábamos.
Sin embargo, los tatuajes se vendían mucho y se habían quedado sin stock y ni Vladik, ni yo los hacíamos, decidí poner esa zona como si estuviera en obras.
Algunas veces me entretenía con Shylagirl y Tobiasnight en algunos juegos de coches o montaña.
Un sábado por la mañana escuché unos gritos en la planta baja y salí a ver qué pasaba, me dirigí con la silla eléctrica a la plataforma y bajé. Vi a Dorothy con su pie estirado en el sofá, mi madre que le tocaba el pie y pregunté...
—¿Qué ha pasado?
Mamá me miró sorprendida y dijo.
―Dorothy que se ha doblado el pie al bajar las escaleras, lo tiene hinchado la voy a tener que llevar al hospital.
De pronto la puerta de la cocina se abrió y de reojo vi a Grace con un vaso de agua en la mano que se lo entregó a Dorothy.
—¿Llamo a una ambulancia? ―preguntó Grace.
—No, la llevaré al médico de la clínica donde Anthony va. A un hospital público es peligroso por la pandemia —agregó mi madre.
―Grace, ¿podrías ayudar a Anthony en lo que necesite por si tardo mucho?
A lo que Grace respondió:
—Sí, no hay problema.
—Mamá, no hace falta, yo me apaño como puedo —agregué.
—Anthony, una ayuda siempre viene bien y lo sabes. Y más en tu estado — añadió mi madre.
Sí, ya sé que soy un minusválido, pero no hacía falta que me lo recordará.
Entre mi madre y Grace llevaron Dorothy al coche, la mujer se quejaba de dolor. ¡Esperaba que no fuera nada grave!
Iba a volver a subir y vi entrar a Grace por la puerta principal, por unos segundos nuestras miradas se cruzaron y ella rompió el silencio incómodo.
—¿Necesitas que te ayude en algo?
—No —respondí de manera cortante.
Subí a la plataforma para darle al botón y que me llevaba arriba.
―Anthony... ―Paré el botón que me disponía a darle para que me subiera y la miré―. ¿Algo que quieras que te prepare para comer?
Primero me miró, pero no soportó mucho mi mirada y se fue a un punto de la escalera y jugaba con sus dedos nerviosamente.
—Pollo con verduras y patatas —le dije.
—¡Vale! —respondió y con las mismas se fue a la cocina rápidamente.
Me fui a la habitación de juegos donde tenía mi ordenador principal, me puse las gafas y me puse a jugar a un juego de artes marciales más que nada para mover mis brazos y mantenerme activo, le quité los giros del movimiento, ya que la herida me dolía.
No sé cuánto tiempo pasó, pero me empezó a entrar hambre y cuando me disponía apagar el ordenador. Escuché la puerta, era ella que entraba con una bandeja.
—¿Comerás aquí o en tu habitación?
—Aquí —le señalé una mesa pequeña donde tenía los mandos de la Wii.
Ella puso todo encima y yo me fui acercando, olía muy bien y mi barriga sonaba de hambre.
—No te he traído nada de beber porque no sabía qué querías...
—Agua —respondí.
—Vale, voy a por el agua.
Y volvió salir, yo cogí el tenedor y degusté la comida, estaba exquisito, el pollo muy suave prácticamente se deshacía en mi boca, las patatas harinosas y bien aderezadas.
Ella regresó con una jarra de agua y un vaso, lo puso encima de la mesa. Al tenerla más de cerca, miré su rostro y sus facciones, me percaté de su nariz pequeña y fina, unos labios bien formados, su rostro redondo y sus ojos rasgados, la convertían en una chica bastante exótica.
Entonces ella levantó la mirada y me sorprendió mirándola sin reparos, lo cual hizo que diera un pequeño respingo y sus mejillas se ruborizaron.
—Sí, te hago falta me avisas… ―Lo dijo prácticamente tartamudeando...
Se disponía a irse y le dije:
—Gracias, Grace, la comida está muy rica.
Nos miramos una última vez y salió de la habitación. Sonreí ligeramente porque me gustó mucho que se ruborizara solo por el acto de mirarla fijamente.
En la noche, mi madre llegó diciendo que Dorothy tenía un esguince, por lo tanto, era una baja laboral, mi madre decidió pedirse permiso porque ella intentó que Grace estuviera conmigo, pero me negué rotundamente, ya que no iba a permitir que ella me duchara, eso para mí era demasiado humillante. De pronto mi madre dijo...
―Ya sé por qué no quieres quedarte con ella, es una chica joven, guapa y no quieres que te vea desnudo —soltó.
La miré con el ceño fruncido y le dije.
—No es enfermera y no quiero que ya me vean más mujeres desnudo solo tú y Dorothy —le dije sin más...
—Bueno y ella tampoco creo que acepte, ya que se le ve una chica muy casera, ya me entiendes ―me dijo como si yo le siguiera el rollo.
—No te entiendo, mamá. —La miré con una ceja levantada.
―Ayyy, hijo, qué difícil es hablar contigo a veces, que no creo que Grace haya estado con algún hombre en su vida. Se le ve muy reservada y además los domingos que es su día libre podría salir por ahí y pasa todo el día en su habitación.
No sé por qué, pero me vino a la mente las conversaciones picantes que habíamos tenido y lo que me dejaba hacerle a su Avi. Con mi voz la guiaba, eso hizo que mi cuerpo se estremeciera y, joder, ¿por qué pensaba en eso?
Pasaron varios días desde la última vez que la vi trayéndome la comida, ya que después lo hacía mi madre.
Estaba en mi ordenador de trabajo en la sala de juegos y escuché la puerta, era ella que tenía en sus manos un portátil.
Tenía sus ojos hinchados, notoriamente de que había estado llorando y muy nerviosa.
—¿Qué pasa, Grace?
La miré con preocupación...
—Anthony, ellos quieren que les dé información de ti.
Sus ojos se empezaron a cristalizar y yo no podía estar más confuso por la situación.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Ryuk.

Anthony

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Anthony.
















AVIS Where stories live. Discover now